Doha, Qatar. Tomas Vicente es un vasco-argentino pampeano que tuvo la fortuna de ser seleccionado por la FIFA como voluntario para trabajar en el Mundial 2022 en Qatar. El referente y actual secretario de Euzko Alkartasuna de Macachín, la euskal etxea de Macachín, tuvo además la oportunidad de presenciar in situ la final en la que Argentina se consagró ayer campeón mundial derrotando a Francia en el Lusail Stadium de Qatar. Desde Doha, EuskalKultura.eus conseguía hablar con Tomás poco antes de disputarse la final, mientras aguardaba expectante lo que luego sería memorable triunfo argentino.
- Una oportunidad seguramente única ¿Qué te dejó este voluntariado?
Me dejó una experiencia única. Si bien había tenido experiencias en otros voluntariados, esta fue la mejor, quizás por la envergadura del evento. Es una monstruosidad, en todo sentido. Es la primera vez que vengo a Oriente Cercano y eso también fue muy lindo, un choque cultural muy grande pero también una sorpresa, respecto de lo que se dice de estos países y lo que realmente es. La hospitalidad y la cordialidad que tiene la gente es impresionante, nunca me lo había imaginado así. La ciudad de Doha es impresionante, el dinero que han invertido para el mundial es increíble, hay muy buena infraestructura, muy buena organización. Además, la experiencia me deja el hecho de conocer gente. Estamos todos los voluntarios parando juntos en una villa, somos 4.000 y pico, de más de 150 países, compartiendo con diferentes culturas, hay fiestas todas las noches. Increíble, totalmente increíble.
- Cómo fue que trabajaste en el Mundial.
Empecé en diciembre de 2020, inscribiéndome en el portal de FIFA para voluntarios. Tenía el precedente de que había participado como voluntario en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires en 2018, y también había quedado seleccionado para los Juegos Olímpicos de Invierno 2020, en Lausanne, Suiza. Creo que estos precedentes me ayudaron a quedar seleccionado para el mundial de FIFA. Luego de la inscripción comenzó un proceso de selección de 8 etapas, que duró aproximadamente un año y medio, donde tuve entrevistas, individuales y grupales, exámenes de inglés, cursos y evaluaciones, y hace cinco meses me confirmaron que había quedado entre los seleccionados.
- ¿Qué puesto ocupaste, y qué tipo de tareas te asignaron?
Inicialmente me tocó un puesto en el área de Servicios al espectador, sobretodo en el sector de invitados. Lo que hacía era recibir a algunos invitados, también estar en las tribunas, o los ingresos controlando las entradas, ayudando a la gente a sentarse, a ubicarse en su sitio. Allí estuve inicialmente, durante diez días. Después, para el partido de Argentina, el gerente del estadio se comunica conmigo diciéndome que el Seleccionado argentino quería que un voluntario argentino los acompañe dentro del estadio. Tuve mucha suerte, ya que, a partir de ahí, me sumé al área de Tecnología e Innovación en el futbol. Es un sector que controla la tecnología del estadio, la tecnología que usan los referís, el chequeo del VAR, de las cámaras, de la pelota. Aprendí muchísimo de futbol. Ahí la tarea era asistir a las selecciones. Los íbamos a recibir, les entregábamos todo el equipamiento tecnológico al equipo médico y al equipo táctico, ayudábamos a instalar cosas en los vestuarios, ayudábamos con la comunicación interna. En este puesto tuve la posibilidad de estar en la zona mixta, en la zona de vestuarios, donde no entra mucha gente, y la oportunidad de conocer a todos los jugadores de la selección argentina y de otros seleccionados que jugaron en ese estadio. Terminé de trabajar en los cuartos de final, el último partido fue el de Portugal – Marruecos. Pero sigo acá en Doha, porque FIFA nos cubre alojamiento y comida hasta el final del mundial.
La Selección argentina celebra en las calles de Doha (video enviado por Tomás Vicente desde Qatar)
- ¿Te impulsaron tus estudios, te encantan los deportes, o sos muy futbolero?
Tengo 26 años, estudio Relaciones Internacionales y Turismo, y no soy fanático de fútbol ni un apasionado de practicar deportes, pero sí me gustan, pero siempre me gustó la tarea voluntaria. Es algo que me nació desde que estoy en el Centro Vasco. Creo que uno al involucrarse en una institución, está haciendo una tarea voluntaria, y es algo muy enriquecedor, porque uno pone una entrega total por algo en lo que no está recibiendo a cambio más que la satisfacción del trabajo realizado, de conocer gente, de trabajar en equipo, y la oportunidad de desenvolverte en un ámbito diferente al que estás acostumbrado. Y también la posibilidad de ingresar en el mundo laboral, y darte cuenta de qué es lo que te gustaría hacer en el futuro, si bien en el caso del Centro Vasco es un poco diferente porque está la cuestión cultural y las raíces.
- ¿Tuviste oportunidad de cruzarte con euskaldunes u otros miembros de la diáspora vasca en tu estancia en Qatar?
Tuve la suerte de encontrarme con dos chicos euskaldunes, de Donostia. Los reconocí porque iban con la ikurriña, me acerqué y los fui a saludar y me presenté como miembro de la diáspora vasca. En un mundial de futbol se puede ver cómo toda la gente se une detrás de un mismo objetivo, sin importar las diferencias. Vinieron dos millones de personas a Qatar, todos caminando con sus camisetas, con sus banderas, las caras pintadas, uno se da cuenta del amor que cada quien le tiene a su nación y pensaba: ¡Qué lindo sería que en algún momento se nos cumpla el sueño de que la Euskal Selekzioa pueda jugar un mundial!