Román Felones. Allí trabaja todavía su hijo Carlos, que publicó en el ya lejano 1989 Emigración navarra del Valle del Baztán a América en el siglo XIX. Y, en ese mismo archivo, Raquel Idoate, su nieta, ha consultado el 90% de las fuentes utilizadas para realizar su tesis doctoral, leída el año pasado en la UPNA, y convertida en el libro objeto del presente comentario.
Pero el tiempo no ha pasado en balde. Por un lado, el viejo archivo de la calle San Ignacio, pionero en su época y ya viejo e insuficiente después, ha dado paso a la espléndida realidad en fondo y forma del nuevo Archivo General rehabilitado por Moneo. Y por otro, las visiones anteriores, beneméritas pero parciales, han experimentado un significativo aumento, consecuencia de los fastos del 92 y el Segundo Congreso General de Historia de Navarra. Pero faltaba un estudio que permitiera una visión más global del fenómeno migratorio de acuerdo a las pautas académicas propias de una tesis doctoral: minuciosidad, rigor, estudio de las fuentes y conclusiones globales. Esta es la tarea acometida por Raquel Idoate, de la que me gustaría resaltar cuatro aciertos básicos.
El primero, el alcance de la investigación. Acotar a la Navarra Atlántica el estudio, le ha permitido consultar la ingente cantidad de protocolos notariales procedentes de las notarías de Bera, Etxalar, Goizueta, Ihaben, Leitza, Lekumberri, Lesaka, Lizaso y Santesteban con sus áreas respectivas, y exprimir todas las facetas del proceso migratorio.
El segundo, la riqueza de las fuentes utilizadas. Los fondos de los protocolos notariales conservados en el AGN son inmensos, pero la autora no se ha contentado con ellos. Los ha complementado con otros archivos, bibliotecas y museos, una amplia hemeroteca, además de la bibliografía y otras fuentes complementarias. Un ingente material del que el historiador está obligado a sacar una buena cosecha.
El tercero, la pertinencia de las preguntas formuladas y la claridad de las respuestas. Las preguntas de interés se suceden sin interrupción, dando lugar a capítulos muy jugosos: ¿por qué emigraron?, ¿quiénes eran?, ¿cómo emprendían el viaje?, ¿qué empresas se encargaban del traslado?, ¿cómo eran las condiciones del viaje?, ¿qué vínculos quedaban con su tierra natal?, ¿qué huellas nos quedan de la emigración? Todas ellas reciben las pertinentes respuestas, trufadas de nombres propios, datos personales y contextos adecuados.
El cuarto, la relación de emigrantes. Como la historia que nos cuenta Raquel Idoate es de carne y hueso, pegada al terreno, muy en línea con la trayectoria de su director de tesis Ángel García-Sanz, casi un tercio del libro lo componen los nombres de más de 4.000 navarros emigrantes de los que se citan los nombres y apellidos, su lugar de origen, el destino y el año en que está registrado el documento.
El balance final es francamente satisfactorio. El texto nos permite acompañar al emigrante y revivir sus trabajos y sus días. Y todo ello con un lenguaje asequible, lejano de la tantas veces adusta prosa académica.
El libro nos deja, además, un mensaje claro y muy actual. En una época de crisis como la presente, donde la tendencia a recluirnos y olvidar a los que llegan se hace patente, el estudio de Raquel Idoate nos devuelve la imagen de lo que fuimos: un pueblo de emigrantes que tuvo que expulsar a una buena parte de sus hijos a la búsqueda de una vida mejor. Convendría no olvidar las enseñanzas de la historia.
Enhorabuena a ella y a sus allegados.
Titulo: Emigración de la Navarra Atlántica a América (1840-1874)
Autora: Raquel Idoate Ancín
Editorial: Caligrama
Páginas: 530 páginas
Precio: 29,95 (18,99 en ebook)