Ania M. Seisdedos. Durante ese tiempo el artista conocerá a fondo el País Vasco: sus rincones, sus gentes, su cultura, su idioma, su política, etc., lo que le servirá de fuente de inspiración para realizar una obra de arte. «Andrea Nolè es un artista multidisciplinar que trabaja con la materia. Con este proyecto lo que pretendemos es ver el País Vasco a través de sus ojos. Lo que más le llame la atención deberá plasmarlo en una creación, que puede ser desde una escultura hasta un espacio, cualquier expresión artística es válida», explicó Helga Massetani, integrante del equipo de Bitamine Faktoria.
Para ello, la residencia cuenta con tres fases: una primera de contacto, en la que Nolè se moverá durante diez días por diversos puntos de Hegoalde e Iparralde, para conocer los paisajes y mezclarse con la gente. En la segunda etapa empezará a gestar y dar forma a la idea, reflexionando sobre lo que más le ha llamado la atención o lo que quiere reflejar. Por último, tendrá dos semanas para producir la obra y presentarla. El artista contará en todo momento con la ayuda del equipo de Bitamine, también económicamente.
Por su parte, el italiano todavía no sabe cómo será la obra que realizará. «Mi arte depende del lugar en el que esté, los materiales que encuentre, lo que me sirva de inspiración... No es algo definido que realice a través de un método estático, sino que varía según el contexto», aseguró.
Elegido entre 158 candidatos
Cuando Bitamine Faktoria lanzó la convocatoria para esta cuarta edición de la residencia recibió 158 solicitudes. «Nos costó mucho decidirnos porque había muchos interesados, pero seleccionamos a Andrea porque nos gustó que trabaje con la materia, además de su obra, por su puesto. Para este proyecto necesitamos que el artista sea autónomo, activo y que se adapte rápido al medio, porque en poco tiempo debe crear un producto preciso. Y creemos que él cumple esos requisitos», declaró Massetani.
El italiano no es el primero que pasa por el taller de Bitamine. Antes que él lo hicieron una brasileña, un argentino y una estonia. «La primera realizó varias piezas que guardamos en el taller, mientras que el segundo hizo vídeos y fotos, y nos regaló algunas. La estonia, sin embargo, trabajó con alumnos de Kunsthal en la adaptación de un espacio urbano para que fuera más útil para la sociedad, algo que luego tuvieron que limpiar. Depende de lo que haga Andrea podremos mostrarlo de una forma o de otra. La idea es hacer una exposición colectiva tras la quinta edición, con lo que haya quedado de cada artista», agregó.