Joseba Etxarri. Fue finalizar en junio Lenguas Modernas en la Universidad de Deusto y partir en agosto hacia la Illinois State University, en la que recibe e imparte clases, en un trato del que se muestra satisfecho, puesto que "los estudios y estancia en EEUU no me rompen el bolsillo", explica. Consiguió la plaza en virtud del empuje y la información facilitados por un profesor de Deusto, quien le animó, junto a otros universitarios en su situación, a enviar solicitudes y currículos a varios centros norteamericanos hasta lograrlo. Lleva ya ocho meses y se muestra muy contento. Empieza a pensar en que podría quedarse y completar aquí el doctorado.
-Parece el sueño de muchos: vivir la experiencia de otro país y seguir avanzando en sus estudios, mientras imparte clases para autofinanciarse.
La verdad es que no puedo quejarme. Junto con otros tuve la suerte de contar con el apoyo y la asesoría de un profesor de Deusto, Jon Franko, quien nos proporcionó la información para enviar las solicitudes y los currículos, nos explicó cómo redactarlos, detallando por ejemplo qué cosas son las que más suelen valorar a la hora de aceptar a gente. Tenía varias posibilidades y elegí la de la Illinois State University porque la universidad está bien y me da la oportunidad de impartir clases de español; me pagan por ello mil dólares, cantidad mensual que me permite hacer frente a un alquiler y vivir justillo, pero vivo sin generar un gran agujero al bolsillo, al tiempo que al impartir clases no he de abonar en su integridad la matrícula del máster en Lingüística que estoy realizando.
-¿Tu primera vez en Estados Unidos?
Sí. Anteriormente estuve de Erasmus en Estocolmo. Con el inglés me ha resultado fácil porque mis estudios son precisamente de Lingüística con especialización en lengua inglesa, de modo que solo he tenido que afinar el oído y hacerme poco a poco al acento y las expresiones de Estados Unidos. Por lo demás nuestra universidad es la primera universidad pública del estado y tiene alrededor de 20.000 estudiantes. Cuenta con muchos edificios, un estadio, centro de recreación para estudiantes, piscinas e instalaciones deportivas; es muy diferente a las universidades de allí.
-¿Cómo es esa experiencia de dar clase a estudiantes americanos?
Muy positiva. Al principio estaba un poco nervioso, pero enseguida me aclimaté. Son estudiantes de diferentes facultades a quienes les exigen una lengua extranjera. La enseñanza es muy práctica, es un sistema muy comunicativo y hablamos mucho. Enseño a los del segundo nivel, una veintena de alumnos.
-¿Cómo te presentas ante ellos?
Les digo que soy vasco y que vengo de esa pequeña esquina europea que está entre el norte de España y el sur de Francia y que hablamos una lengua que se llama euskera. En general no saben nada de nosotros. Luego más adelante, cuando hablamos de temas culturales introduzco algún tema de cultura vasca. Por ejemplo la semana pasada les puse un video de la Korrika. También vimos Ocho apellidos vascos. Sobre España no saben nada, ni siquiera los tópicos de las sevillanas o el flamenco. Tampoco que en la península se hablan más lenguas que el castellano. Sus referencias sobre el español o la cultura española corresponden más bien a América Latina.
-Este mes de marzo habéis iniciado un Club Cultural Vasco en la universidad.
Hasta la fecha, que conozca, somos cuatro vascos de allí los que estamos en esta universidad, tres alumnos y un profesor. Desde que vine en agosto, a lo largo del primer semestre, estuve dándole vueltas y compartiendo la idea de fundar una asociación para divulgar y dar a conocer el euskera y la cultura vasca. La idea sería que más adelante la universidad pudiera incluir entre sus clases regladas las clases de euskera, tal como hace con otras lenguas. Acaba de iniciar, por ejemplo, clases de japonés y de portugués. ¿Por qué no de euskera? Lo hemos hablado con el jefe de departamento y de momento no es posible, pero para recoger hay que sembrar primero. De modo que convocamos a una reunión abierta, a la que vino una decena de personas. Nos animó y percibimos un interés evidente.
-Creo que habéis convocado ya a un segundo encuentro.
Sí. Hemos bautizado a la asociación Artaburu Basque Club y nuestra segunda reunión pública será en abril, de aquí a una o dos semanas. Incluirá un taller de pintxos --las actividades gastronómicas suelen atraer a más gente-- y veremos si incorporamos una versión local de la Korrika, al menos simbólica. Quisiera proyectar el documental Bidaia Intimoak de Jon Maya, para lo que hemos pedido permiso a la productora y estoy a la espera de su respuesta. Es posible que de aquí a fin de curso programemos una primera clase de euskera, a la que daríamos continuidad, aunque de momento sin créditos, este próximo curso.