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Rocío Magalí Sánchez, para Ecos Diarios. El Centro Vasco Eusko Etxea se prepara para celebrar su 80° aniversario, un hito que refleja el esfuerzo y la pasión de generaciones que han trabajado por mantener viva la cultura vasca en Argentina. Cristina “Kitti” Zubillaga, presidenta de la institución desde 2018, conversó Con Ecos Diarios sobre la historia,  las actividades que se brindan y la importancia de esta comunidad.

El Eusko Etxea fue fundado el 15 de abril de 1945 como un espacio para reunir a la comunidad vasca y preservar sus tradiciones. Sin embargo, las raíces de la colectividad en la zona se remontan a principios del siglo XX, cuando los primeros inmigrantes comenzaron a organizarse para construir un lugar que representara su identidad.

“Desde entonces, hemos trabajado constantemente para fortalecer esta casa, tanto en lo edilicio como en la comunidad que la conforma", explicó Zubillaga. Con el paso del tiempo, la institución ha crecido, incluyendo tanto descendientes de vascos como personas sin ascendencia directa, pero con interés en su cultura”.

A diferencia de un club, el Eusko Etxea es un espacio cultural donde la comunidad participa activamente en la construcción de su identidad. "Acá no se trata solo de pagar una cuota y hacer una actividad. Somos un grupo de familias y amigos que compartimos una cultura y una forma de vida", aclaró la primera presidenta electa de la historia de la institución.

Y agregó: “Así que en este momento, por ejemplo, miembros de comisión directiva somos muchos descendientes de la primer comisión, pero hay mucha gente que no y hay  gente que no tiene nada que ver con lo vasco y ha hecho posible que esto sea lo que lo que es. Tenemos actividades culturales, sobre todo, que es desde la enseñanza de las tradiciones”, puntualizo 

Actividades diversas

Las actividades que se dictan en la entidad  incluyen enseñanza de danzas tradicionales, clases de euskera, música y participación en festividades como San Ignacio y la hoguera de San Juan. También se desarrollan disciplinas deportivas como pelota paleta, básquet y vóley, con un enfoque formativo más allá del rendimiento competitivo.

"Nos interesa formar buenas personas. Para bailar, jugar o aprender el idioma no hay requisitos más allá de las ganas y el respeto. Estos valores son un orgullo para nosotros porque hoy en día que la sociedad está tan complicada, tan individualista y demás, es importante destacar estas cosas.  Yo siempre digo lo mismo, a los vascos nos une el trabajo ", enfatizó la entrevistada.

El Eusko Etxea se sostiene gracias al trabajo voluntario de sus miembros. "Acá nadie cobra un peso, al contrario, todos ponemos algo", dice Zubillaga con orgullo. Desde la organización de eventos hasta el mantenimiento del edificio, cada tarea es asumida con compromiso por la comunidad.

Ejemplo de esto es la reciente renovación del techo y la instalación de un ascensor para mejorar la accesibilidad. "Siempre hay algo que arreglar, pero la solidaridad es nuestra fuerza", comentó la presidenta.

Preparativos para los 80 años

Para celebrar las ocho décadas de historia, el Centro Vasco prepara una cena temática especial. "Queremos que sea un evento significativo, donde quienes han sido parte del Eusko Etxea a lo largo del tiempo puedan reencontrarse y compartir recuerdos", adelantó Zubillaga.

Y añadió: “hay gente convocada para hacer diferentes cosas, entonces unos están pensando en hacer un pañuelito alegórico, otros están viendo cómo van a arreglar los centros de mesa, otros están viendo a ver cómo hacemos la apuesta de qué selección de música vamos a elegir. Nosotros también buscamos como siempre que  las fiestas que son de la casa, las tratamos de hacer al costo para que la gente de la casa venga y sea algo accesible”.

Más allá de la celebración, el objetivo es seguir fortaleciendo la comunidad y transmitiendo la cultura vasca a las nuevas generaciones. "Nos adaptamos a los tiempos sin perder nuestra esencia. Esa es la clave para seguir adelante", concluyó.

Con una comunidad unida y en constante evolución, el Eusko Etxea continúa siendo un pilar cultural en Argentina. La pasión y el esfuerzo de sus miembros garantizan que este legado seguirá vivo por muchos años más.