Robert Mur / Buenos Aires, Argentina, corresponsal. No siempre es cierto que las comparaciones son odiosas, pero en términos diplomáticos hay que tener cuidado cuando un mandatario compara a su país con otro. El presidente Alberto Fernández ha caído en el mismo error una y otra vez durante la larga cuarentena argentina, que decretó desde el 20 de marzo y ha prorrogado en siete ocasiones; la última vez el pasado viernes, donde le tocó el turno al País Vasco.
“Si uno tiene algunas experiencias que se han dado en Europa, uno se da cuenta de que cuando el sistema de salud se satura, la mortalidad se duplica o triplica. Esto es lo que pasó por ejemplo en el País Vasco, cuando se vio saturada la capacidad de atención en los sanatorios y lamentablemente hubo que elegir quién se salvaba y quién se moría. Nosotros no hemos tenido que pasar eso, no queremos pasar eso”, afirmó Fernández en su alocución del viernes, consultando un papel, lo que evidenció que la referencia a Euskadi no fue casual. Sin embargo, era errónea.
Algún asesor facilitó al presidente un dato muy alejado de la realidad, que durante el fin de semana fue contestado por el gobierno vasco, a través de una carta de protesta enviada al jefe de gabinete (primer ministro), Santiago Cafiero, por la delegada del lehendakari en Argentina, Sara Pagola, que “exige rectificación” de la Casa Rosada por la “falsedad” de los dichos de Fernández. “Habida cuenta de lo extremadamente sensible del tema y del grave daño que puede suponer para la reputación e imagen del País Vasco en Argentina, se ha solicitado una rectificación pública e inmediata”, dice un comunicado de la representación vasca en el país. “El sistema sanitario vasco ha atendido a todos los pacientes en las propias instalaciones sanitarias, sin recurrir a hospitales de campaña ni otras instalaciones no adecuadamente preparadas y sin que su capacidad en las Unidades de Cuidados Intensivos llegara a su ocupación plena”, añade la nota.
La carta de protesta fue consecuencia del malestar que las palabras de Fernández generaron inmediatamente entre los vascoargentinos. Con 87 de los 191 euskal etxea del mundo, Argentina es el país con más centros vascos del planeta. La Federación de Entidades Vasco Argentinas remitió al líder peronista otra carta, firmada el mismo viernes por su presidenta, Arantxa Anitua, adjuntando documentos oficiales que demostraban que “el sistema de salud del País Vasco no colapsó” y mostrando su perplejidad por las palabras de Fernández. “Nos cuesta entender por qué se ha hecho esa mención, que injusta, dolorosa y desafortunadamente daña a nuestra segunda patria”, rezaba la misiva.
Este martes la polémica continuaba. Entrevistado en radio Rivadavia, el portavoz del gobierno de Vitoria, Josu Erkoreka, decía que las palabras de Fernández habían supuesto una “sorpresa mayúscula” y que seguían esperando una rectificación. “Debe confundir al País Vasco con alguna otra comunidad autónoma del estado español”, afirmó Erkoreka, añadiendo que lo que dijo el presidente “en absoluto se corresponde con la realidad, es radicalmente falso”. El portavoz del lehendakari fue claro, en referencia al sistema de salud vasco durante la pandemia: “Ni saturado, ni colapsado, ni nada que se le asemeje”.
Ninguna de ambas cartas había recibido hasta este martes respuesta del gobierno argentino. El portal Chequeado, que se dedica a corroborar las declaraciones políticas, certificó que las afirmaciones del presidente sobre Euskadi eran “falsas” e inquirió a la Casa Rosada de dónde había surgido ese dato incorrecto. Resultó que había sido facilitado al presidente por el comité científico que le asesora, en base a una simple noticia publicada en la web de Euskal Telebista que, a su vez, reflejaba la posición de la plataforma No More Pandemics, que cuestiona las cifras oficiales de la Covid-19 a nivel mundial.
La queja vasca no ha sido el único incidente diplomático derivado de las comparecencias de Fernández en estos cuatro meses de cuarentena. En su afán por dejar claro que el temprano y estricto –al inicio- confinamiento había evitado muchas muertes por coronavirus en comparación con otros países, el mandatario se acostumbró a enseñar gráficos de barras con tono didáctico de profesor de Derecho, actividad que todavía ejerce a pesar de haber accedido a la presidencia. En sus ocho comparecencias transmitidas por televisión, acompañado del alcalde y el gobernador de Buenos Aires, el mandatario se ha referido a España, Italia, Chile, Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Suecia o Noruega, siempre tratando de demostrar que gracias a la rápida reacción de su gobierno, las cifras de contagios y fallecimientos fueron siempre menores.
Al igual que con Euskadi, el presidente argentino recibió protestas y peticiones de rectificación por parte de algunos de estos países. Aunque en el caso de Chile y Brasil, Fernández podía sacar pecho de las cifras con sus dos vecinos fronterizos, al presidente chileno, Sebastián Piñera, no le cayó muy bien, expresándolo públicamente. Y luego el ministerio de Salud de Piñera recordó que estaban realizando muchos más análisis de la Covid-19 que Argentina.
Pero fue la comparación con Suecia, en mayo, la que levantó más ampollas porque con ella el líder peronista pretendía acallar las críticas opositoras y empresariales a la paralización de la actividad económica no esencial. Fernández indicó que prefería el modelo de combate de la pandemia noruego al sueco, pues los primeros habían realizado una cuarentena “estricta”, mientras que los segundos habían decidido no detener muchos sectores económicos. “Suecia tuvo catorce veces más muertos que Noruega”, dijo el mandatario, obligando a la embajada de Suecia en Buenos Aires a posicionarse. “La decisión de mantener abiertos sectores de la sociedad está basada en consideraciones de salud pública en lugar de intereses económicos”, manifestó la representación diplomática en un comunicado. “La vida en Suecia no continúa como de costumbre. La economía sueca se vio fuertemente afectada por la pandemia y se espera un ascenso dramático del desempleo”, agregaba la nota de aquel entonces.
En cualquier caso, con las comparaciones con otros países, Fernández ha tratado de concienciar a los argentinos de los riesgos que comporta el coronavirus para la salud pública ante un posible colapso hospitalario. Sin embargo, tras cuatro meses de aislamiento, el gobierno ha claudicado a la presión opositora y empresarial para reabrir sectores económicos, y de buena parte de la ciudadanía que, a la práctica, ya ha dejado de cumplir parcialmente las normas de confinamiento. Por eso el presidente anunció el viernes una flexibilización de los decretos de aislamiento social, con la previsión de reapertura paulatina de actividades económicas, aunque paradójicamente sea en estos días cuando se estén batiendo récords de contagios y muertes en el país austral.
Con datos oficiales ofrecidos la madrugada de este miércoles (hora española) Argentina tuvo 117 muertos y 5.334 contagios en las últimas 24 horas, las cifras más altas desde que comenzó la pandemia, acumulando un total de 2.490 fallecidos y 136.128 casos de coronavirus.