Tamborradas en el mundo

por Elena Viñas

Allí donde hay un donostiarra, hombre o mujer se celebra la víspera de San Sebastián. Aunque esté a diez mil kilómetros de distancia. Por ejemplo en Vancouver, al suroeste de Canadá, donde Elena San Emeterio, nacida en la plaza de Lasala de la Parte Vieja, organiza en su propio domicilio una tamborrada. Es la presidenta de la euskoetxea Zazpiak Bat, que carece de sede social. Se reúnen varios vascos, ponen la bandera donostiarra, la ikurriña y el nuevo póster de la Real Sociedad en el salón y, después de cenar sopa de pescado a la donostiarra y carne, cantan el Himno de San Sebastián y redoblan con lo que tengan más a mano.

En el Centro Vasco de Caracas se reúnen antes de las siete de la tarde, hora en que ETB emite aquí la izada de medianoche, los socios guipuzcoanos y algunos vizcaínos. Comen unos pintxos hechos para la fecha y cuando la tamborrada de Gaztelubide redobla a las 12 en punto, acompañan el rataplán sobre asientos y mesas. Después, salen vestidos de cocinero unas setenta personas, adultos y niños, alrededor de la euskaletxea y desfilan tocando lo que tengan más a mano. La crisis social que vive Venezuela puede hacer que se anulen algunos de los actos festivos previstos, como las finales de frontón preparadas para ese día.

En Londres, los vascos de la euskaletxea dan protagonismo a los niños. Como en Olentzero. Les visten de cocineros y después de merendar, tocan el tambor. En México capital, la cena habrá sido el sábado día 18 en el imponente Centro Vasco del elegante barrio Polanco. Los guipuzcoanos, especialmente, se reúnen en la euskaletxea, cenan y ante las banderas de Donostia y la ikurriña interpretan las composiciones de Raimundo Sarriegui que tienen en un disco. La fiesta se prolonga hasta altas horas. Asimismo, el restaurante vasco Guria organiza su tamborrada con el tambor mayor José Ángel Flamarique al frente. Este antiguotarra y su suegra, Aurora Larrañaga de Saratxo, dueña del restaurante, no dejan de celebrar la víspera del patrón.

Con veinticuatro horas de antelación se vivió la fiesta en Gure Txoko, la euskal etxea abierta en pleno centro de Valladolid. «Decidimos adelantarla a la noche del sábado para poder pasar más tiempo. Hacerlo el domingo hubiera sido mucho más complicado, porque la gente tenía que trabajar al día siguiente», explica Nerea Apellániz, presidenta de este centro vasco. Medio centenar de personas se reunieron en el comedor, donde degustaron una cena a base de canapés, gulas, solomillo y pasteles. Minutos antes de la medianoche, comenzó el reparto de palillos y tambores, sin olvidar los tradicionales gorros de cocinero.

En Madrid, alrededor de 350 donostiarras se dieron cita en el restaurante Jai Alai. Sus responsables prepararon dos menús diferentes, en los que, además de incluirse consomé, solomillo y milhojas, se daba a elegir entre angulas o merluza en salsa verde. «La buena marcha de la Real Sociedad esta temporada les ha hecho tirar la casa por la ventana».

Tras los postres, llegó el momento más emotivo de la noche. La bandera donostiarra se izó, mientras tambores y barriles comenzaron a redoblar al mismo tiempo que los concentrados 470 kilómetros más al norte.

Como ellos, decenas de domicilios particulares de vascos, txokos y euskal etxeas repartidos por todo el mundo celebran con emoción el día de San Sebastián.

Artículo publicado el 21-01-03 en El Diario Vasco

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