Nueva York, EE.UU. Rezabal Txakolindegia, con denominación de origen de Getaria y presente, desde hace un tiempo, en el mercado de Texas (EE.UU.), fue una de las bodegas que captó el interés de nuevos distribuidores en la quinta edición del Txikifest, la gran fiesta del txakoli de la Gran Manzana. El encuentro no está dirigido solo a distribuidores, es un encuentro abierto a todo el mundo, pero los profesionales del sector suelen acercarse para conocer nuevos vinos. De la misma manera, los organizadores –Montero y Raij−, gustan de ayudar a bodegas vascas aún sin presencia en el país a cruzar el charco. Un trabajo difícil y no siempre exitoso, como en el caso de la Bodega Talleri (Bizkaiko Txakolina), que no pudo encontrar un importador a Nueva York antes del festival. “Muchas marcas que traemos ya tienen importador aquí –dice el chef−, pero otras no, es nuestra asignatura pendiente. Hace falta más apoyo desde los estamentos oficiales para ayudar a enviar cajas”.
Montero es consciente del trabajo de embajador que realiza con este evento y subraya que intenta traer más variedad que cantidad, “para que resulte más atractivo”. No obstante, en la edición de este año abrieron cerca de 700 botellas, “y solo quedaron 10 o 15”, dice. Diecisiete bodegas participaron: Luiza Ripa, Ameztoi, Xarmant, Gorrondona, Uriondo, Gaintxa, K5, Rezabal, Zudugarai, Ulacia, Berroia, Gorka Izaguirre, Hirultza, Txomin Etxaniz, Adur, Maddy y Talai berri. “Todo salió a la perfección”, apunta.
La importancia de la comida
A pesar de ser una fiesta alrededor del txakoli, el bilbaíno tiene claro que “tener buena comida es importante”. Pero no fueron solo ellos quienes cocinaron. Contaron con la colaboración de otros siete restaurantes, a saber: La Newyorkina, Hanjan, Dirt Candy, Nightingale 9, Co Pizzera / Sullivan St. Bakery, Bar Mateo y Wild Edibles Seafood Bar. Este útlimo, además, se encargó de aportar más de mil ostras para los asistentes, que, cabe mencionar, también pudieron disfrutar de Jamón de Jabugo, gracias a la casa Fermín, primera marca en ofrecer ese manjar en los EE.UU.
Una de las colaboraciones de las que más disfrutó el chef, según señala en propio Montero, fue la del speakeasy –bar clandestino de la época de la ley seca− Please Don’t Tell, que preparó un coctel a base de txakoli, tequila blanco, sirope y jugo de pomelo, que “estaba que te mueres”. La bebida fue bautizada como Pintxo Punch.
Fiesta solidaria
Todo el dinero recaudado en los Txikifest se entrega cada año a una asociación distinta. En este, según los cálculos del organizador, podrán donar cerca de 15.000 dólares a MS Hope for a Cure, entidad que trabaja por encontrar una cura para la esclerosis múltiple. Hay que subrayar que todas las bodegas y los restaurantes donan sus vinos y platos para que todo esto sea posible.