San Nicolás, Argentina. Reconocida por sus iniciativas solidarias, la euskal etxea nicoleña cuenta con un gran grupo de cocineros con los que lleva a cabo desde el año 2002 el proyecto “Etxe Nasaia”, dando de comer en su sede a decenas de niños en edad escolar. Cerradas las escuelas por la cuarentena, no por ello el hambre desaparece, por lo que, desde el viernes pasado, los voluntarios del Centro Vasco cocinan cada semana para un merendero o comedor diferente de los barrios más necesitados de la ciudad.
En tiempos de aislamiento social, es necesario planificar una dinámica que haga esto posible. Secretaria y lehendakari hacen cada semana el pedido de los alimentos frescos y la casera los recibe el viernes por la mañana. Ese día, un grupo de jóvenes, que por su edad no se encuentran dentro de la franja de riesgo, prepara la comida que se cocinará el sábado a la mañana. Los merenderos y comedores pasarán a buscar los alimentos por la sede vasca el sábado al mediodía. “Todo esto se coordinó con Acción Social de la Municipalidad, para no superponer ayudas”, explica a EuskalKultura.eus la lehendakari Ana María Erausquin.
No es la primera vez que ante una situación extraordinaria el Centro Vasco se organiza para brindar una ayuda especial. Lo hizo, sin ir más lejos, en la gran inundación de principios de 2017. Tengamos en cuenta que en la particular situación impuesta por el COVID19, cada acción requiere esfuerzo y coordinación, y depende además de la situación económica del Centro Vasco, que no es hoy sencilla. Erausquin agrega que hacía tiempo deseaban retomar la actividad y que ha sido gracias al empeño de los jóvenes que han podido lograrlo. La solidaridad y la capacidad de trabajo en equipo siguen caracterizando a los vascos y vascas de San Nicolás.