José V. Merino, M. Álvarez, Ana Barandiarán y José M. Camarero / Donostia-San Sebastián. Cuando todo parece ir bien, de nuevo el sobresalto. Y de nuevo desde lejos, aunque la economía globalizada hace que todo parezca y sea muy cerca. Irán y Argentina no son zonas prioritarias para la economía vasca, y los modestos datos así lo certifican. Pero lo cierto es que allí se juegan muchos intereses, en particular en el país persa, ahora mismo una de las áreas con mayor proyección mundial por albergar unas impresionantes reservas de petróleo y gas y donde según las previsiones se invertirán 500 billones de dólares hasta el año 2025; esto es, pasado mañana.
La reacción oficial desde el País Vasco fue moderada y, por ahora, nadie aprecia un peligro inminente derivado de la solicitud del Gobierno argentino al FMI para que rescate su moneda; ni tampoco de la decisión de Trump de dejar en el limbo el acuerdo nuclear con Irán. Pero tanto empresas como Gobierno Vasco hacen votos por que las cosas no vayan a más.
Tubacex considera garantizado este año el megacontrato con Irán
Irán, hasta el levantamiento de las sanciones uno de los integrantes del 'eje del mal', es ahora uno de los países objetivo para el País Vasco y el foco de una de sus empresas punteras, Tubacex. Euskadi ya ha desplegado varias misiones comerciales en la zona -la última en noviembre pasado, con una veintena de empresas de distintos sectores-, entre las patrocinadas por las Cámaras de Comercio y el propio Ejecutivo autónomo. Las instituciones entienden que para una economía como la vasca, «con empresas industriales del más alto nivel tecnológico, supone un excelente mercado al que suministrar equipos e instalaciones de alto valor añadido». El principal problema es la financiación, ya que la mayor parte de los grandes bancos occidentales con intereses en EE UU mantienen una posición conservadora y prefieren no operar abiertamente con Irán para no comprometer sus intereses en Norteamérica.
Como sucede con el otro país en el ojo del huracán, Argentina, las relaciones económicas para Euskadi son magras: las exportaciones apenas llegan a los 103 millones de euros -son el 0,4% del total de las ventas de Euskadi al exterior- y las importaciones, a 4,6.
Los principales productos de la exportación son los tubos sin soldadura, que suponen el 20% de todo lo que se vende, seguidos por las válvulas, con un 8%. Esto es, materiales ligados al petróleo y el gas, la actividad que más había sufrido por el embargo a Irán debido a su programa nuclear.
Serralle, de Azkoitia
Entre las empresas vascas con intereses en Irán se encuentra Tubacex, además de otras como la también firma tubera Tubos Reunidos, o el grupo siderúrgico de Azkoitia Serralle, que en pleno período de sanciones mantuvo su presencia en el país persa. Su especialidad es la entrega llave en mano de soluciones completas para acerías: hornos, trenes de laminado o líneas de corte y procesamiento de bobinas.
Tubacex firmó hace casi un año en Teherán el mayor contrato de su historia, valorado en 556 millones de euros, para suministrar tubos destinados a la extracción de gas del lecho marino y para transferir conocimiento técnico a Irán. El producto será primero suministrado directamente desde España y la intención es que, de forma gradual, la producción y la inversión se localice en territorio iraní. Culminaba así una larga negociación que la firma había iniciado en 2015. En Tubacex, que al menos ya ha hecho un envío de material por barco a Irán, la noticia ha sido acogida con una tranquilidad relativa. Considera que hay dos 'escudos' que le permiten mantener por ahora la calma. Por un parte, la posición de la UE, que mantiene su apuesta por el acuerdo con Irán. Y por otro que, dentro de la indefinición habitual en las decisiones del presidente norteamericano, disponen según sus informaciones de un plazo de seis meses para ver cómo evoluciona la situación.
El Gobierno Vasco también mantiene la «calma», aunque ayer, el viceconsejero de Industria, Javier Zarraonandia, constató que la decisión de romper el acuerdo nuclear va a «complicar la posibilidad de trabajar» en Irán. En relación a los contratos que empresas vascas como Tubacex tienen firmados con ese país, agregó que «son importantes, están firmados y ahí están», aunque admitió que de cara al futuro «parece que todo se complica».