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Testimonio de Jon Verastegui, presidente de Euskal Etxea de Tokyo: "Muchos japoneses no salen de casa"

28/03/2011

Jon Verastegui, presidente de Euskal Etxea de Tokyo, y su mujer Megubi (foto Aitor Guinea-Deia)
Jon Verastegui, presidente de Euskal Etxea de Tokyo, y su mujer Megubi (foto Aitor Guinea-Deia)

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Se cumplen dos semanas y media del terremoto (tsunami) y de las terribles consecuencias que trajo para toda una zona al norte de la capital nipona, con un balance de muertos y desaparecidos que ronda las treinta mil personas. Pero el sismo afectó y sigue afectando de modo creciente a muchas más personas. El radio de seguridad sigue ampliándose y el temor a que los niveles de radioactividad desatados por el embate del tsunami a las plantas nucleares de Fukushima sigan subiendo aumenta por momentos. Muchos desconfían de las informaciones oficiales. Otros se curan en salud. El gasteiztarra Jon Verastegui, presidente de Euskal Etxea de Tokyo, y su familia han optado por poner tierra de por medio. Su testimonio, publicado este pasado fin de semana en el diario Deia.

Marta Martínez/Vitoria-Gasteiz. El gasteiztarra Jon Verastegui y su mujer dejaron el pasado fin de semana Japón y no de forma temporal. Su intención es quedarse en Euskadi, aunque no descartan instalarse en otro país. El miedo a la radiactividad y la incertidumbre sobre sus efectos les han empujado abandonar el país.

Llegó el domingo [por el 20 de marzo] a Gasteiz casi con lo puesto. Jon Verastegui dejó atrás sus tres años de experiencia en Japón y regresó a su ciudad natal, donde planea quedarse, por el momento. Con él viaja su mujer, la tímida y risueña Megubi, que ha dejado también su país por la crisis nuclear que atraviesa desde el terremoto y posterior tsunami del pasado 11 de marzo. "No es por los terremotos, a ellos te haces, es por la radiactividad, no saber qué efectos va a tener a corto y largo plazo. Hay mucha incertidumbre", apunta Verastegui.

-¿En qué momento decidieron dejar Japón?

El lunes, día 14, cuando explotó una de las partes de los reactores, decidimos tomar tierra de por medio y nos fuimos a Fukuoka. Allí estuvimos esperando a ver si mejoraba la situación, pero todo seguía igual, y decidí venir aquí.

-¿Piensan volver?

Tenemos que regresar sí o sí, porque hemos venido sin nada, pero estamos pensando seriamente cambiar de país, estamos mirando diferentes opciones. Nuestra intención es no seguir allí más tiempo. Hemos tomado esa decisión de dejar el país y la familia de mi mujer nos ha animado, ya que tenemos la oportunidad y la opción de poder cambiar. Lo que queremos es pasar el mayor tiempo posible fuera de Japón por lo que pueda pasar. Como nosotros hay muchas parejas, sobre todo de japoneses o japonesas casados con algún extranjero.

-¿Tiene algún proyecto en mente?

Yo trabajo en energías renovables, ahora lo hago para Reneso, una empresa que tiene la oficina central en Valencia, pero que trabaja en Japón. La idea es buscar algo aquí, quisiera poder estar ligado a Euskadi de una forma directa o indirecta, ya sea trabajando aquí o en alguna empresa con intereses en el exterior. Somos muy flexibles, no nos importaría vivir en otro lugar, pero me gustaría que tuviera relación con Euskadi.

-¿Qué noticias les llegan de Japón?

La gente está tratando de hacer vida normal, pero están preocupados por lo que pueda pasar con la radiactividad. La gente está preocupada, en muchos de los casos, no sale de casa. Van del trabajo a casa con mascarillas, sin hacer nada más. Están haciendo acopio de víveres y, en este momento, lo más importante, de agua. Las familias han aprovechado que son vacaciones escolares para llevarse a los niños al sur, hay muchas madres que se han ido de Tokio con sus hijos. Hay parejas que están dejando el país.

-¿Está afectando esta crisis al funcionamiento de las empresas?

El problema es que está habiendo cortes de electricidad cada dos o tres horas y no pueden operar como hacían antes del terremoto. Está afectando mucho a las grandes empresas de cara a la fabricación. Y como las piezas que fabrican las mandan aquí o a Estados Unidos, está afectando también indirectamente a otros países. Es un tema complicado. Tenemos noticias, además, de que están revisando otras centrales en el sur y, probablemente, si hay alguna cosa rara cortarán la electricidad también allí.

-¿Costará que el país vuelva a coger el ritmo de antes del terremoto?

Creo que no, creo que, en ese aspecto, se van a recuperar pronto. Es una sociedad muy trabajadora y ponen el 110% a la hora de trabajar. No habrá problemas a la hora de recuperar el ritmo global. Y, sobre todo, cuando funcione correctamente la electricidad, de cara a la producción.

-¿Hay quejas de cómo está manejando la situación el Gobierno?

Les ha pillado completamente desprevenidos y no saben improvisar. El poder de improvisación no va ligado con la cultura japonesa y están dando la información con cuentagotas, tanto el Gobierno como la empresa Tepco, la encargada de la planta nuclear. Y la gente se está empezando a informar a través de medios extranjeros. De momento dicen que son niveles normales, que puede equivaler a lo que es una radiografía, pero la gente no las tiene todas consigo, porque no están dando a conocer los niveles en cada momento. La gente está empezando a poner en entredicho la información y empieza a no creerse todo. Hasta ahora han seguido las pautas del Gobierno, pero ahora empiezan actuar un poco por su cuenta y eso es extraño en el país.

-¿Qué recuerda del día del terremoto?

Mi mujer estaba en casa y yo en la oficina. Primero fue un terremoto pequeño y pensamos que ya estaba bien, pero luego llegó el grande y se empezaron a caer los ordenadores. Tenemos un acuario en la oficina y todos tratábamos de que no se cayera, por miedo a que hubiera un cortocircuito, todos estábamos mojados. Y a todo esto veías el edificio de enfrente que se movía como un péndulo. Y la gente que estaba dentro de la oficina que se agarraba a todas partes. Fue un minuto, pero para nosotros fue horrible. No he pasado tanto miedo en mi vida y eso que tenemos experiencia de terremotos, pero pensaba que de esta no salía.

-Y luego llegaron las réplicas...

De viernes a lunes había terremotos cada dos o tres horas de más de cuatro grados, con lo cual estabas durmiendo y había una réplica. Teníamos un kit de emergencia preparado en la puerta de casa y no dormíamos vestidos, pero casi, por si teníamos que salir de ahí rápidamente. De viernes a lunes dormimos tres o cuatro horas cada día como máximo. Y ya el lunes, cuando explotó parte del reactor, decidimos irnos, aprovechando que la empresa cerraba hasta esta semana.

-¿Cuándo nació la Euskal Etxea de Tokio?

Lleva casi dos años funcionando, yo soy miembro desde el año pasado. Ese mismo día se celebró la junta y me nombraron presidente. Todavía estamos sentando las bases de la Euskal Etxea, todavía no tenemos ni sede. Directamente, somos ocho miembros, pero hay unas veinte personas relacionados con la Euskal Etxea, porque hay gente que no residente de continuo en Japón. También tenemos relación con la asociación vasco-japonesa. Da pena irse de Japón de cara a la Euskal Etxea, porque empecé con ello el pasado mes de octubre y hay un montón de cosas por hacer, prácticamente estamos empezando y da rabia que, justo ahora que estás empezando a sentar las bases, tengas que dejarlo. Y da pena también por la empresa en la que trabajo, porque es un proyecto bonito, interesante. Me encargo, sobre todo, del departamento de ventas, marketing, exportación, etc.

-¿Qué actividades realiza la Euskal Etxea?

Damos clases de euskera para los japoneses y estamos empezando con algunas clases de cocina. Y poco a poco estamos empezando a mirar cómo ayudar a los turistas que van a Japón de aquí. Servirles de guía de la ciudad, echarles una mano en lo que haga falta.

-¿Hay muchos miembros que han dejado el país?

De los miembros no, pero gente que está relacionada indirectamente con la Euskal Etxea, sí. Conozco a tres chicos de Gasteiz que han vuelto y otros cuatro o cinco de Bilbao.

-¿Por qué se fue a vivir a Japón?

Mi mujer y yo nos conocimos en Australia en 2007. Cuando terminé la carrera de Administración y dirección de empresas, me fui a estudiar inglés a Australia y la conocí en mi segunda semana. Después me fui a vivir a Tokio sin saber nada de japonés y tuve la suerte de encontrar un trabajo en una empresa a los dos meses de estar allí, con la que estuve trabajando dos años. El año pasado cambié, aunque siempre he estado relacionado con las energías renovables, la energía solar.

(publicado el 26-03-2011 en Deia)



Comentarios

  • también del sitio de debajo de la Obviedad

    nada es lo que parece, todo se manipula, unos dioses son superados por los otros, mientras, las tecnologías de los poderosos, aunque puedan hacer estragos, se imponen, contra el desarrollo sostenible, en energías limpias al alcance de todos, donde los sátrapas y sus adlátares, de ninguna manara, pueden tolerar la liberación de las masas. Jon, tu apellido es una derivación patriarcal, de la estructura global de vivencias compartidas, de los grandes repobladores, de donde "partía todo"...Del positivismo común de nabar-in

    B-ere-aitz-egi, 29/03/2011 20:15

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