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Iban Gorriti. Los libros son trampolines que permiten una nueva vida a figuras clave que -por una razón o sin ella- han sido relegadas a un segundo plano en la historia. Este es el caso de Euskadi, la guerra antes del Estatuto. Pedro de Basaldua.La referencia bibliográfica es una obra firmada por aquel jeltzale que fuera delegado vasco en Argentina y, previamente, secretario del gobernador civil de Bizkaia, así como importante asistente del lehendakari Aguirre. Se cumplen, además, cuarenta años de que fuera requerido por el PNV a su retorno de Argentina a Euskadi para ser candidato del partido en Madrid en 1977, deseo que les fue denegado.

La presentación del volumen corre a cargo de Josu Erkoreka e Iñaki Anasagasti. El exsenador jeltzale reivindica a su compañero. “Basaldua es un hombre a recuperar. No solo por haber estado presente como secretario del gobernador civil de Bizkaia y del lehendakari Aguirre, sino por su protagonismo en el exilio, en Argentina, en la democracia cristiana y en el mundo literario. Sus visitas los fines de semana a los Centros Vascos fueron decisivas”, enfatiza.

Anasagasti pone la lupa en un detalle que puede haber pasado inadvertido en el transcurrir de las últimas décadas del siglo XX. “Cuando Basaldua vino a Euzkadi qusimos incluirlo en la candidatura del PNV a Madrid en 1977, pero no pudo ser por su nacionalidad argentina”, desvela, y subraya sus dones: “Era un gran escritor, un gran orador y un hombre entregado a la causa vasca. Lástima que no pudo terminar su libro sobre la vida en el Carlton en tiempo de guerra y otro sobre el lehendakari Aguirre al que había conocido como secretario particular”.

Pero, ¿quién era Pedro Basaldua Ibarmia? Nació en Barakaldo el 15 de abril de 1906, en la calle Portu, a la vera de los Altos Hornos. Sus primeras letras las aprendió en el colegio de las Hermanas de la Cruz y prosiguió su aprendizaje en Salesianos. Ya entonces tuvo sus primeros contactos con el batzoki, que por entonces estaba en la calle que vivía. El bachillerato lo acabó en el colegio San Bernardo de Donostia. Estudió Comercio con los Maristas en la Plaza Nueva de Bilbao.

Al proclamarse la República en 1931, con 25 años pronunció su primera conferencia en el barrio San Vicente, de Barakaldo. En adelante prodigó su tarea de propagandista del PNV, bien como orador, redactor o polemista. El vizcaino fue redactor en los semanarios y periódicos nacionalistas de la época. Por diversos artículos escritos en el semanario Jagi-Jagi tuvo 22 procesos judiciales, lo que le llevó a la cárcel de Larrínaga en 1933. “Basaldua fue el primer redactor patriota encarcelado”, destaca Anasagasti.

Cuando se produjo la escisión en Jagi-Jagi ingresó en Mendigoizale Aberkoi Batza, creado por el PNV, y fue nombrado director de su semanario Aberri desde su fundación. En 1934 ingresó de nuevo en prisión por una campaña de los alcaldes vascos. Colaboró, además, en el diario Euzkadi, órgano del partido en Bilbao. Escribió editoriales y formó parte del consejo político del periódico.

Tras el golpe franquista de julio de 1936 acudió de inmediato a la sede del Bizkai Buru Batzar en Bilbao. Allí le comunicaron que se le designaba, junto con Eliodoro de la Torre y José Luis Irisarri, para representar al partido en el Gobierno Civil de Bizkaia.

“Eran los días de la Junta de Defensa, de las prisas, la incertidumbre y una cierta desorganización”, contextualiza Anasagasti. Por trato asiduo, el gobernador Echevarría Novoa le rogó que accediese a ser su secretario particular. Consultando al partido, accedió. Así, el histórico 7 de octubre de 1936 se encontraba en la Casa de Juntas de Gernika como secretario del gobernador civil en la ceremonia de juramento o constitución del Gobierno de Euzkadi. “Momentos antes de comenzar el acto Aguirre le pidió que continuase como secretario particular suyo”, enfatiza Anasagasti. Colaboró con el lehendakari hasta su muerte en 1960. El propio Basaldua le rendía honores: “Fue una figura fuera de serie;nuestro pueblo hoy todavía no conoce bien lo que supuso la pérdida de este hombre”.

Al ser ocupado todo el territorio vasco por los golpistas en agosto de 1937, Basaldua se retiró con Aguirre a Santander. El EBB le dio orden de que Aguirre salvase la vida. Basaldua pasó con el batallón de la Ertzaña que escoltaba al lehendakari a reunirse con el grueso del Ejército vasco a Santoña. Allí fue instado a evacuar. La avioneta consiguió hacer cuatro viajes desde Laredo a Biarritz. Él voló en el tercero. De Biarritz, Aguirre, con Basaldua, voló a París, y de allí a Catalunya hasta final de la guerra cuando volvieron a París. Al ser Francia ocupada por los nazis, Basaldua consiguió pasar de Marsella al norte de África y marchar a México en una dramática travesía marítima. “En Veracruz, el recibimiento fue apoteósico”, enfatiza Anasagasti.

En calidad de representante del Gobierno de Euzkadi, el de Barakaldo trató con numerosos jefes de gobierno y presidentes de República. Estuvo presente en la ceremonia de toma de posesión del Presidente Frei en Chile, “al mismo nivel que la representación franquista de España”. Trabajó en la coordinación de centros vascos de América: ayudas económicas a la resistencia vasca, contactos diplomáticos, divulgación y mantenimiento de la conciencia patria. Y escribió, al menos, trece libros, como Sangre en la mina (1937), El dolor de Euzkadi (1938), En defensa de la verdad (1956) o este volumen titulado Euskadi, la guerra antes del Estatuto. “Basaldua es un testigo directo y fuente de primera mano, miembro de una generación que en plena juventud supo dar la talla”, le reconoce Anasagasti a quien falleció en 1985 en Buenos Aires.