diáspora y cultura vasca
27/03/2013
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Rubila Araya Ariztia/Valparaíso, Chile. A cuatro meses de concluir la experiencia de estudiar en el extranjero -sin su familia pero muy bien acompañada por su novio Oier, quien dejó todo por vivir con ella esta aventura- Sandra ha estrechado lazos con la Casa Vasca, tanto así que acaba de plasmar su talento en una de las paredes frontales con la obra titulada “Euskal tradizioak-Tradiciones vascas”, en la cual recoge “diferentes oficios, deportes y festejos que nuestros ancestros llevaron a cabo en sus vidas, para que de una u otra manera formen parte también de las nuestras cada vez que visitemos la euskal etxea”.
Y es que, en palabras de la artista, “en mi llegada a Eusko Etxea de Valparaíso me sentí muy arropada y cada vez que la visito siento una calidez especial, calidez alimentada por los recuerdos y sentimientos de todas las personas que la forman y la han formado. Sé que algunos de los que vinieron nunca más regresaron y algunos de los descendientes no han tenido la oportunidad de ir a conocer Euskadi. Por ellos en particular y para todos en general me gustaría dejar reflejado en este mural un poco de mi pueblo, de su pueblo, un poco de nuestra Euskal Herria”.
Con sólo 21 años, Sandra Estarrona ha participado en diversos proyectos artísticos, entre los que se encuentran Intervención pictórica Muraliae Itinerario muralístico de Vitoria-Gasteiz (2009 y 2010). Quienes deseen conocer algunos de sus trabajos y trayectoria pueden visitar el sitio www.sandraestarrona.blogspot.com.
-¿De qué lugar del País Vasco vienes?
Vengo de Vitoria-Gasteiz, la capital del País Vasco, ahí ha vivido mi familia siempre y he estudiado desde pequeñita, y en esta reciente etapa en que empecé la universidad he tenido que viajar a Bilbao todos los días. Pero toda la vida he estado en Vitoria-Gasteiz, la ciudad que más me gusta
-¿Cuándo ocurre tu encuentro con el arte?
Pues ni me acuerdo porque fue de muy pequeñita. Desde siempre participé en los concursos del colegio, dibujando, pintando. Y pasa que ganas premios y luego te presentas a concursos nacionales y así sigues. También fui a academias de dibujo y pintura. Hubo cosas que aprendí de niña y en la universidad he reforzado.
-¿Y el muralismo cuándo surge?
El primer mural que hice fue en una calle de Vitoria-Gasteiz, en la fachada de un comercio cerrado. Por medio de un concurso al que debías presentar un boceto para pintar el frontis de un negocio. Se pintaron como 15 en toda la ciudad.
-Y parece que te gustó…
Sí, nunca había hecho un mural. Imagínate, pasar de una hoja A4 a una pared de 2 metros de alto.
-Hay una mayor complejidad con las proporciones.
Mira, nunca me he planteado escalas, simplemente lo hago a ojo. A mano alzada trabajo mejor que con medidas.
-¿Y quieres seguir perfeccionándote en esta área o también pretendes experimentar con otras expresiones artísticas?
Cuando comencé en la Universidad se me abrieron las posibilidades de todo lo que podía hacer con las manos, tanto en pintura, escultura, vídeo, así que quiero seguir en la búsqueda.
-¿Cómo surge la posibilidad de venir a Chile?
Por medio de mi universidad postulé a un programa de intercambio. En mi Facultad de Bellas Artes había plazas para venir a dos ciudades de Chile y yo elegí Viña del Mar, estoy en el Instituto de Artes de la Universidad Católica de Valparaíso, que queda en Miraflores.
-¿Tenías otras opciones?
Estaba Brasil y Argentina, pero opté por Chile. También pude haber elegido Santiago, pero no me gustan mucho las ciudades grandes, prefiero los lugares pequeños para moverme mejor y conocer.
-¿Antes de venir a Chile, tenías algún tipo de vínculo con este país?
No, tenía parientes que habían venido a Argentina y Uruguay, pero no a Chile. Tampoco sabía mucho sobre el país, además, en España casi no te encuentras con inmigrantes ni turistas chilenos. Tenía muy pocos datos sobre Chile y, en parte, por eso decidí venir… a lo desconocido.
-¿Y llegaste a cursar el equivalente a tu carrera?
Al llegar a esta universidad me dieron la posibilidad de elegir asignaturas de cualquier carrera. De igual forma yo elegí todas de arte, aunque he descubierto que tienen un enfoque distinto, más relacionado con la teoría y la historia.
-¿Cómo te acercaste a la Eusko Etxea de Valparaíso?
Antes de venir hicimos el contacto. A los pocos días de llegar nos acercamos y nos recibieron bien, organizamos un encuentro entre todos los vascos que pasábamos una temporada como alumnos de intercambio en Valparaíso.
-¿Hay muchos alumnos vascos de intercambio por acá?
Sí, conozco de distintas universidades, y no sólo estudiantes sino también gente que viene a trabajar.
-¿Y se juntan periódicamente en el Centro Vasco?
Sí, hemos hecho varios encuentros: en uno de éstos Oier cocinó platos típicos, vinieron unos txistularis e hicimos unos bailes. Y así vas conociendo más vascos, contactos míos, de otros, y por el boca a boca llegan a la Casa Vasca.
-Cuéntanos sobre el mural que realizaste en la Casa Vasca.
Lo primero que dije al ver esa pared tan blanca fue “¡no, no puede ser!”. Es que estaba ideal para hacer una panorámica, entonces, conversando con Archibaldo (Uriarte, presidente de EuskoEtxea de Valparaíso) sobre las maneras de darle vida a la casa, de sacarle más partido a sus espacios para atraer a gente y decorar su fachada, surgió la idea de hacer un mural. Fue una propuesta de Archibaldo y, ¡perfecto!, me encantó inmediatamente.
-Y entonces desarrollaste la idea…
Sí, tradiciones vascas, lo cual también responde a mis ganas de hacer algo relacionado con mi entorno de allá, pues llevo aquí ocho meses y tengo nostalgia. Aquí me siento a gusto, pero siempre se echa de menos.
-¿Cómo defines el tipo de mural que has hecho?
Está inspirado, también, en la pintura tradicional vasca de las costumbres de allá, hay muchos trabajos donde se plasma la vida en el campo y sus personajes. Se llama “Euskal tradizioak-Tradiciones vascas”, un título claro y representativo de lo que muestra el mural. Parte de mí que se queda aquí.
-Eso es lo bonito del muralismo, que te permite dejar plasmado tu arte en un espacio físico.
Y no sólo mi arte, creo, porque al final el lugar donde lo realizas, la gente con que hablas para desarrollarlo y el día a día en que lo pintas también se hacen parte del proceso y el resultado.
-Viajas a Argentina esta semana, cuéntame sobre eso…
Marchamos a Cosquín, en Córdoba, a participar durante ocho días en un Encuentro Internacional de Muralistas, organizado por el colectivo ItaloGrassi.
-¿Cómo llegas a participar en este encuentro?
En Vitoria-Gasteiz trabajé en proyectos muralísticos que se hicieron en la ciudad con grupos de voluntarios, artistas y jóvenes en general. Allí conocí mucha gente y un compañero me habló de haber participado en versiones anteriores de este encuentro, así es que me interesé, me contacté con los organizadores y me invitaron.
-Cuando finalice tu periodo de intercambio, retornarás a terminar tu carrera y, posterior a eso, ¿cuáles son tus proyecciones?
Más que como un término lo veo como una continuación. Quiero seguir descubriendo otra gente y emprender nuevos estudios, pero también trabajar en proyectos como el que hice en la Eusko Etxea de Valparaíso, que enriquece mi conocimiento.
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