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Garikoitz Mendizabal, concertista zestoarra: “El txistu todavía es un gran desconocido en muchos aspectos” (Deian)

2016/02/15

El txistulari guipuzcoano Garikoitz Mendizabal actuará el próximo domingo como solista en el famoso Belozersky Palace de San Petersburgo.

Lotura: Deia

 

A. Garmendia/Bilbao. Garikoitz Mendizabal (Zestoa, 1973), actual director de la Banda Municipal de Txistularis de Bilbao, es el máximo exponente del txistu. El artista ha tocado con las orquestas sinfónicas de Bilbao y Euskadi y con la Chun Cheon y Gyonbook Philarmonic Orchestra de Corea del Sur, entre otras, gracias a su trabajo Txistu Symphonic. En su labor de dar a conocer este instrumento en el extranjero, y tras tocar el pasado miércoles en el Teatro Monumental de Madrid, el músico actuará el próximo domingo en el famoso Belozersky Palace de San Petersburgo, donde estará acompañado de la Orquesta Sinfónica de esta ciudad rusa.

El pasado miércoles tocó en el Teatro Monumental de Madrid, ¿cómo fue la experiencia?

-Fue muy bien, tuve sensaciones y emociones muy bonitas. El sitio es muy emblemático y, además, acudió mucha gente de la comunidad vasca que vive en Madrid. Fue emocionante y, sobre todo, la reacción del público fue muy calurosa y potente. En los conciertos intento transmitir el potencial interpretativo que tiene el txistu. Cada recital lo vivo diferente y todavía no me acostumbro a que la gente aplauda y aplauda, es realmente emocionante.

¿Espera el mismo recibimiento en San Petersburgo el próximo domingo?

-Sí, pero estaré en mayor soledad. San Petersburgo es una experiencia inédita, por la orquesta con la que tocaré, que es de primer nivel mundial, y por la acústica de la sala. Es muy importante que el txistu se dé a conocer, en eso estamos de acuerdo todos, pero que se escuche en esa sala, con esa orquesta y que suene música vasca es una gran noticia. Me sentiré solo, pero sé que cuando haces música nunca estás solo; estás tú con tu instrumento. Espero que en San Petersburgo vean las ventajas del txistu y reaccionen bien.

¿Le impone ser el solista?

-No, es una sensación que me gusta. Ya desde el año 1994, cuando terminé mi carrera en el Conservatorio Superior de Música de Donostia y toqué a nivel de Euskadi como solista, la sensaciones me empezaron a gustar. Estás como en un alambre de circo, entre que te caes o te mantienes, porque cuando tocas este tipo de repertorio corres riesgos, pero me gusta. Ahora hago un poco de todo y mi registro es mayor, pero disfruto estando solo con el instrumento delante del público.

Este concierto tiene como protagonista el txistu y tocará arreglos de obras vascas, ¿este instrumento y nuestra música deben ir siempre de la mano?

-En los últimos años estoy intentando transmitir que el txistu es un instrumento musical como lo son otros. Evidentemente es muy cotidiano en Euskadi, ya que lo asociamos con infinidad de actos musicales y sociales que celebramos aquí, pero en realidad es un instrumento musical más. La discografía que yo he hecho en los últimos años se puede traducir en el disco Sosegua (2009), en el que entro de lleno en las vivencias interiores que he experimentado con la música y en el que muestro la enorme variedad de emociones que es capaz de generar el txistu. Creo que, en el siglo XXI y con las posibilidades que tiene, es necesario indagar y explorar más sobre este instrumento.

El director Unai Urrecho, que estuvo el año pasado en Rusia, fue el que propuso que este año hubiese un txistu en el concierto de San Petersburgo.

-Exacto, es un joven de Arrasate que hizo sus estudios de dirección de orquesta en Polonia y que ahora dirige la Hwaseong Festival Orchestra, en Corea del Sur. Creo que tiene mucha tarea por delante y yo me encuentro muy a gusto con él, empatizamos muchísimo, y fue él quien me dio la posibilidad de estar en San Petersburgo. Él vuelve otra vez allí porque el año pasado gustó muchísimo su trabajo, y que ahora el txistu suene allí es una gran noticia.

Ganó los dos primeros premios en el Concurso de Txistularis del País Vasco y primer premio en el Certamen de Bandas de Txistularis. ¿Reconocemos suficientemente el valor de este instrumento y a sus músicos?

-A los premios no les doy tanta importancia. El txistu está muy reconocido, pero creo que en algunos aspectos es un gran desconocido, y no solo en el extranjero, en Euskadi también. Todavía hay gente que se sorprende con el proyecto Khâmi, en el que mezclamos las raíces de la música popular vasca con sonidos de otras regiones, o cuando el txistu aparece como solista en una orquesta. Quizás los txistularis no hayamos sabido vender bien su protagonismo, o puede que el motivo sea que esa situación se da hace relativamente poco. El público todavía se sorprende en algunos momentos con el txistu, y eso quiere decir que todavía tenemos que hacer más por él, ya que es un instrumento bien desarrollado y con un potencial interpretativo impresionante.

Fuera de nuestras fronteras el txistu es un completo desconocido, ¿cómo lo perciben en el extranjero?

-Les produce una curiosidad tremenda y se sorprenden muchísimo de que con tan solo tres agujeros se puedan sacar tantas notas y tan bien afinadas y, sobre todo, de que se puedan interpretar tantos estilos diferentes. Es normal que se asombren. En el mundo es habitual encontrar otros instrumentos que no están tan desarrollados, o con los que los instrumentistas no pueden tocar muchas piezas porque cada uno está fabricado de una manera, aunque hay excepciones, como el flabiol catalán.

¿Tocando el txistu también quiere promocionar otros aspectos de nuestra cultura?

-Sí, ese es también el leitmotiv que me gustaría llevar a cabo, aparte de la satisfacción personal de hacer lo que sé y transmitirlo. También pretendo hacer país. Intento salir fuera y hacer de embajador de nuestra cultura, en este caso en los circuitos potentes a nivel musical, orquestal y de bandas. En donde se me de la oportunidad quiero hacer oír el txistu.

Con su proyecto ‘Txistu Symphonic’ ha viajado por todo el mundo tocando este instrumento, ¿ha cumplido un sueño?

-Sí, cuando en 2010 me propuse llevar a cabo este proyecto pensaba que tenía cierto recorrido, pero no todo lo que ha venido después. La experiencia está siendo muy agradable, pero yo le debo mi día a día a la Banda Municipal de Txistularis de Bilbao. Siento mucho orgullo de ser su director; mi día a día esta aquí en Bilbao, aunque mi vocación también es la de seguir sacando el txistu fuera.

Tras San Petersburgo, ¿tiene alguna cita más cerrada?

-La Orquesta Sinfónica Verum me ha propuesto dos conciertos, uno en Madrid y otro en Castilla la Mancha, pero serán en otoño. Este año va a ser muy bonito porque va a haber también muchos conciertos de fusión de estilos junto a Khâmi. El año pasado fue productivo en cuanto a discografía, por lo que este año vamos a estar tocando mucho en directo.

¿Qué futuro le augura al txistu?

-Es un instrumento cotidiano que no va a desaparecer nunca. Nunca es nunca. Es muy nuestro y está por todos los lados. Creo que en el futuro el txistu será imprescindible y estará muy presente. Sería bueno que la gente conozca toda la gama de txistus que hay y las posibilidades que tienen todos ellos, y con el tiempo espero que podamos conseguirlo.



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