Belén Ferreras. Iñaki Sánchez tiene 28 años, es ingeniero aeronáutico y en estos momentos cuenta los días que le separan de emprender el viaje en cierto modo marcará su destino. Una vez comidos los turrones, el 9 de enero, pondrá rumbo a Washington con una beca BEINT de internacionalización bajo el brazo.
Iñaki, vitoriano, es uno los afortunados que gracias esta beca que el Gobierno vasco puso en marcha hace ya 32 años vivirán de lleno la experiencia del comercio exterior en más de 40 países del mundo. Toda una experiencia profesional y vital a la que accederán en total 100 jóvenes, que pasarán primero un año en una oficina pública, bien de la Spri, o de la red comercial española, para después hacer prácticas en una empresa preferiblemente vasca, o en un organismo bilateral. En el caso de Iñaki, este joven iniciará sus prácticas en la Ofecom de Washington y las culminará con ocho meses de trabajo en el Banco Mundial. Otros harán su beca, por ejemplo en una oficina de la Spri en Múnich y luego sus prácticas en una empresa vasca instalada en el exterior. Antes todos han pasado un periodo de formación específica sobre internacionalización en la UPV/EHU.
Al igual que el resto de sus compañeros de viaje en estas becas, Iñaki tenía inquietud por ampliar sus conocimientos una vez terminada la carrera. «Quería seguir formándome y teniendo en cuenta que las empresas están cada vez más volcadas en el exterior, esta beca me pareció una buena opción». «Se dice a las empresas que hay que salir, pero para salir hay que estar preparado», señala.
Iñaki es ingeniero aeronáutico, «una carrera técnica en la que no se tocaban cuestiones relacionadas con la internacionalización y me pareció un complemento interesante, porque salir al exterior es importante en todos los sectores».
No hay más que echar un vistazo de las carreras de las que proceden los 216 jóvenes que se presentaron a la selección para acceder a estas becas para ver que las nuevas generaciones tienen interiorizado que la internacionalización es imprescindible en un mundo global. Entre los becarios hay ingenieros, economistas, especialistas en derecho, arquitectos...Toda una gama de especialidades porque sea la empresa que sea tiene que «saber mirar al exterior», dice Iñaki.
El departamento de Desarrollo Económico y Competitividad que dirige Arantxa Tapia considera estas becas una pata fundamental en la estrategia de internacionalización que lleva a cabo el Gobierno vasco. Por eso es esta ya su 32 edición y tienen este año un coste presupuestario de 3,5 millones de euros en tres años, que van destinados a sufragar las dotaciones en función de los destinos. Por ejemplo en el caso de Iñaki, que vivirá en Washington, recibirá unos 48.500 euros. «A otros por esos veinte meses les dan 30.000, depende del destino. Además tenemos también un pequeño crédito para formación.» « Es una beca que te da para centrarte en lo que estás, y en lo que estás es formándote aprendiendo, creciendo y que no te tengas que preocupar por estar buscando allí cualquier otra cosa».
Gracias a este programa el Gobierno vasco pretende conseguir un beneficio en doble dirección. Por una parte, formar a los jóvenes y por otra, conseguir retener ese talento, que esos jóvenes vuelvan a Euskadi o que trabajen para una empresa vasca en el exterior. «Me gustaría que cuando acabarais la beca volvierais a Euskadi para seguir haciendo país», les decía la consejera Tapia hace unos días cuando mantuvo un encuentro a modo de despedida con los becarios de esta edición. «El objetivo es volver», dice Iñaki. «Las becas están pensadas como un proyecto de ida y vuelta. Somos conscientes del esfuerzo en inversión que supone, tanto en formación como económicamente, por lo que la idea es que revierta a aquí o volviendo o trabajando en empresas vascas», dice. «No sabemos qué ocurrirá pero es importante que no olvidemos de dónde venimos y que revierta en Euskadi».
De momento, estos 100 privilegiados junto con otros 410 que gracias a una beca Global Training trabajarán en una empresa en el extranjero, serán durante dos años embajadores de Euskadi, y sobre todo de sus jóvenes por el mundo. «Aquí estamos gente muy diferente en cuanto a carreras, pero todos tenemos claro que es una oportunidad y que vamos a ser la cara del Gobierno vasco en los destinos en los que vayamos». «Somos conscientes de que a nuestra escala, y siempre con modestia y con humildad, tenemos que cuidar esa imagen de Euskadi. Somos la promoción 32, y si se ha hecho durante tantos años es porque las cosas se han hecho bien, y ahora nos toca también a nosotros hacerlo bien. Por ganas no será».