Marta Esnaola/Deia. Gracias a contactos que tenía en China, el artista y experto en arte Carlos Catalán coincidió con un grupo de inversores que estaba interesado en obras europeas. De este modo, contactó con los cuatro artistas, que a la vez son profesores de Bellas Artes en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). En noviembre, Catalán, Adolfo Ramírez, Jabier Villarreal y su mujer y también pintora Ángela Moreno pusieron rumbo a China. Lo primero fue elegir las obras que iban a llevar. “Desconocíamos el tema de permisos, por lo que elegimos las piezas que se podían transportar en avión y que más facilidad tenían de pasar la aduana”, explica Villarreal, quien llevó una decena de obras, al igual que Morras y Ramírez. Idoate seleccionó un mayor número de trabajos, pero de menor tamaño.
En la feria, cada uno de los pintores vascos disponía de un stand de tres paredes de seis metros, por lo que pudieron colocar las obras a su antojo. “Ha gustado mucho nuestra pintura, pero no todo ha gustado de la misma manera ni a la misma gente”, apunta Villarreal. En los nueve días que duró el viaje, tuvieron la oportunidad de contactar con gente de todo tipo, desde empresarios hasta personas de la Academia de Pintura de la ciudad y profesores de la universidad. “A algunos les atraía la pintura más expresionista y a otros les gustaba la que se acercaba a la fotografía”, agrega, aunque señala que las críticas en general han sido muy positivas. El artista se ha sorprendido por lo expresivos que han sido los chinos con ellos. “Te abrazan, te besan, se sacan fotos contigo... Supongo que si algo no les atrae no dirán nada y te dejarán en paz, pero cuando algo les gusta son extremadamente expresivos”, aclara.
Por ejemplo, Villarreal coincidió con un pintor tradicional chino que rondaba los 80 años. “Me vino a decir que él y yo éramos iguales”, recuerda, y recalca que su pintura tiene algo de las nuevas tecnologías, aunque también utiliza procedimientos tradicionales. “En el fondo, esa parte más directa de la pintura es la misma, pero otros detalles cambian -explica Villarreal-. Ellos tienen otros valores en cuanto al gusto”. Ese hecho le ha resultado “chocante” en algunos momentos, pero también se ha sorprendido por la exquisitez de los chinos.
Por otro lado, Villarreal dice que vio pintura de distintas procedencias en la feria. “Había obras de Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania... Por ello, la variedad de estilos y técnicas era mayor que la de las ferias a las que asistimos habitualmente”, destaca. A su juicio, en China tienen otra visión del arte contemporáneo. “Podías encontrar tranquilamente un paisaje tradicional junto a obras absolutamente contemporáneas”, destaca.
Personalmente, ha aprendido y disfrutado muchísimo con una sección de la feria dedicada a la pintura tradicional china. “Estaba en la planta superior, y era mucho más pequeña, pero tenía más vida”, asegura, y agrega que ha podido intercambiar algunas obras con los pintores y calígrafos asiáticos. Aunque hoy en día dispone de toda la información que desee sobre el arte chino gracias a Internet, subraya algunos aspectos que le sorprendieron especialmente: “He podido verles pintar, y me ha sorprendido su sencillez. Por otro lado, el arte es muy natural para ellos, y los hijos y nietos de los maestros calígrafos hacen de ayudante de sus ascendientes con total naturalidad”, destaca. “Es otro universo, tienen otra manera de hacer las cosas”.
Asimismo, Villarreal alaba el trato recibido por los directores de la feria. “Nos hemos sentido como se deben de sentir los Rolling Stones cuando tienen un concierto”, explica, ya que señala que todo el tiempo han estado acompañados y han recibido todo lo que han necesitado. “Gracias a eso, hemos vuelto con el autoestima más alta”, apunta.
Ahora, los artistas ya han vuelto a sus clases en la universidad, pero sus obras seguirán viajando por China durante 2015.
ARTE VASCO EN CHINA
La feria. El pasado noviembre, Xabier Morras, Xabier Idoate, Adolfo Ramírez y Jabier Villarreal expusieron su obra en la Feria de Arte de Hangzhou, a la que asistieron los dos últimos. Cada uno llevó en torno a diez cuadros, y todos tuvieron muy buena acogida por parte del público chino.
Ahora. Durante este año, las obras de los cuatro pintores vascos se podrán ver en algunas exposiciones de Hangzhou, Pekín y Shangai.