El piloto boiseano recibió esta semana a título póstumo siete medallas de honor, transcurridos 72 años desde su muerte el 25 de noviembre de 1943, en un enfrentamiento aéreo. La familia Aldecoa ha conseguido que su pariente sea condecorado gracias a las investigaciones y diligencias de Dolores Totoricaguena, mujer de John Wilson, sobrino del homenajeado. Al evento, presidido por el senador de Idaho Mike Crapo, acudieron cerca de 60 personas, entre ellas, Benedicta y Delphine Aldecoa (96 y 93 años, respectivamente), hermanas del protagonista; otros 25 miembros de la familia; Imanol Pradales y Gabino Martínez de Arenaza, representantes de la Diputación Foral de Bizkaia; y la cadena de televisión KTVB. “Estamos muy orgullosos”, indicó Delphine a EuskalKultura.com,
Nampa, EE.UU. Nampa está a menos de una hora de Boise, la capital de Idaho, y es allí donde se encuentra el museo WarHawk. Un centro sin ánimo de lucro en el que fue recordado y homenajeado el boiseano Manuel Aldecoa, "por dar su vida en la Segunda Guerra Mundial, luchando contra los nazis". El senador estatal Mike Crapo ofreció, póstumamente, un total de siete medallas a Aldecoa, las más altas: el Corazón Púrpura, la Medalla del Aire, la Medalla de la Campaña Americana, la Medalla a la Buena Conducta, la Medalla de la Campaña de África-Europa-Oriente Medio, la Medalla de la Victoria de la Segunda Guerra Mundial y el Broche al Servicio de Honor.
En palabras de Dolores Totoricaguena, el Corazón Púrpura es el galón de más valor, “ya que indica que has fallecido o que has sido herido”. “Estamos muy orgullosos –dijo Delphine Aldecoa−. El hecho de que Manuel fuese piloto es una de las razones por las que me hice controladora aérea”. Pero la pérdida de su hermano fue muy dura para ella: “Recordar la guerra es difícil, pero siempre le hemos tenido presente”.
Cuando desapareció en combate, Manuel era lugarteniente segundo. Al ser miembro del grupo 55 del escuadrón 343, sus operaciones solían iniciarse en Wormingford (Inglaterra). Y fue con tal solo 25 años cuando, a bordo de un P-38, Manuel Aldecoa falleció en Lille (Francia), en combate directo con el conocido piloto nazi Johannes Seifert. Según varios libros de historia militar, Aldecoa derrotó a Seifert, pero tuvo que saltar en paracaídas debido a fallos en su aparato y ya no se supo más de él.
Familia unida
Manuel cuenta con una extensa familia y, en total, más de veinte allegados se acercaron al museo de Nampa. Además de las ya mencionadas Benedicta y Delphine, su sobrina Patty Ely (junto con su marido Jack y los hijos de ambos Preston y Joel); además de sus sobrinos Jeanne y John Wilson (y la mujer de John, Dolores Totoricaguena, y su hijo, Richard); dos primas de Manuel nacidas en Mutriku (Euskal Herria) y emigradas a EEUU, Carmen Pagoaga Lete y Louisa Pagoaga Bilbao, y junto a ellas Regina Aldecoa, viuda de otro primo del condecorado. También acudieron otros parientes y amigos, como Patty Miller, directora del Basque Museum y Gloria Totoricaguena, antigua profesora de la Universidad de Nevada-Reno.
John Wilson, sobrino del difunto y marido de Dolores Totoricaguena, agradeció, en nombre de toda la familia, el apoyo del senador Crapo y entregó un cheque al museo, para cubrir los gastos del cuidado de las medallas, que serán expuestas al público en la propia institución.
Llegados desde Euskadi para cuestiones relativas a sus responsabilidades, también participaron en nombre de la Diputación Foral de Bizkaia el diputado de Promoción Económica, Imanol Pradales, y el director de Turismo y Acción Exterior, Gabino Martínez de Arenaza. Este último indicó a EuskalKultura que la ceremonia fue “altamente emotiva”. “Es un honor para todos que un descendiente de vascos sea homenajeado con estas medallas; es algo que agradecemos al Gobierno de EE.UU.”, agregó.
Delphine Aldecoa: “Los jóvenes de hoy deberían saber lo que ocurrió y que podría volver a ocurrir”
La hermana más joven del homenajeado puntualizó que “los jóvenes de hoy en día son un poco indiferentes respecto de estas cosas. Deberían saber lo que ocurrió y que podría volver a ocurrir”. Por eso cree que es importante traer estos temas “a primera página”.
La propia Delphine cuenta con importantes hitos en su biografía, como el hecho de convertirse en la segunda mujer en la historia de los EE.UU. en alcanzar el rango máximo en una Torre de Control Aéreo. Para conseguirlo, debió luchar el doble que sus compañeros y superar las muchas trabas que le impuso un entorno histórico machista: “No resultó nada fácil, espero que hoy en día sea más sencillo”.
A la pregunta de qué consejo les daría a las jóvenes profesionales de hoy, respondió que “estudiar y trabajar mucho”. “Al llegar a un nuevo puesto de trabajo hay que aprender, saber y demostrar. Será difícil, pero te aceptarán si demuestras que eres tan buena, o mejor que ellos”.
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