Enrique Martínez Villar / Ciudad de México. Cuando la FIFA en 1964 le otorgó a México la sede de la Copa del Mundo de 1970 por encima de Argentina, Ignacio Basaguren estaba muy alejado del futbol, pues pertenecía a una orden jesuita dentro de un convento, del que salió por el ánimo de probar sus dotes como futbolista, los cuales eran muy buenos de acuerdo a los comentarios de sus compañeros.
“Cuando yo supe que iba a haber un Mundial en México yo era religioso y estaba en un convento, no tenía ni el menor interés ni tampoco sospechaba que yo pudiera jugar un Mundial porque no estaba en programación”, relató el exdelantero en entrevista con Mediotiempo.
“Yo no me acerqué al futbol por el Mundial. Yo estaba en otro mundo, con otras pretensiones e ideales pero resultó que yo salí de la compañía de Jesús por razones ajenas al futbol”.
El Fraile, como era conocido el delantero atlantista, recordó que cuando tenía 16 años y jugaba en el Centro Vasco con personalidades como Manuel Lapuente y Vicente Fox, fue cuando se dio cuenta que podría encontrar una posibilidad como profesional.
“Yo jugaba muy bien al futbol, lo practiqué desde niño”, relató. “Me fui a probar para ver si era tan bueno como me decían”.
JUGÓ EL MUNDIAL CON SOLO TRES AÑOS COMO PROFESIONAL
Con 23 años de edad, Basaguren comenzó su andar en el balompié profesional con el Atlante, club con el que debutó en 1967. Al siguiente año se ganó la titularidad con los Potros, lo que hizo que fuera visoreado para ser llamado a la Selección Olímpica.
Mi primera alineación como titular fue el 10 de marzo del 68, después en julio me llamaron a la Selección Olímpica a probarme, así que fui candidato a la Selección y todavía ni siquiera tenía tres meses de titular”, comentó.
“Jugué en los Olímpicos de México 68 por encima de jugadores como Juan Dosal que había estado en casi todo el proceso desde los Panamericanos de Winnipeg, Canadá, donde México fue campeón”.
Con tres años como profesional fue considerado por Raúl Cárdenas para integrar la Selección Mexicana que se preparó para jugar la Copa del Mundo desde enero de 1970, que el próximo domingo cumple 50 años de inaugurada.
“Después de los Olímpicos yo regrese a ser el discretísimo jugador del Atlante y para ir al Mundial me llamaron en enero del 70 y pasé todos los recortes que hubo y puedo decir que pude jugar unos Juegos Olímpicos y un Mundial”.