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Se jubila José Antonio Aramayo, que rememora su vida deportiva en La Plata, Gasteiz, A Coruña, Valladolid...

03/05/2011

Aramayo se jubila como masajista del Real Valladolid después de 32 años en el día a día pucelano (foto AntonioQuintero-Norte de Castilla)
Aramayo se jubila como masajista del Real Valladolid después de 32 años en el día a día pucelano (foto AntonioQuintero-Norte de Castilla)

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En apenas unos meses se jubila en Valladolid (España) un vasco de amplia carrera deportiva, nacido en Ondarroa (Bizkaia), que con cuatro años pasó a vivir junto a su familia a La Plata, Argentina, donde inició sus andanzas futbolísticas en el Deportivo de La Plata, el club Atenas y la selección platense, para viajar posteriormente a España, donde continuaría su larga carrera, primero como portero y más tarde como masajista. "Cuando llegué a La Plata no hablaba el castellano, sólo sabía euskera. Aprendí el 'argentino'", señala mientras recuerda que tiene en La Plata dos hermanos, cuatro sobrinos, tres sobrinos nietos y muchos amigos. La entrevista se publicaba el domingo en el diario Norte de Castilla de la capital vallisoletana.

Arturo Posada/Valladolid. José Antonio Aramayo (Ondarroa, Bizkaia, 1943) se jubilará este verano después de 32 años como masajista del Real Valladolid y dos como guardameta. Su vida da para varios tomos.

-Nació en Ondarroa, en el País Vasco. ¿Por qué emigró a Argentina?

-Acababa de terminar la guerra. Las cosas estaban mal. Mis padres tenían unos primos allí y mi madre, una hermana. Les escribieron una carta. Les dijeron que allí había trabajo. Nos fuimos mis padres y mi hermano. Mi madre estaba embarazada de siete meses. No permitían viajar en aquel estado, pero lo disimuló. El viaje duró 22 días.

-¿Qué edad tenía?

-Cuatro años.

-¿Cómo fue su infancia allí?

-Vivíamos en La Plata, a 60 kilómetros de Argentina, en la capital de la provincia de Buenos Aires. Cuando llegué allí no hablaba el castellano, solo sabía euskera. Aprendí el 'argentino'. Estuve en un colegio de curas. Allí jugaba al fútbol

-Como portero, claro.

-Siempre como portero. Jugué en la quinta de Estudiantes hasta que pasé a la liga amateur platense. Estuve en el Deportivo de La Plata, en el Club Atenas, en la selección platense hasta que me vine de nuevo para España.

-Un viaje de vuelta a las raíces.

-Fue a través de un amigo. Un día me dijo: 'che, vasquito, vamos para España'. Pero si no tengo un mango, le contesté. Me explicó que la embajada pagaba el pasaje si íbamos a hacer la mili, o la colimba como se dice allí. Era un viaje de ida y vuelta. Una buena oportunidad para ver a la familia. Pensé: si no es con el fútbol, será con la música. Algo haré. Mi pensamiento era estar año y medio o dos años y volver.

-¿Por dónde empezó?

-Fuimos a Madrid. Teníamos una carta de recomendación. Nos llevaban Alfonso Aparicio, Fernando de la Hoz y un tal Fernando Torcal que murió hace poco. Me probaron una cantidad de equipos. No me cogían porque esos tres representantes pedían mucho dinero por mí. El primer equipo que me probó fue el Betis. Luego, el Recreativo de Huelva. Mientras, me entrenaba con el Atlético de Madrid en la época de Ufarte, Luis... Vivía en una pensión.

-La música era otra opción...

-Sí. En el barco de Argentina a España venía un conjunto que iba a actuar a Mallorca. Toqué con ellos en el viaje. ¡Llevaba ensayando desde niño con los tenedores! En Madrid les faltaba el baterista y estuve tocando con ellos dos meses. Me vino bien porque saqué un montón de pesetas. Conocí a Machín. Estuvimos tocando con él en una sala de fiestas. También con José Guardiola...

-¿Pero usted no había venido para hacer la mili, la colimba?

-Claro, tenía que hacerla. Estuve un año dando tumbos, a punto de irme a Estados Unidos a jugar. Conocí a Carmelo Cedrún [exportero de Athletic y Español], que iba a Baltimore. Al final no fui a Estados Unidos. Hice la mili en Vitoria. Estuve una semana probando con el Alavés. Me ficharon. No hubo problemas de dinero. Permanecí dos años en el Alavés, uno en el Mirandés, que es cuando se interesó el Real Madrid. Al final optaron por García Remón: creo que supieron elegir. Mientras, trabajaba de camarero en Vitoria.

-Hasta que le llamó el Valladolid.

-Sí, fue [el presidente] Santiago Gallego. Quería que viniera. La conversación duró tres minutos. Conocía Valladolid por el fútbol. Había jugado contra ellos. Cuando se habló del interés del Real Madrid, surgieron varios equipos. Uno fue el Real Valladolid. Estuve dos temporadas. De aquí me fui al Almería (un año). Pasé al Rayo (dos temporadas), con Héctor Núñez y Alfredo Di Stéfano de entrenador. Luego, dejé el fútbol.

-¿Empezó en ese momento su etapa de masajista?

-Sí, me marché al Deportivo de La Coruña. Estuve dos años. Antes, cuando había quedado para ir a Galicia, me llamó Fernando Alonso [el presidente de entonces] por medio de Ramón Martínez [secretario técnico]. Le dije que me había comprometido con el Coruña. Al año siguiente me volvieron a llamar. Y al siguiente, ya con Gonzalo Alonso de Paz, se hizo la operación.

-Vamos con su etapa de portero. ¿Es verdad que le regalaron unas rodilleras una noche de Reyes y eso le decantó hacia la posición de guardameta?

-Ah, sí, je, je. Lo que pasa es que siempre me gustó hacer gimnasia. Con un equipo de estudiantes quedamos campeones en Argentina dos años. Desde pequeño siempre fui portero, me gustaba tirarme al suelo. Una noche de Reyes, tendría nueve años, me regalaron un par de rodilleras y a mi hermano un balón. No me las quitaba ni para dormir. No es que las rodilleras me hicieran portero. Ya tenía la vocación.

-La batería tardó más en llegar...

-Sí, pero ya con nueve años toqué con una orquesta en un baile oficial. Eran los mismos que venían al Centro Vasco a tocar. El acordeón me aburría. Un día me senté en la batería y les acompañé. Quisieron que les acompañara en un baile y, tras pedir permiso a mi padre, lo hice. Con 18 años, empecé a tocar en algunas orquestas. Cuando me vine a España, estaba tocando en un grupo de salsa.

-¿Pensaba que se ganaría la vida con la música o con el fútbol?

-Más con la música. Tenía más destreza que como portero. La habilidad con las manos se me da bien. Aunque a veces gritaba «¡mía!» y la pelota pasaba de largo.

-En el Alavés estaba Puskas.

-Sí, primero tuve como entrenador a Iñaki Izaguirre, un jugador del Athletic de Bilbao y luego a Pancho Puskas. Había entrenado con él en la Ciudad Deportiva del Madrid. Nos encontramos en el Alavés. Un buen tipo, un fenómeno.

-He mirado su primer partido de Liga con la camiseta del Real Valladolid en el año 1971. Ganó el Pucela por 3-1. Javier González escribió en este periódico que estuvo usted «seguro en los blocajes».

-Blocaba bien porque no me gustaba dar de puños. En el Rayo, con Di Stéfano, siempre salía y la agarraba, salvo cuando se me escapaba. Un día me dijo: «No es cuestión de agarrarla siempre, hay que darle un puñetazo alguna vez». Empecé a dar puñetazos y me recordó: «¡Tampoco es eso!». Se lo digo a los porteros: dan muchos puñetazos. Se lo decía a César Sánchez, un portero con unas pinzas impresionantes.

-¿Qué recuerda de sus dos temporadas como guardameta en el Real Valladolid?

-Teníamos un equipo bueno. Una delantera de lujo: Astrain, Lorenzo, Álvarez, Lizarralde y el finado Fede. Luego, vino Cardeñosa. En la media, Endériz y Berriozábal...

-¿Cómo se llevaba con Benjamín y Llacer, los otros porteros?

-Muy bien. También estaba Fernando Sánchez, un chaval jovencito de 18 años. Siempre intenté llevarme bien con todo el mundo, pero una cosa es la amistad y otra la profesionalidad. Ahí, el que más pueda, sin hacerse maldades. Guardo muy buena amistad con los dos.

-¿Qué cursos siguió para ser masajista?

-Hice un curso en Madrid de masaje vital corporal. En Valladolid hice cursos de masaje deportivo y terapéutico, un poco de osteopatía.

-Usted llegó al Real Valladolid como masajista en 1979 y el equipo ascendió esa campaña después de 16 años entre Segunda y Tercera. ¿Cómo fue aquel ascenso?

-No fue muy alegre porque nadie se dio cuenta de que habíamos ascendido. Ganamos al Santander aquí 1-0. Llegamos al vestuario y Eusebio Ríos preguntó por otros resultados. Sacó cuentas y dijo que estábamos en Primera División. Estábamos contentos, pero no se hizo nada especial. Al domingo siguiente jugamos contra el Palencia, que estaba para descender. Me llamaron del Deportivo para darnos una prima de 80.000 pesetas a cada jugador si ganábamos. Se lo dije a Moré y a Jacquet, los dos capitanes. Me imagino que lo transmitieron en el vestuario. Jugamos contra el Palencia y perdimos 0-2. La afición nos silbó. ¡Y eso que habíamos ascendido la jornada anterior! Fue un ascenso amargo. Me dio pena. Qué más daba perder contra el Palencia.

-Con el título de la Copa de la Liga la alegría sí fue mayor para todos.

-Memorable. Muy bueno. También me quedo con el ascenso que logramos con Mendilibar. El equipo batió todos los récords. Fue impresionante. El recibimiento en Valladolid... Imborrable.

-Ahora que se va a jubilar no estaría mal celebrar otro ascenso.

-No estaría mal, no. Sería bajar y subir, no es lo mismo que estar tres años abajo, pero ojalá se consiga.

-En estos 32 años como masajista, ¿qué jugadores son los que más le han llamado la atención?

-Muchos. Como porteros, Fenoy, Mauro Ravnic, César Sánchez y Sergio Asenjo, el último de los consagrados. Como defensas, el negro Gilberto Yearwood, uno de los mejores extranjeros que hemos tenido; Moré, Minguela, Jorge, el Pato Yáñez, el Polilla Da Silva. Y un gran jugador, polémico impresionante, que era Paco Fortes. Entraba al partido y lo revolucionaba. Un gran tipo, pero en el campo se hacia odiar. Más jugadores: Caminero, García Calvo, Cardeñosa... Hemos tenido grandes futbolistas. Siempre pongo el ejemplo de pundonor de Cuaresma. Técnicamente era justito para jugar en Primera, pero estuvo varias temporadas aquí. Tenía un alma impresionante. Siempre traían a alguien para suplirlo y al final terminaba jugando él.

-¿Y entrenadores?

-Eusebio Ríos. Un tío sencillo que hacía las cosas muy fáciles. Con Paquito también tuvimos dos años muy buenos. De casi todos tengo buen recuerdo. El que más, posiblemente, Cantatore. Vicente marcó una época, hizo historia. También Mendilibar últimamente. Todos han enseñado algo.

-¿Alguno le ha decepcionado?

-Sí, hubo uno que creo que vino equivocado, mal aconsejado. No voy a decir el nombre. Incluso tuve un pequeño roce con él. Ahí quedó. Fue uno solo, en 32 años.

-Parece que la culpa no era suya.

-No lo sé, personalmente pienso que no. Yo llevaba unos doce años aquí. Tal vez pensaba que yo era el chivatito de aquí o el prepotente. Sin embargo, cuando vino Víctor Espárrago, vi que era un tío muy disciplinado. Lo primero que dijo es que los auxiliares no teníamos que estar en el terreno de juego. Si había un balón a un metro de mí, no lo tocaba. Hubo un detalle con Vicente Cantatore, que era entonces entrenador del Tenerife. Salí a verle y estaba hablando con Espárrago. «¡Hombre, misil! ¿Qué tal estás?», me saludó. Y a continuación le dijo a Espárrago: «Antes de ir al Valladolid tenías que haberme preguntado en quién podías confiar». Me imagino que iba por mí. Siempre he intentado ser servicial y no crear problemas.

-Tampoco le veo teniendo problemas con muchos jugadores.

-No, no, pero un día con uno hubo un roce en un partidillo. Estaba yo de linier, pité un fuera de banda y me equivoqué. Me llamó hijo de su madre, serio y cabreado. Me puse serio y le pregunté qué había dicho. Luego, vino al vestuario y me pidió disculpas. En mi vida de fútbol habré encontrado dos malas personas.

-¿Alguna vez dio consejos a los entrenadores?

-Solo una vez. A Maturana, buen tipo y buen entrenador. Veníamos de jugar a Zaragoza y paramos en Tudela a cenar. Él ya pensaba en el partido siguiente y no teníamos medios. Le hablé de Toño, un chaval de Medina del Campo al que yo veía bien para un par de partidos. Se lo dije a Pacho. «No lo veo», me contestó. Entonces me di cuenta de que uno ve una cosa y el entrenador, otra. Un día me dijo Cantatore: «Si tú vienes de buena fe a decirme las cosas, te tengo que escuchar. Luego, ya sacaré yo mis conclusiones». Pero si no te preguntan, es mejor estar callado.

-¿Cuál ha sido el mejor presidente que ha visto en estos años en el Real Valladolid?

-Dentro de las dificultades que hubo, posiblemente fuera Gonzalo Alonso. Sacaba dinero de las piedras. También tuve que pelear mi contrato con él. Me acuerdo que Ramón [Martínez] le dijo un día que necesitábamos balones. «No hay, Ramón, no tenemos un duro ni para pagar a los empleados». Creo que ha sido de los más sufridos, hacía maravillas para llenar el estadio. Luego está Marcos Fernández. Recuerdo una charla antes de jugar la promoción con el Toledo. Llorando, nos dijo que no podía eliminarnos un equipo que no tenía ni masajista. Ahí ya sabía lo que era un club de fútbol, algo más que una empresa. Una pena que se fuera. Que descanse en paz.

-El fútbol ha cambiado mucho.

-Un cambio brutal. Cuando llegué aquí como masajista no teníamos ni esparadrapo. Estaba don Francisco Perrote Rojo, otro ejemplo a seguir, igual que Tomás Martín, utillero, que permanecieron más de 55 años aquí. Eso es mucho tiempo, mis 32 años son migajas. Un día le dije a don Francisco, ese hombre que iba en bicicleta a poner inyecciones, que necesitaba un tensoplax para vendar. Me dijo: «¡Si te he dado uno la semana pasada!». No había ni para eso. Hoy tenemos muchas facilidades para trabajar. Cuando los clubes no eran sociedades anónimas hubo una deuda terrible de 15.000 millones de pesetas que condonó el Estado. Pensé que con las sociedades anónimas habría más orden y ahora hay más deuda que antes. Y más problemas. El entorno se ha ensuciado, se ha mauleado, como decimos en Argentina. Otras cosas sí han mejorado: la velocidad del juego, la técnica, los cuidados y prevención de lesiones...

-¿Con qué equipo disfruta ahora más del fútbol?

-Con el Barcelona. Está haciendo historia. También con la selección nacional. Cuando empezó el pasado Mundial estaba en Argentina. Allí me quedan dos hermanos, cuatro sobrinos, tres sobrinos nietos y muchos amigos. Les dije que veía a España como ganadora porque era la mejor. Ellos no se lo creían. Luego me vine, pero les mandé unos correos electrónicos para recordárselo.

-¿Quién quiere que gane cuando juegan Argentina y España?

-Argentina, no lo puedo negar. Allí pase mi niñez y tal vez sean los 40 años que falto. Me une mucho. Pero luego España, claramente.

-Su otro club del alma es Estudiantes de la Plata.

-Los pincharratas. Mi primer equipo como aficionado es Estudiantes de la Plata. Luego, el Real Valladolid por los 32 años que llevo aquí, mi vida, mi familia.

-¿Qué va a hacer una vez que se jubile?

-Me imagino que seguiré subiendo a Zorrilla de vez en cuando para cortar algún jamoncito en el vestuario. También iré a las cenas. Subiré para estar con los muchachos. Espero ver los partidos muy cerca del césped, como siempre.

(publicado el 01-05-2011 en el diario Norte de Castilla)



Comentarios

  • OSABA!!!

    No queda mucho que agregar a lo que has contado y a lo que comentan los de arriba. Solo decirte, Vamos Gimnasia!!!!!!!! Y que disfrutes del crio!!!! Ya pegaremos otra caminata por la playa de Ondarroa cantandome alguna canción! Beso grande a la flia! Xabier

    PESCADITO..., 05/05/2011 18:31

  • Goles platenses

    Espero que no te habras olvidado de los goles que me canse de hacerte en nuestra querida plaza de la calle 60 y 13 en La Ciudad De La Plata, Aunque vos siempre dijiste que los hacia en orsay como decimos aca. Estoy esperando que me devuelvas la ropa que nuestra AMA me saco para darselas al NENE qu se le fue a Europa Aunque me acuerdo que me dejaste tu motoneta JOSEBA siempre estan aca tus amigos que te recuerdan con anecdotas en las comilonas que hacemos siempre Como dice el turco en el comentario anterior disfruta al nieto CHAU CHE PIBE nieto

    IÑAKI ARAMAYO (Hermano ), 04/05/2011 18:51

  • A disfrutar

    Recuerdo el día que llegaste de Buenos Aires de sacar el pasaje a Estudiantes de La Plata, aun no habias ido a tu casa con la novedad. El amigo, no era como yo, Calvo? Jugamos un picado estaba la Bruja también. Bueno Joseba a disfrutar con Ekain y toda la familia. Ya encontrarás tiempo para venir a Argentina y tomaremos algunos txikitos

    carlos alfredo bilbao, 03/05/2011 18:09

  • bakiputymayer@yahoo.es

    Lo conoci ,en la epoca que paso en el ALAVES.personas de mi cuadrilla ,estubieron de compañeros con el en ARACA......el primer año de el creo fue ,cuando se mato SARASOLA ,defensa central y se bajo de categoria ...en lo que se refiere a PUSKAS ....un engeido que agarro de entrenador al ALAVES en segunda y lo dejo en ¡¡regional¡¡..siempre que ha venido ARAMAIO a GASTEIZ se le ha reconocido ...dejo muy buenos amigos ..pues el es "un buen tipo".SUERTE Y SEGUIR BIEN

    J.Estrada Arrondo , 03/05/2011 16:51

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