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Cuba, jeltzales en La Habana (Noticias de Gipuzkoan)

2023/05/21

Los vínculos de Euskal Herria con Cuba tienen al menos cinco siglos, desde que en 1492, al desembarcar en “la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”, el conquistador pisó por vez primera suelo cubano acompañado de un grupo de vizcainos. También es sabido que la relación de los vascos y Cuba no siempre fue amable. Fueron muchos los vascos que defendieron el estatus colonial de la isla cuando los independentistas se alzaron en 1869.

Lotura: Noticias de Gipuzkoa

Xabier Irujo y Alberto Irigoyen. En ese contexto, muchos inmigrantes vascos se unieron a los cuerpos de voluntarios vascongados financiados por terratenientes locales para enfrentarse a los patriotas, y las tres diputaciones del Irurac Bat financiaron los Tercios Vascongados que actuaron en apoyo de las fuerzas coloniales castellanas.

Los miembros de la Asociación Vasco Navarra de Beneficencia de La Habana se posicionaron junto al poder colonial cuando el Grito de Baire encendió de nuevo la mecha independentista. Algunos de ellos, espacialmente los representantes de la elite económica, asociados al poderoso Casino Español e integrantes de los cuerpos de Voluntarios, combatieron a los “filibusteros de la manigua” que amenazaban una estabilidad que a muchos había enriquecido.

En julio de 1894, los dirigentes de la Asociación felicitaron al sargento vizcaino Antonio Vidal “por el heroico acto realizado, que tanto le honra y tanta gloria da al país que lo ha visto nacer”, ya que había repelido, junto a sus 26 hombres, a los 900 insurrectos que, comandados por Máximo Gómez, habían atacado Altagracia. Tal como registra en el libro de actas de la institución el 9 de julio de 1894, esta acción le valió la cruz laureada de San Fernando. Y, tal como recoge el rotativo Laurac Bat de La Habana el 18 de agosto de 1895, también fueron condecorados los directivos del centro vasco Remigio Murillo y Julián Petrirena quienes, como capitán y soldado de una compañía de voluntarios, habían capturado al cabecilla insurrecto de origen vasco Domingo Mugica.

La batalla de los ‘txapelgorris’

La prensa local destacó la batalla que entablaron los Txapelgorris, los Voluntarios de San Cristóbal y los soldados de la guarnición de La Candelaria cuando repelieron a una partida de insurrectos que atacaron la localidad el 5 de febrero de 1896. Los Txapelgorris era un cuerpo armado fundado en 1895 por iniciativa del portugalujo Manuel Calvo, Alfredo Marqueze, Martín Garin y el corellano Eduardo Diez de Ulzurrun, los dos primeros miembros de la Asociación de Beneficencia, e integrado por ochenta y cuatro hombres, en su mayoría vascos, al mando del capitán Matías Aldabe, también miembro de la institución.

Según la crónica, lograron repeler al enemigo gracias a su valor, y el Gobierno de la metrópoli otorgó al pueblo de La Candelaria del título de “villa valerosa”. Todo ello se recogió en el artículo La defensa de Candelaria, publicado en la revista Laurac Bat de La Habana el 8 de marzo de 1896.

El caso de Saturnino Lastra

Pero fueron asimismo muchos los vascos que apoyaron la causa independentista. Y así como desde la revista Laurac Bat aplaudían a quienes defendían sus intereses, no dudaron en hostigar a quienes no compartían sus ideas. Tal es el caso de Saturnino Lastra, de origen vizcaino, destacado miembro y secretario de la Asociación. Fue uno de los impulsores de la designación de Nuestra Señora de Begoña como patrona de los vascos en Cuba y participaba en sus procesiones como teniente de la sección de Guardias Forales.

También fue asiduo colaborador del periódico Laurac Bat, dirigido entonces por el poeta de Portugalete Faustino Díez Gaviño. Pero, a pesar de sus indiscutibles méritos, en abril de 1896 fue expulsado de la sociedad tras ser acusado de traidor “sin que nunca ni en ningún caso pueda volver al seno de ella a recuperar derechos que por completo ha perdido, considerándolo indigno de pertenecer a una institución que cual lo muestra es toda caridad y patriotismo”. Esta resolución, publicada en la prensa local, fue reproducida por los principales medios del estado.

Tras el triunfo revolucionario, la República de Cuba premió la fidelidad del entonces teniente coronel Saturnino Lastra, que actuó como secretario de hacienda del primer Consejo de Gobierno y, a partir de 1909, cónsul cubano ante el reino español. Lastra fue readmitido en la institución con el voto unánime de la asamblea y fue nombrado “hijo benemérito” de la misma.

Otro vasco fue también acusado de traidor y encarcelado por intentar enviar un telegrama a Theodore Roosevelt, presidente de Estados Unidos, felicitándolo por la participación que había tenido aquel país en la independencia de Cuba. Su nombre era Sabino Arana. “Si Europa imitara la decisión del gobierno estadounidense –escribió Arana Goiri–, la nación vasca sería libre”.

El fiscal pidió ocho años y un día de prisión mayor por un delito consumado de rebelión según el artículo 248 del código penal de 1900. Lo defendieron Teodoro Agirre y Daniel Irujo que, como había hecho en 1895, argumentó que el pueblo vasco tenía derecho a la independencia: “¿Y qué pueblo del mundo, pregunto yo, podrá ostentar tantos y tan legítimos títulos a la independencia como el pueblo euskaro?”. Irujo concluyó que cualquiera que estudiase en detalle la historia de Euskal Herria entendería como algo natural y legítimo que los vascos ansiaran restaurar sus antiguas libertades, sus leyes, sus instituciones y su independencia.

El mensaje de Sabino Arana

El 20 de mayo de 1909, en el transcurso de la conmemoración de la fundación de la república y de la beatificación del misionero de Elorrio Balendin Berriotxoa, el mensaje que Sabino finalmente alcanzó su destino de mano del primer grupo de jeltzales de Cuba. Los hechos fueron recogidos en el artículo Vascongados en La Habana, publicado por La correspondencia de Puerto Rico, el 8 de junio de 1909: “Hoy que Cuba celebra la fiesta de su costosa libertad, después de tantos sufrimientos, destierros y tanta sangre derramada, ve coronada con éxito su tan deseada libertad”.

Según el articulista, Céspedes, Martí y otros patriotas cubanos como el vasco Domingo Goicuría, uno de los primeros defensores de la independencia, eran representantes de la gloriosa historia de los derechos y las libertades de Cuba. “Nosotros, los vascos nacionalistas, ante esa fecha no podemos pasar sin darle a conocer al pueblo cubano (…) que Sabino de Arana demostró ante el mundo entero el afecto que los nacionalistas profesaban a quienes supieron luchar por su independencia, felicitando a los Estados Unidos por haberla concedido”.

El articulista de La Correspondencia de Puerto Rico recogió las ideas de Agirre e Irujo de 1902 y rubricó su artículo afirmando que toda “patria es y debe ser soberana. Cuando consiga abolir la nefasta ley del 23 de octubre de 1839 sin la unidad constitucional que el pueblo vasco siendo soberano se gobierne con sus juntas generales o Batzar y con la unión de todos los vascos, como hacen los patriotas que, a pesar de los encarcelamientos y destierros, son grandes; así como las medidas de opresión empleadas, tampoco decaen los amantes de su patria; por eso hoy, unidos en espíritu con el pueblo cubano que celebra su independencia, regocijaos vosotros, patriotas vascos y gritad todos unidos ¡Viva la independencia de la república cubana!”.



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