Cecilia Boullosa. Es fácil reconocerlo. Casi siempre hay un grupo de personas afuera, charlando o esperando una mesa. El salón es angosto y alargado y tiene una barra sobre uno de los lados. En el fondo, un pulmón de manzana lleno de plantas alberga los martes las noches de “parrijazz”, un evento que adelanta la propuesta desde su nombre: asado y jazz.
“Me recibí de enfermero y trabajé en Urgencias y Cuidados Intensivos. Cocino de toda la vida, no estudié cocina, pero me encanta. Tengo buena sazón”, dice Shanti Aboitiz, uno de los socios responsables del lugar.
Vascos filipinos
A Aboitiz se le despertó la pasión por la gastronomía durante un viaje que hizo por el País Vasco con un tío, mientras probaba platos típicos y los vinos del lugar. Cuando volvió comenzó a buscar locales en un barrio que frecuentaba, Chacarita. Encontró uno a cuadras del cementerio, nada menos, y lo inyectó de vida, música y comida rica.
Hace falta conocer un poco más sus orígenes para comprender por qué en la carta se combinan sabores y referencias distintas. “Nosotros venimos de vascos que fueron a Filipinas así que tenemos mucho de Oriente”, cuenta Shanti.
Es así: el tatarabuelo de Shanti dejó Lekeitio, un pequeño pueblo pescador de la provincia de Vizcaya, para buscar fortuna en Manila, la capital de Filipinas, país que fue colonia española durante siglos. Hoy los Aboitiz están repartidos por el mundo, pero todos llevan en la sangre la pasión por la cocina, que los llevó a armar un libro de recetas que puede consultarse en Lekeitio.
Contrabando de chipirones
Entre las estrellas de la carta están la tortilla de papas, las gambas al ajillo, el delicioso chorizo a la sidra y las croquetas de pescado o de bechamel y panceta. “Nosotros empezamos siempre picando un ajo”. El aceite de oliva, los hongos, el perejil son otros infaltables de las preparaciones.
Sin embargo, por su llamativa historia, hay un plato que se roba toda la atención. Es el contrabando de chipirones, un clásico de la familia Aboitiz que consiste en chipirones (calamares pequeños) rellenos con morrón, cebolla y chorizo, en su tinta, y se sirve con arroz pegado.
“Mi abuela los preparaba, se congelaban y los subíamos al avión. Los llevamos a cualquier parte del mundo. Venían a la Argentina e iban directo al freezer, cuando había una reunión familiar se sacaban, se cocinaban y se repartían. Es un plato para adultos”.
Así, fusionando culturas, generaciones, historias, nació Lekeitio. Y según parece, llegó para quedarse un largo rato.
Extra!
Lekeitio queda en Santos Dumont 4056, Chacarita.
Abre todos los días mediodía y noche.
Para ver la receta del contrabando de chipirones entrá en Cucinare.tv