Cañuelas, Argentina. Azkenean eta zorionez, “Poesía completa” (Poesia osoa) atera da argitara, Cañuelasko Guillermo Etchebehere idazlearen lana biltzen duen liburua. Lilulí intelektual eta artisten taldeko kidea, Atahualpa Yupanquik bere bertsoak musikatu zituen. Biblioteca Sarmiento, Los Uncalitos eta Silencio y Voces de Cañuelas kafe literarioak sustatutako argitaraldi hau merezitako errekonozimendua da 1978an hildako poeta handiarentzat. Lanak, Ediciones del Docken ardurapean, 296 orrialde ditu eta aurretik argitararatutako lau liburu, hamabi poema argitaragabe eta gutun autobiografiko bat biltzen ditu. Horrez gain, Etchebehereren biografia, garaiko kritika eta aldizkari eta antologietan izandako partaidetza guztiak batzen dituen eranskin bibliografiko bat ere baditu.
Aurkezpena abuztuaren 23an, ostiralean, izango da, 19etatik 20:30etara, Liburutegi Nazionaleko Liburu eta Hizkuntzaren Museoko David Viñas Auditorioan, eta Antonio Requeni poetak, eta Cañuelasko D. F. Sarmiento liburutegiko zuzendari eta Etchebehereren lanaren ikertzaile Juan Manuel Rizzik egingo dute. Gainera, Etchebehereren letraz Atahualpa Yupanquiren milongak interpretatuko dituzte Virginia La Iacona, Matías Kekes López, Sandra Cherutti, Leo Mennitto eta Sergio Massarottok. Liburua ere erosi ahal izango da, 15.000 pesotan.
Jarraian, Etchebeherek bere aitona-amona euskaldunei eskainitako poema
MIS ABUELOS VASCOS
Vinieron de muy lejos.
De más allá del mar. De las regiones
donde fueron paridas las montañas.
Vinieron escapando de la piedra,
buscando tierras anchas
con su secreta brújula de sueños.
Ellos necesitaban
una tierra más simple y menos dura
para sembrar la casa.
Tierra limpia de cercos, tierra abierta,
para poder mirar por las ventana
el lejano horizonte donde nace
desnuda, la esperanza;
y seguir con los ojos,
desde el patio familiar de la calma
el irse silencioso
de todo lo que muere y lo que pasa.
Y llegaron aquí, porque sintieron
que en esta soledad de leguas verdes
dormían, soterradas, las raíces
del viento que soñaron.
(Puedo verlos con una azada al hombro
tomados de la mano, caminando).
La pampa abrió su antigüedad de hierba
y ellos fueron echando
el tiempo por morir que les quedaba,
la tranquila expansión de los rebaños,
el origen del árbol y del trigo
y el signo de sus huesos
prolongado en el cuerpo de los hijos.
Por ellos soy. Por ellos tengo nombre
Por ellos siento a veces que otras vidas
me invaden desde el tiempo
y sueltan por las frondas de mi sangre
la lejana presencia de la nieve
cayendo al cuenco de los hondos valles,
y la avidez del viento
arrojando sus hachas torrenciales
contra el pecho blindado de los robles,
y un trino de zampoñas
junto al viejo cantar de los pastores,
y el olor del redil y de la hogaza,
y la fresca acidez de los membrillos
que dejan en el arca
el perfumado corazón del huerto
dormido con las sábanas.
Ellos pasaron ya. Ya son apenas
un poco más de tierra.
Pero siguen golpeando en la memoria
con sus puños eternos.
Cuando la muerte les borró en los ojos
el último destello,
era ya un eco vivo y repetido
la sembradura que empezó en un beso.
Sus nombres ya corrían por el río
de las gentes del pueblo.