Alexis Algaba. Canadá no es el principal destino comercial para las compañías vascas. Y posiblemente, por población y mercado, nunca aspire a serlo. Sin embargo, el tratado comercial firmado entre la UE y el país norteamericano (CETA) abre un abanico de posibilidades tanto para las exportaciones como para las inversiones. El embajador canadiense en España, Matthew Levin, anima a las compañías vascas a explorar el potencial de Canadá y recuerda que la relación con Euskadi viene de siglos atrás.
-En el siglo XVI ya había una gran cantidad de vascos navegando cerca de Terranova en busca de ballenas. ¿No estoy muy equivocado si afirmamos que la relación comercial entre Canadá y Euskadi ha cambiado mucho en casi cinco siglos?
-Por supuesto que ha evolucionado mucho. Pero es interesante entender que el concepto de comercio internacional y el beneficio que eso suponía no es nuevo. A veces da la impresión de que la globalización es algo nuevo, pero podemos remontarnos a esos años para darnos cuenta de que ya había movimientos hace cinco siglos aunque la interacción globalizada sea algo más novedoso. El concepto no es nuevo y nosotros celebramos mucho el hecho de que tomando nota de la importancia del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá, sus raíces profundas se encuentren hace 500 años en esos viajes de balleneros. Realmente ese comercio del aceite de ballena es la primera demostración del beneficio de ese tipo de comercio.
-¿Cree que la relación comercial de Canadá con el País Vasco es más intensa por esa raíces que con el conjunto de España?
-La relación con Euskadi es un componente muy importante. También tenemos una conexión importante con Cataluña y con la Comunidad Valenciana. Es evidente que aunque midamos la relación entre países, la que mantiene Canadá con el País Vasco es más especial por distintas razones, entre ellas la histórica. Incluso si desagregamos las cifras de inversión de empresas, supone una parte importante de la relación en el conjunto entre España y Canadá.
-Por peso de la industria en el PIB, innovación y tecnología y bienestar, Canadá coincide en buena medida con Euskadi. ¿Se podría decir que todavía está por explotar o profundizar la relación comercial entre ambos?
-No hay duda de que el CETA sirve y servirá para profundizar en las relaciones. Lo primero de todo es ver al firmante como socio. Lo que ha pasado entre Canadá y España es que no nos hemos identificado tradicionalmente como un socio prioritario. Hay relaciones buenas y de aprecio pero no nos hemos visto como socios naturales por cuestiones de historia y geografía. Ese acuerdo nos ayudará, sobre todo en sectores privados, a pensar más en oportunidad y observar las ventajas particulares que tiene el otro como socio comercial, lugar de destino de inversiones, cooperación en I+D...
«Ya existe una base sólida de relación con Euskadi sobre la que tejer una interacción mayor»
-Euskadi ya tiene relaciones comerciales importantes en la actualidad con Canadá.
-Es cierto. Grandes empresas vascas están presentes en Canadá, como Iberdrola, y de nuestro país aquí también, como Bombardier. Y eso que nuestro país no tiene un tejido de empresas grandes.
-Un tejido similar al vasco, compuesto esencialmente por pymes.
-Exacto. Un 85%-90% del tejido empresarial lo componen las pymes en Canadá también. Por tanto, yo creo que ya hay una base sobre la que construir una relación mayor con Euskadi. Si hablamos de sectores, creo que es muy interesante el de la automoción, y eso que durante la negociación no habíamos contemplado que tuviera tanto potencial. Canadá como España es un país importante para la industria del automóvil, pero no tenemos ninguna marca nacional. Pero para nuestra sorpresa hemos visto que ese sector tiene potencial de oportunidad. Y Euskadi, con un sector pujante, va a disfrutar de oportunidades en la automoción. Y también beneficiará al sector agroalimentario, ya que los aranceles se irán relajando.
«Estamos viendo que el acuerdo tiene mucho potencial para el sector de la automoción»
-Ha advertido ante las empresas guipuzcoanas que ahora es el momento de que las compañías se beneficien y pongan en valor el acuerdo con inversiones o exportaciones. ¿Cómo valora los primeros meses desde la entrada en vigor del tratado comercial entre la UE y Canadá?
-La respuesta por parte de las empresas españolas está siendo impresionante. Nos ha señalado el ICEX que las solicitudes de información por parte de las empresas por Canadá se han disparado. Y en cifras de transancciones también se está notando ese aumento. Solo en el sector agroalimentario, las transacciones hacia Canadá desde noviembre han aumentado entre un 30% y un 50%. La respuesta ha llegado antes de lo que esperabamos. Y en el campo de las inversiones, estamos viendo mucho interés por parte de compañías privadas canadienses que ven a España como plataforma de acceso al mercado de la UE, y viceversa. Canadá tiene la ventaja de tener una extensa red de acuerdos de comercio privilegiado, con tratados como el Nafta, con la UE, ahora también con Asia. Los mercados a los que tenemos ese acceso especial representan dos tercios del PIB mundial. Y si a eso le sumas la relativa facilidad de establecer operaciones en Canadá, con beneficios fiscales del gobierno para promover esa inversión, representa una opción interesante.
-En una situación compleja como la que se puede estar viviendo en Estados Unidos o México por las decisiones comerciales y políticas de Trump, ¿cree que las firmas vascas pueden aprovechar la estabilidad canadiense para instalarse allí como plataforma para atender al continente americano?
-Seguramente. Canadá, a nivel global es el noveno país más importador del mundo, pero para España es solo el mercado número 28. Hay un espacio para hacer mucho más. Muchas empresas realizan un estudio para instalarse y atender al mercado estadounidense y deciden hacerlo. Y están funcionando muy bien porque desde allí pueden atender a un mercado como el estadounidense de 330 millones de personas. En casos concretos en los dos últimos años, el 70% de las ventas de algunas firmas que se han instalado en Canadá se dirigen a EE UU. Entonces, es un modelo que puede funcionar muy bien.
«Favorecemos la apertura económica, no entendemos que se construyan barreras»
-Hay muchas firmas vascas, sobre todo en el sector de la automoción, que fabrican en México para Estados Unidos. La puerta canadiense está abierta para ellas si la situación se vuelve a complicar.
-Nosotros no queremos vernos en la tesitura de que la relación entre México y EE UU se complique. Valoramos muchísimo la relación que tenemos con ambos países y ahí seguimos dando pasos en las negociaciones del Nafta. Estados Unidos sigue firme en conseguir mejores condiciones pero en los últimos meses notamos que ha habido avances y seguimos comprometidos y confiados en que el resultado puede ser bueno.
-¿Entiende que desde el exterior se contemplen como prácticamente antagónicas las figuras y políticas de Trudeau y de Trump?
-Nuestra posición sigue siendo clara. Favorecemos la apertura económica y seguimos comprometidos con ello porque ha beneficiado a la propia economía nacional. Yo creo que hay una lógica en el proceso de integración económica que va a terminar prevaleciendo. La realidad de Nafta en los 25 años de experiencia ha sido sumamente positiva para los tres países firmantes en términos de crecimiento, empleo o inversiones. Y esos resultados van a acabar prevaleciendo en las decisiones de los gobiernos. Nuevas barreras a esa integración no van a llevar a beneficios en ningún sector de la población de los tres países.
-¿Comparte las voces críticas hacia Trump que señalan que empezar una guerra comercial ahora o abogar por el proteccionismo carece de sentido?
-Por supuesto. Y realmente la historia es elocuente. Cada vez que ante distintos tipos de desafíos nos hemos replegado, los resultados han sido negativos. El impacto más importante, además, cae en los sectores más vulnerables de la sociedad. Por eso valoramos el acuerdo entre Canadá y la UE también en ese sentido. Es una declaración de confianza entre ambas sociedades. Siendo dos socios que compartimos tanto nuestra visión del mundo, solo podemos beneficiarnos de esa integración. No quiere decir que no haya costes en algunos sectores, pero el resultado total nos hace superar esos costes, mitigar el impacto y salir reforzados como sociedad.
«Trudeau sigue de cerca el tema catalán y estima que la diversidad y la unidad son el mejor camino»
-En lo que respecta a los principios de diversidad e inclusión que abandera el primer ministro, ¿cree que podría funcionar un mensaje como el que transmite Trudeau en una sociedad tan fragmentada actualmente como la catalana?
-El primer ministro sigue muy de cerca el tema de Cataluña y por experiencia en una realidad similar con un sector independentista, lo seguimos con interés. Pero tampoco queremos entrometernos porque es una cuestión interna de España y Canadá tiene una relación excelente con España. Trudeau recordaba que cuando su padre era primer ministro y otros países se pronunciaban sobre la realidad de Quebéc, esas palabras no resultaban muy útiles, por eso, prefiere ser prudente. En situaciones parecidas siempre hemos dicho que unidos somos más fuertes y se puede perfectamente respetar la diversidad siendo países unidos.
-¿Valoran también la singularidad de Euskadi?
-Sí, claro. Nos parece que el Gobierno Vasco ha encontrado una manera pragmático-constructiva de tener su espacio en una España unida.
«Trudeau puso como objetivo acoger 25.000 refugiados y van 40.000»
Alexis Algaba. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, cumple su tercer año en el cargo y ha impulsado una imagen más moderna del país.
-¿Cuál ha sido la mayor aportación realizada por Trudeau a la imagen de su país?
-Yo siento que Canadá se ha visto beneficiada de una imagen positiva en Europa desde la llegada de Justin Trudeau. Algunos de los temas en los que él ha insistido mucho han coincidido con debates importantes en Europa y por ello se ha notado más su implicación. Por ejemplo, durante la campaña Trudeau hizo una promesa para acoger a un número determinado de refugiados sirios. Y una vez elegido, lo primero que hizo fue dar instrucciones para poner en marcha un programa acelerado para recibir a estas personas. Se puso un objetivo de 25.000 refugiados acogidos en un espacio corto de tiempo y actualmente Canadá ya ha recibido entre 40.000 y 45.000 refugiados sirios.
-España se comprometió a acoger a 17.000 y creo que no se ha superado ni una décima parte.
-Dejando a un lado las cifras, la intención de Trudeau era la de transmitir que el problema no era solo europeo, sino global. De expresar solidaridad y compromiso para ser parte de la solución.
-También es conocido el Trudeau feminista, el que ha implementado modelos de paridad en su Gobierno.
-Desde un inicio el primer ministro se declaró abiertamente feminista y repartió su gabinete al 50% entre hombres y mujeres. Puede ser algo simbólico sí pero es muy importante. Canadá preside en pocas semanas la cumbre del G7 en Quebéc y el tema de la equidad de género ha sido colocado como central y transversal en la agenda. No pretendemos dar lecciones a nadie pero sí queremos que haya debate. Generalmente las empresas con mujeres en sus puestos directivos, tienen más éxito.