Dani Soriazu / Garazi Rezabal. Ninguno de los tres sabía qué era eso de la Tamborrada cuando llegaron a Donostia. Y ahora, en cambio, no se imaginan un 20 de enero sin que las marchas de Sarriegui les pongan los pelos de punta. Francisco, Mariana y Desmond son estudiantes de Tecnun procedentes de distintas partes del mundo y, por más que lo intentan, no son capaces de transmitir al cien por cien a sus compatriotas que «este día no son sólo 24 horas tocando tambores». Este sábado vivirán la experiencia completa de la fiesta tocando en la tamborrada de esta universidad. Su sonrisa esconde cierto nerviosismo ante el estreno de mañana. «Va a ser algo inolvidable», aseguran los tres.
«Recuerdo que mi primer año la gente me iba contando cosas sobre el día de San Sebastián. Me imaginaba algo impresionante, pero lo que viví fue más allá», asegura Francisco Velázquez. Este estudiante de Ingeniería de 21 años dejó hace casi cuatro años su Honduras natal para emprender en la capital guipuzcoana su formación superior. En la misma línea se pronuncia Mariana Acedo. Esta mexicana de 23 años llegó en 2013 a San Sebastián para estudiar una doble titulación de Ingeniería Biomédica y Mecánica. Sus primeros años los pasó junto a una familia auténticamente donostiarra con la que mamó el fervor de la fiesta. «La hija pequeña salía en la Tamborrada Infantil por lo que en noviembre ya empezaban a sacar trajes, tambores, la veía ensayando...», explica. Llegó el 19 de enero y, aunque diluviaba, salió con otras amigas a la plaza de la Constitución a ver qué era aquello de lo que tanto hablaban. «Y dieron las 12 de la noche y vi un ambiente 'padrísimo', grupos de familias, amigos, disfrutando, cantando. Levantaba los pies y no me caía porque la marea de gente me llevaba y el sonido de los tambores se me metía hasta la médula. Se te pone la piel 'chinita'», Es algo que, o se vive, o no se puede explicar con palabras», asegura.
Desmond Moru es el mayor del grupo y el que menos tiempo lleva en Donostia. A sus 34 años, este nigeriano cumple su segundo curso en Tecnun desarrollando su tesis sobre 'Visión Maquinaria y Robótica'. «Me encantó todo lo que vi el año pasado durante la fiesta. La noche, la mañana viendo a los niños, todo ese color, la gente disfrutando...», asegura. Poco o nada que ver con las celebraciones de su país, aunque allí también se mueven a ritmo de instrumentos de percusión y bailan, «pero a un estilo más... africano», matiza entre risas.
«Es una fiesta difícil de explicar, hay que sentirla, no son sólo 24 horas tocando el tambor»
Concentración absoluta
Para nuestros tres protagonistas formar parte de la tamborrada de Tecnun y poder tocar las marchas de Sarriegui al ritmo de tambores y barriles es algo que les llena de ilusión y que, a su vez, les impone un gran respeto. Francisco saldrá de soldado. «El año pasado cuando los vi me encantó el uniforme y dije 'a la siguiente salgo yo también», dice. Y así será. Estos días ha estado ensayando con intensidad «porque voy a coger una tradición ajena y siento que no puedo defraudar, debo aprenderme todo bien». Mariana, que saldrá de aguadora, asiente y añade que «una cosa es que las marchas te suenen de haberlas escuchado y otra muy distinta es aprenderlas bien. ¡Hasta coger los palillos tiene su técnica!», dice entre risas. Y Desmond apunta que será «una gran ocasión para compartir, disfrutar, apoyar, crecer y aprender con la fiesta».
La Tamborrada saldrá mañana a las 15.45 horas y hasta las 19.30 recorrerá el Antiguo, con salida y llegada en la misma sede de la universidad. Pero ya hoy estos tres estudiantes, junto a varios de sus compañeros, empezarán a disfrutar de la fiesta con una buena cena organizada por Tecnun, que incluye ensaladilla rusa con gambas, crema casera de marisco con gambas salteadas, supremas de ternera al oporto con queso gouda y de postre hojaldre de crema y nata. «Para hacer buen poso antes de la celebración», apuntan los tres entre risas. Saben que les espera una gran jornada. Para Mariana será parte del broche final a su estancia en Donostia, ya que este será su último curso. A Francisco y a Desmond todavía les quedan algunos más. En cualquier caso, el recuerdo del 20 de enero de 2018 estará siempre en su memoria.
(publicado el 19-01-2018 en El Diario Vasco)