Muchos y distintos son los motivos que llevaron a estos veintidós argentinarrak y al único uruguaitarra del grupo a comenzar a estudiar la lengua de Euskal Herria. En la gran mayoría de los casos, el motor que los impulsó a encarar esta singular empresa fue la necesidad de recuperar la lengua de sus antepasados, algunos más lejanos, otros, en cambio, de la generación anterior. En el caso de María Laura Galarraga, platense de 22 años, su primera referencia acerca del euskara llegó a través de sus bisabuelos, oriundos de Tolosa. 'El euskera era la lengua de mis bisabuelos --cuenta--; mi papá fue toda la vida al Centro Vasco y cuando yo también empecé, vi que en el centro algunos lo hablaban y había clases, y lo quise aprender'
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[El grueso del grupo a la entrada del barnetegi Maizpide de Lazkao]
Para Nieves Castillo Alzuri, villeguense de 33 años, el recorrido fue similar. 'Mi abuelo era vasco, --relata la representante de General Villegas-- pero toda su vida adulta la vivió en Argentina. A pesar de eso nunca pudo aprender bien el castellano. Yo no llegué a conocerlo pero siento mi raíz vasca. Él era natural de Arantza, Navarra, y lo que fui conociendo de la cultura y el idioma de su pueblo me atrajo tanto que empecé a estudiar'. Para Nieves, como para tantos otros del grupo, la sensación de estar viviendo un sueño aún no ha pasado. Sobre todo, tal como lo expresa ella con una sonrisa colmada de ilusión, 'porque estoy viviendo en un baserri, en Lazkaomendi, con un paisaje de postal y con una familia maravillosa'.
'Me llamó la atención que se escuche así por la calle'
A Andrés Monteagudo, 32 años, de Tres Arroyos, le sucedió lo que a tantos que tomaron el primer contacto con la lengua en la casa: 'Mi abuelo hablaba euskera, --explica Andrés-- pero, claro, no batua y eso a veces genera problemas a la hora de entender. Yo siento la necesidad de saber euskera porque me interesa mucho la cultura vasca. A diferencia de lo que se dice en Argentina --agrega el irakasle tresarroyense--, acá se escucha mucho euskera en la calle, y eso me llamó la atención para bien'.
[Algunos de los estudiantes en la biblioteca de Maizpide. Siendo argentinos y uruguayos no pueden faltar sobre la mesa las correspondientes 'bombillas' de mate]
También con una marca muy fuerte dejada por sus abuelos, María Elena Etcheverry comenzó a estudiar para recuperar la lengua con la que se comunicaban sus antepasados. 'Yo era muy chiquita cuando mis abuelos fallecieron y no pude retener en ese momento su cultura y su idioma. Ahora después de varios años de estudio, me doy cuenta de que saber euskera enriquece y completa mi personalidad'.
'Mi madre, argentina, tuvo al euskera como primera lengua
En otros casos, el contacto con el euskera fue más cercano y reciente. Las hermanas María Carmen y Alicia Itcea desde pequeñas escucharon hablar a su madre en euskera y en cuanto tuvieron la posibilidad de empezar a aprenderlo en la euskal etxea de General Rodríguez no lo pensaron dos veces. 'Mi madre nació en Argentina pero su primera lengua fue el euskera --explica Alicia--. Por eso para mí estudiar esta lengua es un sentimiento'. 'Nuestros abuelos eran unos de Navarra y otros de Iparralde --añade María Carmen--. Yo comencé a estudiar sólo para conocer algo que sentía muy cercano pero desconocido. Nunca pensé que iba a avanzar tanto'.
Paula Lerchundi, de 43, del Laurak Bat de Buenos Aires, experimentó una vivencia parecida. 'Cuando yo era chica, en mi familia se hablaba euskera, porque mi viejo era nacido en Orio, Gipuzkoa. Mientras él vivió para mí lo vasco fue un mundo conocido, pero del que no quería participar. Lo que despertó mi sed de saber euskera, fue la muerte de mi viejo. Cuando él ya no estuvo, sentí la necesidad de salir al rescate de aquel mundo'
.'Aprendo por compromiso personal con el pueblo vasco'
Una necesidad afectiva fue también la que llevó a María Blanca Irusta hace ya algunos años a la Casa de la Cultura Vasca de Buenos Aires para averiguar por los cursos de idioma. 'La primera razón por la que comencé --cuenta María Blanca, de 60 años--, fue afectiva porque mis padres eran vascos. Mi madre, que fue una de las primeras integrantes del coro Lagun Onak, lo perdió al llegar a Argentina pero mi padre, como buen baserritarra, lo conservó. Por otro lado --agrega la irakasle del Laurak Bat--, también hay una razón de compromiso personal con la historia vasca y con el destino del pueblo vasco' .
[Cada día, después de comer, buena parte del grupo acude a la sala de ordenadores a chequear los mails y las noticias que llegan desde Argentina]
La cordobesa Elba Mocoroa también se dio al euskera por amor a la lengua de su padre, natural de la villa guipuzcoana de Tolosa. 'Soy profesora de castellano, literatura y latín, y eso también me llevó a aprender un nuevo idioma --señala Elba--, pero podría haber estudiado otro y sin embargo estudié éste. Ahora quiero aprender para trasmitir lo aprendido y sobre todo aprovechar la estadía en Lazkao para practicar la expresión oral'.
Acercamiento al euskera a través de la danza
Marina Aranguren, de 30 años, miembro de la porteña Euskaltzaleak, y su familia siempre se mantuvieron en contacto con sus tíos y primos que quedaron en Bizkaia. 'Manteníamos contacto vía carta; yo sabía que ellos hablaban la lengua y siempre me llamó la atención, por eso un día me acerqué a Euskaltzaleak y empecé a estudiar. No tenía idea de con qué me iba a encontrar, pero me gustó y por eso cuando me ofrecieron dar clases acepté el desafío'
.Las danzas han tenido siempre un lugar muy importante en las euskal etxeak y en la Diáspora en general y en más de un caso han funcionado como puente para que los dantzaris comenzaran a interesarse en el euskera. 'Yo empecé a bailar a los nueve años porque mi abuelo materno era de Etxalar, Navarra --recuerda María Emilia Cairo, 26 años, del Euzko Etxea de La Plata--; mi acercamiento a la cultura vasca surgió a partir de la danza. Más adelante comencé a estudiar euskera y me resultó apasionante. Si bien me interesan las lenguas en general, y por eso estudié el profesorado en Letras en la Universidad, el euskera tiene para mí un ingrediente emocional muy fuerte que no tienen otros idiomas que he estudiado' --explica María Emilia quien, al igual que los otros integrantes del grupo, ya da clases en su euskal etxea.
'Empecé por una canción de la banda Soziedad Alkoholika'
Para María Ángeles García, 32 años, de Concordia, el móvil fue el mismo: 'Aunque tengo antepasados en Iparralde, llegué a la euskal etxea para hacer danzas vascas invitada por un amigo. A los dos años se empezó a dar euskera y como me gustan los idiomas me inscribí. Es mi primera vez en Euskal Herria --cuenta emocionada-- y lo que estoy viviendo es aún más lindo de lo que me imaginaba', señala.
Entre tantas historias, también hallamos las de algunos que, si bien tienen antepasados vascos, llegaron al euskera por casualidad. Gabriel Arce, 25 años, de Euskaltzaleak de Buenos Aires, escuchó por primera vez unas palabras en euskera en una canción de la banda Soziedad Alkoholika: 'Una de las canciones que escuché estaba en un idioma que no conocía, y empecé a averiguar qué era. Luego, hablando con mi viejo me contó que sus antepasados habían emigrado desde el País Vasco a San Luis. Así que fue medio de casualidad que descubrí esa parte de mi historia que nunca había vivido'
.'Sentí curiosidad; hoy es parte fundamental de mi vida'
Para Sabrina Otegui, pergaminense de 34 años, el euskera también constituyó un descubrimiento casual. 'Mi padre siempre estuvo en contacto con sus primos de Tolosa, pero a la hora de hablar de ellos, hablaba de sus primos 'españoles'. Cuando estaba terminando la licenciatura en Letras, en una de las materias de lingüística se mencionó al euskera como la lengua de los vascos y sentí mucha curiosidad. Inicialmente lo tomé como un hobby, pero ahora forma parte fundamental de mi vida' .
[El grupo de la Diáspora y otros alumnos de Maizpide comiendo conjuntamente]
'Yo no tengo antepasados en Euskal Herria, pero en este momento estoy completamente comprometida con la cultura y la lengua vasca --cuenta María Belén Girasole, 22 años--, otra de las irakasles formadas por Euskaltzaleak y que actualmente se desempeña como irakasle en el Instituto Euskal Echea--. Mi novio empezó a estudiar euskera y después me enseñaba lo que aprendía en clase. Entonces decidí ir a clase yo también con la expectativa de aprender una lengua nueva e interesante para mí. Ahora, estando acá, me emociona estar en un ambiente tan euskérico y con una familia euskalduna que nos mima todo el tiempo, y de la que ya me siento parte' .
'Mi sueño sería llegar con él hasta Tierra de Fuego'
Si bien la mayoría de los alumnos de este grupo 'Diáspora II' se vinculó con el euskera por un sentimiento hacia sus antepasados, todos y cada uno de ellos afirma tener conciencia de que esta experiencia tendrá frutos en el futuro, en la medida en que puedan trasmitir lo aprendido acá, en sus euskal etxeak y a las próximas generaciones.
'Empecé a estudiarlo por aprender la lengua de mis antepasados, que eran de Irún, y de Baigorri, en la Baja Navarra --explica Leonardo Eguiazabal, el representante uruguayo del grupo--. Despues entré en una euskal etxea y me propuse aprender lo más posible, como un patrimonio personal y para poder trasmitirlo algun día a mis hijos, a mi familia y a todo el mundo'. Por su parte, Rocío Basterra nació en Viedma, en la Patagonia, y cuando se fue a vivir a Bahía Blanca se encontró con la posibilidad de aprender el idioma, de practicar pelota y de bailar. 'En la Unión Vasca tuve todas las posibilidades que no tenía en Viedma. Ahora mi objetivo es aprender para poder trasmitirlo en la Patagonia, mi sueño sería llegar con el euskera hasta Tierra del Fuego'.
'Enseñar euskera es una manera de retribuir lo que recibí'
Desde Tandil, Maria Cecilia Cenoz, 43, comenzó a estudiar la lengua de su abuelo, de Muskiz, sólo por el placer de conocerla. 'Lo de enseñar vino después --cuenta Cecilia, que tiene como objetivo permanecer en Lazkao hasta junio--. Cuando empecé no pensé que iba a llegar a ser irakasle, pero está bueno porque es una manera de retribuir lo que uno recibe'. Con respecto al ritmo del barnetegi, Cecilia, como tantos otros de sus compañeros, está sorprendida de cómo se usa el euskera en todo momento. 'Fuera de la clase todo el mundo sigue hablando en euskera, durante las comidas y los recreos'.
La misma grata sopresa recibió Natalia Hormazabal, nicoleña de 26 años afincada en Rosario. 'Antes de venir me imaginaba un poco cómo iba a ser el barnetegi porque algo de experiencia tenemos a raíz de los que se organizan allá. Es duro porque tanto dentro del barnetegi como cuando llegamos a nuestras casas hablamos todo el tiempo en euskera sin descanso, pero es la única manera de aprender' .
Lazkao: Vivir todas las horas del día en euskera
Tal como afirma Natalia, el método del barnetegi no constituyó una novedad absoluta, ya que además del trabajo de aprendizaje a distancia que cada cual desde su lugar de residencia viene realizando la mayoría de los participantes desde el 2004, dos veces al año tomaron parte de barnetegis organizados en Argentina. Para Angela Díaz Ezquiaga, 30 años, de la localidad de Magdalena, lo que está viviendo estos días era justo lo que esperaba. 'Acá durante las clases hacemos más o menos lo que hicimos en los barnetegis allá. Pero claro, hay una gran diferencia, acá los alumnos hablan euskera en todo momento aunque cometan errores'.
'Nosotros ya vinimos un poco familiarizados con el tema barnetegis --recalca Eugenia Hourçouripe, 24 años, de La Plata--, de todas formas estoy como en una nube, todavía no puedo creer estar en Lazkao. Yo empecé a estudiar sólo para aprender, nunca me imaginé que iba llegar hasta acá'. Algo similar le sucedió a José Boccardo, 26 años, de Chacabuco, quien se acercó a la euskal etxea sólo con la expectativa de aprender un nuevo idioma: 'Todo lo que vino después no lo esperaba --reconoce--, lo que estamos viviendo, esta posibilidad de estar acá, conocer gente, todo esto es un extra que nunca hubiera imaginado' .
'Puede resultar duro, pero los resultados saltan a la vista'
Después de cuatro años de constante trabajo a partir de una plataforma virtual, desde la que el irakasle de Maizpide Jon Joseba Urdangarin Arrieta enviaba semanalmente unidades de trabajo y convocaba para realizar mintza-praktika también por medio de internet, éste constituye asimismo un buen momento para una reflexión del propio irakasle Urdangarin quien tiene ahora la posiblidad de cruzarse en los pasillos de Maizpide con sus alumnos sudamericanos.
'Siento una inmensa alegría porque han venido, --cuenta Urdangarin-- y sobre todo estoy muy feliz porque los veo integrados, se han integrado bien a los grupos de aquí. Los hemos puesto en niveles altos y rinden tan bien como los alumnos de aquí. Estoy seguro de que cuando vuelvan van a estar mucho mejor preparados y no me cabe duda de que lo van a hacer muy bien como profesores'.
El irakasle euskaldun, a raíz de esta experiencia que, reconoce, lo ha enriquecido mucho como profesor, también mira hacia el futuro. 'Personalmente me ha costado bastante trabajo y esfuerzo la dinámica del programa remoto, pero ha sido para mí una experiencia muy buena como profesor por los resultados obtenidos y que están a la vista. Por eso quiero animar a los que están y a los que empiecen con este proceso, ya que puede resultar a veces un poco duro, pero sus frutos están a la vista'.
Enlaces relacionados
Instituto HABE de aprendizaje de euskera
www.habe.org
FEVA, Federación de Entidades Vasco Argentinas
www.fevaonline.org.ar
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