diáspora y cultura vasca
08/06/2010
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Nerea Azurmendi/Donostia-San Sebastián. Sin prisas, mediante un «despliegue planificado y progresivo», el Instituto Vasco Etxepare-Etxepare Euskal Institutua, un proyecto que colea desde hace casi una década, estará consolidado en el plazo de tres años. Esa fue la previsión realizada por la consejera de Cultura del Gobierno Vasco, Blanca Urgell, que ayer compareció a petición propia ante la comisión de Cultura y Juventud del Parlamento para dar a conocer las líneas de actuación del Instituto Etxepare y presentar a su directora, Aizpea Goenaga.
Urgell no eludió referirse a la «situación heredada» que, a su juicio, ha causado el retraso en la entrada en funcionamiento efectiva de un organismo que, legalmente, está en activo desde enero de 2009. En ese sentido, se refirió a un desarrollo normativo «tardío y deficiente», a la «ausencia de nuevos objetivos», o la «falta de evaluación de los programas» que se ha advertido tras la «pretendida puesta en marcha» del Instituto Etxepare en los últimos días de la pasada legislatura.
Ese fue, una vez más, uno de los puntos de fricción entre la consejera y los representantes del PNV, que opinan que la puesta en marcha del Etxepare no fue «pretendida» sino real y efectiva y, en consecuencia, han acusado a menudo a Blanca Urgell de ser ella la responsable del parón en el desarrollo del instituto que se creó en 2007 para promover fuera de Euskadi el euskera y la cultura vasca, «en cualquiera de sus lenguas oficiales, manifestaciones, soportes y formas de expresión».
Nueva oferta de trabajo
Pero, valoraciones al margen, hay hechos objetivos que han impedido que el Instituto Etxepare funcione con sus propios medios y han obligado a que los programas que heredará sigan siendo ejecutados por quienes los gestionaban antes de su creación: básicamente, los servicios del Departamento de Cultura.
El principal es la falta de personal, derivada de la paralización de actuaciones del proceso selectivo que puso en marcha el anterior gobierno como consecuencia de un recurso del sindicato LAB. La consejera, tras subrayar que «la falta de personal del instituto ha imposibilitado que tengan su propio plan de actividad», adelantó que en julio se dará a conocer una nueva relación de puestos de trabajo, se realizará la correspondiente convocatoria pública, y se procederá al proceso de selección, cuya finalización está prevista para marzo de 2011. Mientras tanto, se realizarán contratos temporales para algunos puestos, de modo que el Instituto Etxepare pueda ir asumiendo progresivamente tareas que ahora desempeña de manera subsidiaria Cultura, y abordando nuevos proyectos que la consejera vinculó al concepto de «diplomacia cultural».
Favorecer las alianzas
Aunque ese nuevo concepto está llamado a «superar el modelo clásico», de momento el Instituto Etxepare --que también tiene entre sus planes definir su imagen corporativa y su plan de comunicación e implantar cuanto antes la página web que le permitirá «crecer en el mundo virtual»-- tendrá que ir haciéndose cargo de programas bastante «clásicos». En el ámbito del fomento del euskera, destaca el de los lectorados, en marcha en 23 universidades, que se quiere planificar y evaluar más estrechamente, así como el programa Euskara munduan, coordinado por HABE. En este ámbito, se quiere dar un paso más estableciendo en los próximos tres años tres cátedras en otras tantas universidades de prestigio.
En estos programas, así como en los vinculados a la promoción de la cultura vasca y a la internacionalización de sus productos, se concederá especial importancia a favorecer las alianzas con otros agentes, como la UPV-EHU o el Instituto Cervantes, cuyas «sedes más activas y prestigiosas» se plantea utilizar para mejorar la red de lectorados.
Todas esas líneas generales, en cualquier caso, se concretarán en el Plan Estratégico que debe proponer la directora del organismo. Un documento que, como Aizpea Goenaga adelantó a los miembros de la comisión, es una de sus prioridades y será el instrumento para «trabajar en profundidad la filosofía del Instituto Etxepare, marcar las líneas de trabajo y crear una agenda de actividades concretas» que, en principio, tendrá un horizonte de tres años, el previsto para consolidación del Instituto Etxepare.
Si, aunque solo fuera por una vez, los calendarios pudieran coincidir, en esa fecha un Etxepare consolidado tendría que trasladarse a una Tabakalera remodelada, puesto que el Instituto Etxepare --cuya sede, por ley, está en Donostia-- era uno de los ocupantes del centro ahora en revisión. Por si acaso, ya tiene acondicionada y lista para ser ocupada una sede provisional en la calle Prim.
UN CONCEPTO QUE PARECIA CLARO Y QUE HA TARDADO MUCHO EN CUAJAR
Nerea Azurmendi. Además del célebre euskara jaldi hadi mundura cuyo espíritu justifica suficientemente que el organismo encargado de difundir por el mundo el euskera y la cultura vasca lleve el nombre de Bernart Etxepare, el clérigo bajonavarro del siglo XVI plasmó en su 'Linguae Vasconum Primitiae' otras muchas observaciones que encajan muy bien en la trayectoria de un proyecto, uno más, al que tanto le ha costado arrancar. Escribió, por ejemplo, «ogirik ez dakusat biltzen, hazirik erein gaberik», en la que viene a decir que nunca vió que se recogiera pan sin haber haber sembrado previamente.
Dado lo que está costando que este pan esté en condiciones de salir del horno y ser visto, y teniendo en cuenta que todavía van a pasar unos años hasta que se le pueda sacar todo el provecho previsto, la semilla del Etxepare debe de ser de una variedad de germinación especialmente complicada y lenta. De momento, casi ha necesitado una década para mostrar sus primeros brotes.
A vueltas desde 2001
Todavía no se llamaba Instituto Etxepare, y todavía no se sabía muy bien qué iba a ser, pero ya en julio de 2001 Juan José Ibarretxe, investido lehendakari un mes antes, advertía al Parlamento Vasco de la necesidad de «contar con instrumentos que nos permitan trasladar la verdadera realidad de Euskadi en el exterior». Hablaba de las delegaciones del Gobierno Vasco, cuya red quería ampliar, en las que «tendrán cabida aquellos institutos y organismos existentes o de nueva creación cuya finalidad sea la promoción cultural, económica e institucional del País Vasco en el exterior». «Entre ellos --adelantaba-- el Instituto Euskadi, que se constituirá para la promoción del euskera y la cultura vasca y para acercar la realidad de nuestro país a las colectividades de habla vasca en todo el mundo». El concepto, al parecer, ya estaba claro, y no ha cambiado demasiado pese a lo que ha tardado en cuajar
De Instituto Euskadi seguía hablando la consejera de Cultura Miren Azkarate cuando, a finales de los años 2003, 2004 y 2005 comparecía sin falta ante la Cámara para presentar los proyectos de su Departamento, en los que aparecía invariablemente un instituto cuya creación, cada año, se posponía al siguiente. Con una dotación presupuestaria de 500.000 euros en 2004 --destinada al «establecimiento de cursos de lengua y cultura en el conjunto de universidades, tanto europeas como americanas, sin necesidad de la constitución oficial del instituto»-- y de 210.000 los dos años siguientes (destinados casi en su totalidad a la enseñanza de euskera por internet y a los lectorados de euskera) en 2005 y 2006, el instituto se seguía llamando Euskadi y seguía sin existir.
Algunos de los principales programas que gestionará el Instituto Etxepare, sin embargo, ya estaban en marcha, como la docena de programas de lectorado que comenzaban a llevar el euskera y la cultura vasca a universidades, en principio, de Europa y América. A principios de 2006, cuando se anunciaba como inminente la remisión del proyecto de ley de creación del organismo, ya eran una docena las universidades que habían seguido el camino abierto en 2004 por las pioneras-la Universidad de Chile y la Universidad Pontificia de Chile- que, mediante los correspondientes convenios, impartían cursos de euskera y cultura vasca.
La ley que daba carta de naturaleza al Instituto Etxepare, aprobada por el Parlamento Vasco el 20 de abril de 2007, desgranaba con todo detalle qué era, para qué servía y cómo tenía que funcionar el Instituto Vasco Etxepare Euskal Institutua/Basque Institute (sic). Un año tenía el Gobierno Vasco para aprobar el decreto que reglamentara la organización y funcionamiento del Etxepare. Y el tal decreto, en diciembre de 2008, establecía taxativamente que el Instituto Etxepare «iniciará sus actividades el 7 de enero de 2009», y que «hasta tanto se proceda a la entrada en vigor de la relación de puestos de trabajo del Instituto» el Departamento de Cultura «prestará a éste el apoyo que precise para el correcto desempeño de las funciones que el Instituto Vasco Etxepare tiene encomendadas». El 7 de enero de 2009, formalmente, el Etxepare inició legalmente sus actividades; la convocatoria de puestos de trabajo se hizo, se recurrió y sigue recurrida; Cultura siguió asumiendo las funciones de un Instituto Etxepare que no terminaba de arrancar... Y así han seguido las cosas hasta ahora, con una sede acondicionada y vacía y una transición pendiente.
"EL ETXEPARE TIENE QUE SER DE TODOS"
Nerea Azurmendi. Cuando hace poco más de una semana fue designada para dirigir el Instituto Etxepare, las primeras sensaciones de Aizpea Goenaga incluyeron las palabras «ilusión», «reto» y «bonito», términos sencillos y directos seleccionados por alguien que sabe muy bien qué significan y cómo se utilizan las palabras. Ayer, tras su primer contacto con la formalidad institucional del Parlamento Vasco, la polifacética -actriz, directora, guionista, escritora... donostiarra volvía a dar muestras del entusiasmo con el que se ha embarcado en las múltiples y variadas aventuras que jalonan su prolífica carrera profesional.
En su estreno oficial como directora del Instituto Etxepare, Aizpea Goenaga no pudo evitar utilizar expresiones como Plan Estrategico a las que, cargo obliga, tendrá que recurrir con frecuencia en el futuro, pero las combinó con experiencias personales, ejemplos cotidianes y, sobre todo, un llamamiento constante a la colaboración. «En nombre del Instituto Etxepare», pidió apoyo a los parlamentarios, «pero no el simple apoyo institucional, sino vuestra implicación personal, porque escucharemos y recogeremos con gusto vuestros puntos de vista, vuestros proiectos y vuestras ideas».
Como no podía ser de otra manera, el pasado pesó en la comparecencia de la consejera de Cultura y de la directora del Instituto Etxepare ante los miembros de la Comisión de Cultura del Parlamento, pero Aizpea Goenaga, con la vista puesta en el futuro, se quedó con «la buena acogida» que le dispensaron los parlamentarios. De momento, permanecerá unas semanas en Vitoria, para aprenderlo todo sobre un proyecto que, aunque esté de estreno, tiene ya mucha historia. Entre sus muchas prioridades, ir avanzando en la autonomía operativa del Instituto. Y, sobre todo, «hablar con todo tipo de gente, recoger sus opiniones y propuestas, porque el Etxepare tiene que ser de todos».
(publicado el 08-06-2010 en El Diario Vasco)
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