Elisenda Pons. Desde su creación, en 1923, el hogar navarro ha estado ubicado en un sinfín de lugares. En aquel entonces empezó llamándose Hogar Vasco-Navarro y se convirtió en un punto de encuentro para los navarros que emigraron a Barcelona. "Al principio había unos 50 socios que se reunían y jugaban a cartas, sobre todo al mus", cuenta Koldo Larrea, presidente de la entidad. Dos años después, el número de socios superó los 600. "Se pagaba una cuota mensual de dos pesetas y los sábados y domingo había baile", recuerda Larrea.
Mujeres socias en 1940
La rambla de Santa Mònica, la calle Ample, la de Portaferrissa y la Travessera de Gràcia fueron algunos de los emplazamientos de la asociación. En 1933 tuvieron lugar varios intercambios culturales con otras casas regionales y se creó un grupo de teatro. No fue hasta 1940 cuando se constituyeron oficialmente los estatutos de la entidad, aunque esta ya llevaba en pie casi dos décadas. "A partir de entonces se permitió que las mujeres se hicieran socias", destaca Ángel Osés, quien, a sus 83 años, es uno de los socios más antiguos de la entidad.
En los años 60, los socios volvieron a movilizarse para encontrar un espacio amplio en el que establecerse. "Era un huerto de flores, un invernadero", recuerda Osés. El 25 de diciembre de 1970, la asociación abría sus puertas en su actual ubicación.
Como en Pamplona
Las excursiones y las celebraciones también están a la orden del día. Como era de esperar, los Sanfermines son el plato fuerte y la entidad los celebra como si estuvieran en Pamplona. "Hacemos el chupinazo, simulamos un encierro con niños y un toro de mentira y entregamos pañuelos a personas que han colaborado con nosotros", cuenta José Navarro, responsable de atención al socio.
Para Sant Jordi y para el 3 de diciembre, Día de Navarra, también llevan a cabo distintas actividades. Incluso cuentan con un grupo de música propio, Otxote Mendiko. "Actuamos tres o cuatro veces al año en otras casas regionales e incluso lo hemos hecho en Argentina y Chile", afirma Larrea con orgullo.
Pelota vasca femenina
Y el frontón, que los propios socios construyeron, es uno de los atractivos de la entidad. A diario se llena de aficionados como Óscar Toro, de 42 años. "La pelota vasca es el mejor juego que hay y exige de mucha concentración", sostiene Toro.
La entidad organiza campeonatos sociales de pelota vasca, así como los de la Federación Catalana de Pelota y promociona este deporte entre las mujeres. "El primer torneo de pelota femenino se hizo aquí", explica el presidente. A este deporte se unen cursos de cocina y guitarra. "También vamos a crear una escuela de jotas este curso", concluye Larrea.