Rosario, capital vasca

(Crónica desde Rosario, Argentina. Publicado el 14-10-2003 en Gara)

Exigimos la liberación de los siete herrialdes de EuskalHerria, exigimos la repatriación de los presos políticos vascos y nombramos Rosario capital de laoctava provincia, la diáspora, proclamaba uno de los jóvenes de Zazpirak Bat subido a una torreta humana y ondeando una banderola de Euskal Presoak Euskal Herrira. Eso pasó a 11.000 kilómetros de Euskal Herria, en la ciudad argentina de Rosario,tan lejos y tan cerca de casa.

En Argentina levantas una piedra y te encuentras a una persona con apellido vasco. No en vano existen cerca de cuatro millones; el 10% de los argentinos tiene apellidos vascos. Por eso seguramente, te hacen sentirte como en casa. Pero ese sentimiento que borra el sentido de la distancia son 11.000 kilómetros, cerca de 15 horas de viaje en avión se multiplica al pisar suelo rosarino y, sobre todo, al cruzar la puerta de la euskal etxea Zazpirak Bat. El Caserío, como llaman al edificio, tiene 50 años, aunque hace 91 que se creó la institución.

La cita era a las 21.30 y el cartel de presentación decía Taberna con presencia de las autoridades del Gobierno Vasco, de Euskal Etxeak de la zona, de autoridades municipales y de medios de comunicación. El frontón se llenó de familias enteras, de niños vestidos de baserritarras, de afanosas cocineras y rico olor de tortillas de patata, de dantzaris, de txapelas, de camisetas reivindicativas, de banderolas en pro de la repatriación de los presos políticos vascos, de ikurriñas gigantes, de carteles con lemas como Jo ta ke o uno más esmerado que decía No hay dolor ni sufrimiento que pueda torcer el ánimo de un pueblo que lucha por la justicia y por su libertad. Podría ser la cena popular de las fiestas patronales de cualquier rincón de Euskal Herria. Pero eso pasaba en Rosario, en la región argentina de Santa Fe.

La cena, preparada por amas y amonas de Rosario, delataba el mimo con el que han enseñado a cocinar unas generaciones a otras, haciendo lugar así en las cocinas rosarinas a la cultura gastronómica vasca. Tortilla de patatas añadiéndole la gracia con la que pronuncian los argentinos la doble l, merluza en salsa verde y arroz con leche. Como en casa.

Después de cenar, los cuadros de danzas txikis y grandes de Zazpirak Bat ofrecieron una bonita actuación que hizo brillar los ojos de muchos; de los vasco-rosarinos, a quienes les apasiona todo lo que tenga aroma de Euskal Herria, y de los visitantes vascos, que con la piel de gallina intentaban entender cómo se puede estar tan lejos y tan cerca.

A partir de ahí la noche tuvo de todo, mucha conversación y mucha jarana entre vascos, buena oportunidad para descubrir que la diáspora también es folklore, pero que es mucho más que eso; para ver que allá en Argentina muchos vascos leen diariamente periódicos de Euskal Herria y se preocupan de conocer la actualidad vasca. Se le debe mucho a internet. Los jóvenes de Zazpirak Bat, por ejemplo, se mostraron preocupados por las últimas detenciones masivas que se han dado en Euskal Herria y preguntaron por el tema. Son los mismos que cuando el año pasado el juez español Baltasar Garzón visitó Rosario lo siguieron con banderas de Euskal presoak Euskal Herrira.

Ellos tienen muchas anécdotas que contar, pasadizos que entre trago y trago muchos de ellos están aficionados al kalimotxo, como se estila en Euskal Herria hacen reír y dan qué pensar. Describían el coraje que les creaba que los miembros de la Casa Navarra sita justo en la acera de enfrente, a cinco metros de Zazpirak Bat ondearan en la puerta la bandera española. Ahora no está.

Estamos contentos porque empezó a cruzar gente para acá, para Zazpirak Bat. Hay miembros de la Casa Navarra que se cambiaron a la vasca. Pero nadie cruza para aquel lado de la calle, nadie se pasa a la Casa Navarra, relató divertido Santiago.

El que quiera saber más, tiene Argentina mucho más cerca de lo que dicen los mapas. Y será bienvenido.

Sentimiento y conocimiento

A.M./Rosario. La identidad vasca existe más allá del Océano Atlántico y late con mucha fuerza, pero no siempre sentimiento y conocimiento vienen de la mano, según recalca Mikel Ezkerro, presidente de la Euskal Etxea, historiador y buen conocedor de la historia del nacionalismo vasco en Argentina. Aquí el sentimiento vasco es muy elevado, muy profundo y muy arraigado, pero el conocimiento no es siempre así. Por afecto o amor se tiende a una idealización de Euskal Herria y hace falta racionalizar ese sentimiento mediante cono. cimientos fundamentales, como pueden ser la geografía, la historia contem- poránea de Euskal Herria, la lucha de este pueblo, el hecho de que esté dividido entre dos estados. Muchos argentinos desconocen todo eso. Tanto Ezkerro como otros historiadores se dedican a impartir cursos sobre nacionalismo vasco en las Euskal Etxeak.

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