Imanol Zozaya / Iban Aguinaga. Iruña-Pamplona, Navarra. Hace 15 años sólo chapurreaba un poco de euskera (a base de canciones de Kortatu) pero Daniel Sanz Cordero ya tenía claro que quería aprender un idioma que le maravillaba. Un aprendizaje que le ha llevado a cambiar su Madrid natal por Pamplona, con el euskera como primera lengua, y a ser profesor de Primaria en el modelo D.
Nacido en el barrio de la Guindalera, a los 26 años llegó el momento de abandonar la gran ciudad para Daniel Sanz. “Necesitaba irme de Madrid”, expresa. Y fue razón suficiente para que tanto él como su pareja dejaran la ciudad, donde tenían todos sus amigos, familia, empleos, etc, de forma definitiva. Decidieron tomarse unas vacaciones por el Pirineo navarro, y una tienda de campaña rota hizo que terminaran alojados en la calle Jarauta de Pamplona. “No conocíamos la ciudad, ni siquiera una noche en San Fermín”, ríe Daniel, “pero aquí nos dimos cuenta de que era una ciudad en la que podíamos vivir bien”, añade.
Unido al deseo de buscar una ciudad más amable, el objetivo de Daniel era aprender euskera. Su primer contacto con el idioma llegó de joven durante un verano en Oropesa. “Tenía una amiga que era de Arrasate y era euskaldun, con ella cantaba el Sarri-Sarri, ycuando que vine aquí, de hecho, manteníamos el contacto”.Le siguieron otros encuentros, por medio de viajes “en comandilla” a Donosti. “Siempre me ha encantado la lengua, la literatura, la historia, la comunicación, pero con el euskera tuve un feeling especial, antes de venir yo ya era euskaltzale”, cuenta.
ZAMBULLIDO EN EL EUSKERA. Ya con la mudanza hecha, Daniel lo tenía muy claro. “Llegué el 5 de octubre y el 6 fui al euskaltegi de la Txantrea”, afirma, “hablé con Kiko, me dijo que el curso ya había empezado y que a lo mejor en Navidad...”. Tuvo que esperar unos meses, y al año siguiente empezó a recibir clases en el euskaltegi de IKA en Villava. Su aprendizaje, como él mismo dice, fue “meteórico”, afirmó. En tres años, Daniel logró el título C1 de euskera. En esos primeros años, recuerda, todo le sabía a poco, “siempre tenía curiosidad, aunque no entendiera qué me decían”, cuenta. No contento con progresar en su nueva lengua, llegó el momento de dar un nuevo paso. “Intenté meterme en actividades en euskera, como aprender a tocar la txalaparta, y a buscar trabajo donde pudiera hablar en euskera”, explica. Su cambio de vida fue a todas luces una apuesta personal. “Llegamos a Iruña sin curro, yo trabajé en la limpieza, en la construcción, de camarero...”, recuerda Daniel.
Y en esa búsqueda, pasó de ser alumno a docente en euskera dentro de AEK. Al tiempo dio un nuevo paso, este hacia la enseñanza pública. Opositó en el año 2016, y desde entonces ha trabajado por muchos centros de Primaria del Modelo D. Su experiencia con el euskera ha sido totalmente natural. “Siempre quería más”, cuenta Daniel. Reconoce que su experiencia no es generalizable para todo el mundo, pero no duda en animar al estudio de esta lengua. “Aprender euskera merece la pena siempre”, y añade, “yo no tenía ninguna unión con el idioma, ni familia aquí ni nada. Pero hay que asumir que requiere tiempo”. Además, su apuesta por el idioma tiene otra vertiente. “Aposté por hablar en hitano, por el hika”, afirma, en referencia a la forma que ha escogido en el habla del euskera. Y esa apuesta tiene una dimensión más, su hija Olatu estudia euskera como primera lengua. “Con ella hablo en euskera constantemente, mi hija será euskaldunzarra por parte de padre”, afirma con orgullo.
PRIMER LIBRO. Dena zekien gizona,su primera obra en euskera,ha sido un verdadero reto para Daniel. “Me costó escribirlo unos tres años, y gracias a la ayuda de mi amiga Amaia Teiletxea ha quedado genial, le ha dado el toque que le faltaba”, expresa. Según su autor la obra es “una historia que le puede pasar a cualquier persona. La experiencia de cualquiera que vive en Iruña”. Dena zekien gizonase presentará el próximo 14 de marzo en Arrano Elkartea en Iruña. Pero puede que pronto tenga una fecha más, esta vez en Madrid, en la sede de Euskal Etxea durante el mes de abril. “Para mí va a ser un subidón emocional estar hablando en euskera con gente de Madrid”, dice Daniel.
Los próximos meses serán frenéticos para él. Junto a la presentación, prepara también el regreso de su grupo musical Egurre, para el que también compone las letras en euskera. y que regresará a los escenarios en la Txantrea, tras un parón de seis años.