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Ciudad de México, México. Esta tarde el director Oskar Alegría presentará el documental "La casa Emak Bakia" en el Instituto Francés de América Latina. La película viene de Buenos Aires, donde participó en el festival BAFICI 2012, y cautivó al público, especialmente a numerosos descendientes de vascos que asistieron a las proyecciones, según explica Alegría a EuskalKultura.com. La película retrata la búsqueda de una casa en la costa de Lapurdi, una búsqueda similar a las que muchos vascos de la Diáspora han vivido en primera persona. 

El punto de partida del documental es una película experimental filmada en 1926 por el famoso fotógrafo Man Ray: se títula simplemente "Emak Bakia", una expresión vasca que significa "¡déjame en paz!" y que despertó la curiosidad de Oskar Alegría. Las imágenes no hicieron sino aumentar el misterio: "La película es un solo plano en el que se ve el paisaje y me pareció que era de nuestra tierra: caseríos aislados, paredes blancas... Pero se rodó en los años 20, ¡a saber de dónde eran las imágenes!", recuerda Alegría.

Una "foot-movie"

Tirando del hilo, Alegría descubrió que Man Ray pasó temporadas en Biarritz, en una casa llamada Emak Bakia. El director navarro decidió buscar la casa y mostrar esa búsqueda en este documental.

"La búsqueda de la casa puede ser el eje, si es que hay un eje, quién sabe, y para encontrar esa casa, hay que salir a buscarla a pie...", dice Alegría, explicando con humor que la película es más una foot movie que la clásica road movie. "Creo que solo a un ritmo pausado, ni en coche ni siquiera en bicicleta, solamente andando, podemos encontrar todos los tesoros y sorpresas inesperadas que nos regala el camino".

Mirando al mar

Y encontrar, Alegría encuentra muchos tesoros a lo largo del camino, y los espectadores con él, a medida que avanza el documental. Alegría toma una imagen de la película de Man Ray y recorre la costa de Lapurdi, buscando la casa. "Sobre todo llevaba en la cabeza una imagen, un fotograma en el que se ve el mar y un cabo desierto, sin casas".

Al final, mientras Alegría se dedica a mirar al mar obsesivamente, es un amigo que le acompaña quien da con la casa, mirando hacia el interior. "La encontró gracias a una ventana con columnas", explica Alegría. "Son unas columnas extrañas, porque la casa la construyó un noble venido de Rumanía. En aquella época Biarritz estaba llena de aristócratas y este noble construyó una réplica de su palacio rumano. En el momento en el que la encontramos, sentí que allí comenzaba un largo camino".

[La misteriosa casa Emak Bakia (foto Oskar Alegria)]

La prima de Nabokov

En ese largo camino Alegría se ha encontrado muchas sorpresa, entre ellas la de una princesa alemana que, como él, buscaba la casa. Es la nieta del noble rumano y se llama Maria Despina zu Sayn-Wittgenstein. "Es una mujer de gran estilo, a sus 94 años, un personaje de otra época. Además de ser prima del escritor Vladimir Nabokov, de joven fue campeona de ping-pong de Rumanía y es bióloga. Investigó sobre el olfato de las hormigas. Increíble", resume Alegría.

Y sin embargo, personajes así son frecuentes en la costa vasca, asegura el director: "La costa de Lapurdi es nuestro Ampurdá, tiene algo especial, a saber, quizá un viento especial, como la tramontana. La costa siempre está llena de lunáticos, y digo lunáticos en el buen sentido. Sí, cada casa guarda muchas historias, desde el palacio Abbadia al castillo Ilbarritz han vivido muchos personajes curiosos junto a este mar". 

[Maria Despina zu Sayn-Wittgenstein mirando al mar desde la casa Emak Bakia, en una imagen del documental]

El noble solitario

La casa Emak Bakia es un ejemplo de ello, asegura: "Un noble rumano que encontró su paraíso en una colina de Bidart. Quería estar fuera de Biarritz, al margen del ambiente aristocrático. Huyendo de allí construyó un palacio en una colina aislada, con materiales traídos desde Rumanía. Él mismo bautizó la casa y escogió el nombre, Emak Bakia, para reivindicar su paz y su libertad".

Hoy en día la casa pertence a una empresa aeronáutica francesa, y sus trabajadores la utilizan como lugar de recreo para las vacaciones. "El palacio ha sido ocupado por los obreros, he ahí otra historia", añade Oskar.

Exito en Buenos Aires

Alegría viene de presentar la película en Buenos Aires, y se sorprende del gran número de vascos que asistieron a las proyecciones. "La recibieron con mucha emoción. Muchos jamás han pisado su/nuestra tierra, pero la conocen de memoria a través de historias y anécdotas", cuenta.

Tras las proyecciones muchos compartieron con él sus impresiones: "Por ejemplo, un Zuloaga se me acercó llorando para decirme que siempre soñaba con la casa de sus antepasados y que, al ver mi película, en cierto modo había encontrado la casa y cumplido su sueño...", recuerda. "Otro argentino, un joven hijo de vascos, periodista y escritor, vino a las tres proyecciones que hicimos. '¡Pero si ya te la sabes de memoria!', le dije y él me respondio 'vine a emocionarme de vuelta'. Se apellidaba Jauregui (palacio, en euskera)...¡Qué casualidad!", se sorprende.

En Ciudad de México y Edimburgo

Alegría ha invitado expresamente a la comunidad vasca de México a las proyecciones que se hllevarán a cabo hoy, a las 21:00, en el Instituto Francés de América Latina, y el domingo, en el Centro Cultural Tlatelolco (a las 19:00).  Desde México la película saltará a Escocia donde concursará en la Sección Oficial del Edinburgh International Film Festival. En septiembre se presentará en Euskal Herria en el Festival Internacional de Cine de Donostia, y en octubre volverá a México, al Festival de Cine de Morelia.