euskal diaspora eta kultura
2009/10/15
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M. Ramírez/Bilbao. La política exterior del Gobierno vasco, asentada por ejecutivos controlados por el nacionalismo, no sólo ha descansado en la apertura de sedes institucionales en el extranjero. La presencia de colectividades vascas, fruto de emigraciones anteriores, organizadas en torno a las euskal etxeak (casas vascas) ha originado otro punto de atención, nutrido y subvencionado con fondos públicos, con importante presencia en los Presupuestos de la CAV.
La llamada diáspora se vertebra en más de 160 centros distribuidos a lo largo de 21 países, con especial incidencia en el cono sur americano. La mayor representación se concentra en Argentina, que incluye un centenar de casas, con más de 20.000 asociados según datos oficiales superados por el transcurso de una década desde su recopilación.
El Gobierno vasco, con los socialistas al frente, pretende mantener el presupuesto destinado a las colectividades vascas, área globalmente cuantificada en 2009 en 2.5 millones de euros, pero es consciente al mismo tiempo de que la herencia recibida no deja de estar cargada en muchos casos de una ideología alentada durante años por el nacionalismo, cuyo alcance y expansión está intentado determinar ahora.
Una carta enviada el 21 de septiembre pasado desde Buenos Aires al actual director general de la Relaciones con las Colectividades Vascas, Julián Celaya, deja entrever gran parte del problema al que se enfrenta el ejecutivo de Patxi López.
En la misiva, remitida por el presidente y la secretaria general de la Federación de Entidades Vasco Argentinas, FEVA, sus firmantes, Felipe Eiheragibel y Marta Abarrategui, reivindican el sentimiento nacionalista de la colectividad a la que representan, mediante una declaración de principios fundacionales, entre los que se cita la raza y la defensa de la nación vasca.
En el escrito, al que ha tenido acceso EL MUNDO, la Federación se remite al artículo tercero de su Estatuto para recordar su objetivo de «contribuir en la forma más eficaz al conocimiento de Euskadi (Araba, Benabarra, Bizkaia, Gipuzkoa, Laburdi , Navarra y Zuberoa) en la República Argentina y a exaltar y defender los imprescriptibles derechos de los pueblos vasco y argentino, manteniendo relaciones institucionales con los Gobiernos de los Territorios Históricos».
Por si no quedara claro con su alusión, Eiheragibel y Abarrategui explican la «clara definición del sentimiento abertzale» que inspira la FEVA, «desde el original cobijo a vascas y vascos que debieron dejar el País Vasco por persecuciones políticas». «En estas tierras – añaden– la inmensa mayoría encontró paz y trabajo lo que posibilitó a nuestros padres y abuelos formar familias, que son las que actualmente con el compromiso y la perseverancia de nuestra raza integramos orgullosamente las reconocidas y respetadas instituciones que como ‘centros vascos’ están diseminados por la geografía argentina».
Y por si no fuera lo suficientemente explícita su afirmación, la complementan con la siguiente aseveración sobre su defensa de la nación vasca y su rechazo a la soberanía española: «Estamos y somos; nuestros mayores nos han transmitido que la nación vasca, con su cultura e identidad propia, está constituida por siete territorios y ese legado histórico que seguiremos honrando, nos hace sentir aquí como extranjeros ante los Estados Español y Francés».
En ningún momento mencionan el «carácter apartidario» de la entidad, que sí, en cambio, muestran en la presentación que facilitan en su web (www.fevaonline.org.ar), donde todavía quedaba hasta el menos ayer mismo, aunque vacío de contenido por el relevo en el ejecutivo vasco, un enlace de conexión a la campaña konpondu.net, abierta por el lehendakari Ibarretxe como canal de participación ciudadana para debatir sobre las propuestas de paz y la consulta sobre el derecho a decidir promovida por el tripartito.
Ante tal declaración de intenciones, complementada con una mención al «respeto mutuo» que debe regir las relaciones institucionales, el Gobierno de Patxi López ha reaccionado a la carta de forma cauta y prudente. De momento el director del área, Julián Celaya, piensa asistir, a finales de este mes, a la Semana Nacional Vasco-Argentina organizada en Bahía Blanca por uno de los centros vascos argentinos con más solera, citado en la carta de la FEVA, y para la que han recibido una invitación expresa libre de cualquier otra connotación que la meramente organizativa.
Aunque el contenido del escrito mencionado ha levantado más de un comentario en Ajuria Enea, el Ejecutivo de López no desea extraer conclusiones antes de pulsar ‘in situ’ la realidad de la situación en Argentina. «Estamos convencidos de que en las casas vascas hay vascos de todo tipo, no únicamente nacionalistas», subraya un portavoz a modo de resumen.
Una afirmación que, asegura, se asienta ya en la constatación sobre el terreno, pese al poco tiempo transcurrido. Y como ejemplo, el botón de muestra ofrecido por la diáspora en Estados Unidos. «Sabíamos que se estaba promoviendo una iniciativa para declarar persona non grata al lehendakari, Patxi López, y, sin embargo , al acudir allí nos hemos encontrado que ese movimiento no obedecía a la realidad de la mayoría de los vascos en Norteamérica», explica la misma fuente, que insiste en la necesidad de ver para creer y no prejuzgar a todos los vascos argentinos por la intención que parece destilar la carta remitida por la Federación de euskal etxeak de aquel país.
(2009-10-14an El Mundo-k argitara emana)
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