Félix Morquecho. El día 26 de octubre la orquesta Andrés Egiguren actuará en el Teatro Coliseo de Eibar, pero no será un concierto más. Aunque suene ostentoso, ofrecerá un estreno mundial, el de una de las obras de Francisco de Madina, el músico y sacerdote conocido como Aita Madina cuya obra comienza a salir de los cajones. Ese fue el propósito del director de la orquesta, Pedro Palacín Iriondo, y el proyecto comienza a dar sus frutos.
–A finales de 2017 hacía pública su intención de recuperar la obra de Aita Madina. ¿Qué ha ocurrido en este periodo?
–Hemos seguido trabajando en la recuperación de la obra y tras mucho trabajo he conseguido recuperar dos obras. Una se llama 'Concierto sacro para guitarra y orquesta', y la otra es un concierto para arpa y orquesta. El primero de ellos ha costado muchísimo porque había muchos manuscritos dispersos, tenía un trabajo hecho, otro a medio hacer, uno que corregía al anterior... Al final, entre todo ello le hemos podido dar forma.
–¿Y el segundo?
–No ha sido tan trabajoso porque estaba más ordenado, aunque en forma de guión. Eso nos obligaba a terminarlo, a orquestarlo.
–¿No es tan sencillo como coger las partituras y tocar?
–No, hay un trabajo que consiste en transcribir para orquesta todo lo que está escrito para piano. Lo del piano es un guión pero después hay que pasarlo a la idea que él tenía, a cada instrumento de la orquesta.
–Dos obras están suponiendo todo un año de trabajo. ¿Queda más por descubrir en la obra de Aita Madina?
–Queda muchísimo material. Aita Madina compuso al menos 225 obras que tengamos catalogadas. De ellas, una parte fue estrenada pero otra no. Incluso, hay obras de se estrenaron y después no se volvió a saber. Y entre lo que no llegó a su estreno, el material está ordenado pero hay que catalogarlo, estudiarlo, darle salida, irlo estrenando, etcétera.
–¿Por qué ha empezado por estas dos obras?
–La de guitarra es una obra póstuma, quedó con los bocetos pero sin concluir. Su intención era estrenarla cuando cumpliera 50 años de sacerdocio, pero no pudo ser porque murió antes. Además, quería estrenarla en el Vaticano, delante de Su Santidad el Papa por una serie de circunstancias, pero no pudo ser.
–Y finalmente se estrenará en Eibar.
–Así es, y posteriormente en Argentina.
–¿Y eso?
–A los dos días del concierto de Eibar tenía previsto viajar a Argentina para estrenar allí el 'Concierto para arpa y orquesta', pero el arpa del solista se ha roto y eso ha retrasado este concierto, estamos a la espera de noticias. En cualquier caso, unas semanas después ya estaba previsto volver a Argentina para ofrecer el 'Concierto sacro para guitarra y orquesta' en Buenos Aires. Y aprovechando el viaje, voy a dar unas conferencias en la Universidad Nacional de La Plata, la ciudad en la que precisamente Madina estrenó su ópera. Además estaré en la Euskal Etxea más grande de Argentina, donde Madina y Luis de Mallea fundaron el coro Lagun Onak que sigue en activo y es uno de los mejores del país. Me han pedido vivamente que dé una conferencia y voy encantado a hablar de Madina.
–También será una oportunidad para dirigir a músicos argentinos, una escuela musical diferente a la de aquí.
–Sí, en Argentina hay un germen musical muy activo, hay músicos extraordinarios y orquestas muy buenas. Están encantados con la idea porque Madina es adorado en Argentina. Hay que tener en cuenta que él salió de Oñati, fue destinado a Argentina como sacerdote y después fue destinado a Estados Unidos. Es donde tuvo los éxitos, pero su legado quedó disperso. Por eso ahora hay que ordenarlo y recuperarlo, hay que ponerlo en valor porque merece ser rescatado y estrenado.
–Ha hablado del trabajo que requieren las notas y partituras, pero ¿es una música compleja a la hora de tocar o en la escucha?
–La música de Madina tiene una raíz neta y hondamente vasca, es música muy, muy vasca. Tiene una estética propia del siglo XX, de los años 30 y 40. Estuvo muy bien asesorado por maestros como Beobide y compañía, y él supo darle su sello personal. Compuso muchas cosas muy diferentes, obras para la diáspora vasca a la que atendió tras la guerra. Se encargó de que todo el que fuera a Argentina mantuviera las raíces, las tradiciones. Además componía también con la base argentina que le marcó en su estancia. No hay que olvidar que estrenó una ópera, 'La flor del durazno', una flor emblemática. Sin embargo se hizo una representación y ha quedado en el olvido. Por eso, una vez que voy a poder ir allí, quiero rescatar esa obra para intentar recuperarla, volver a ponerla en escena.
–Sin salirse de Madina, hay trabajo para...
–Para muchos años. Mi idea es hacer un libro que ponga en valor toda su música, y eso llevará más tiempo.
–¿Se ha sentido apoyado en este proceso?
–La verdad es que ha habido respaldos pero pocos, los resultados han llegado a base de trabajo personal y creer en el proyecto. He contactado con muchos musicólogos que me han dicho que estaba haciendo lo correcto, que es una investigación de doctorado. Por una parte me han apoyado los Canónigos Regulares Lateralenses, que son los herederos de la obra. También he tenido un apoyo de la asociación de empresarios Garen y también de la Clínica de la Asunción de Tolosa. Luego alguna institución también me ha apoyado algo, pero el resto ha sido trabajo personal.
Renovación
–Supongo que el mayor orgullo del proyecto será que esa música que estaba olvidada en un cajón llegue al público.
–Sí, porque al final damos a conocer un patrimonio, un valor cultural que tenemos en los cajones, y en este caso, además, de una personalidad muy importante para la cultura vasca. Todo el mundo le conoce pero no el valor que tiene, porque tiene más valor en lo que tiene escondido que en lo que se le conoce. Por eso en las segundas partes de los conciertos voy a poner música de Mozart, porque fueron dos grandes compositores y pueden ir juntos perfectamente. Vamos a disfrutar de todos y no solo nos vamos a cerrar a Madina, que además era una persona muy conocida. Sus grandes amigos eran Nicanor Zabaleta, Fagoaga el tenor del cual se ha publicado un libro hace poco, la cantante Renata Tebaldi, los Romero, Joaquín Rodrigo y músicos argentinos y estadounidenses que son grandes valedores de Madina.
–¿La orquesta Andrés Egiguren ya está en marcha para el estreno del día 26?
–Sí, el material está repartido y todo el mundo está estudiando de cara a la puesta en común. En este concierto seremos 19 personas. Es un concierto camerístico, pero eso no lo hace más fácil. Aquí apostamos a la calidad más que a la cantidad. Madina así lo quería y por eso lo vamos a hacer en base a lo que él plantea.
–¿Hay mucha renovación en la orquesta?
–Ocurre que algunos músicos que nos han acompañado en otras ocasiones no pueden venir por situaciones personales, pero todos quieren repetir. Alguna cara nueva puede que haya, pero la gran mayoría ya son parte de la orquesta. De hecho, muchos han cambiado su calendario para poder venir, y eso es una satisfacción para mí.
(publicado en El Correo)