Ander Egiluz Beramendi/EE.UU. Con dieciocho años, en 1984, se convirtió Guerenabarrena en jugador profesional de cesta-punta. Y tras quince años en el frontón, decidió retirarse en 1999. Desde entonces trabaja como profesor en el colegio Portsmouth Abbey School, de Portsmouth (Rhode Island), donde imparte lengua y literatura en español.
-Comienza una nueva etapa, la generación siguiente te releva como presidente del club.
-Estoy contento con Sergio (Sotelo) y Naiara Azpiri como presidente y vice presidenta del club. La Casa Vasca necesitaba un nuevo pequeño empujón. Desde el comienzo siempre hemos estado los mismos, unos pocos, y hemos aprendido cómo hacer las cosas, qué hacer, qué no hacer... Pero es hora de que entren nuevas personas.
-Ahora te toca disfrutar de la Casa Vasca como un miembro más.
-Sí y no, porque continuaré en la junta directiva, aunque haciendo otras cosas.
-Un momentos espacial de la euskal etxea habrá sido pasar de ser el club del estado de Rhode Island a abarcar toda la zona de New England. ¿Qué otro momento que recuerdas como especialmente importante?
-Diría que el momento en el que pasamos de ser un grupo de amigos a ser un club oficial. Aquí hay muchos portugueses y escoceses y gente de muchos lugares, así que pensamos que todo este tiempo que hemos estado aquí, estos treinta años, debíamos preservarlos para nuestros hijos. No queríamos limitarnos a celebrar, porque eso se termina, queríamos preservar y difundir. Esa es la misión clara por la que creamos este club. Y eso fue un paso muy importante.
-¿Qué características específicas os definen como euskal etxea? ¿qué les gusta hacer a los vascos de New England?
-La mayoría procedemos de pequeños pueblos de Euskadi, no somos de ciudad. Muchos salimos del baserri y nos gustan los deportes rurales. Hasta ahora hemos estado con los temas de pelota, pero ahora ya no se puede…
-En esa zona de los EEUU la cesta-punta ha tenido mucho peso. ¿Hay interés por parte de los más jóvenes hacia el frontón?
-Hoy en día no. Antes teníamos cuatro frontones en New England, pero ya no queda ninguno.
-De cara al futuro, ¿habéis pensado en la posibilidad de construir uno?
-El frontón de cesta-punta es muy largo. No podríamos hacerlo, sería muy caro.
-Gorka Ochoa va a ser este año el profesor de euskera, en Boston. ¿Cuál es la situación del euskera en New England?
-Las clases de euskera es uno de los proyectos que más me ilusiona y estoy muy contento con el hecho de que Gorka vaya a dar las clases en Boston. Aquí sí que hablamos en euskera, pero en casa y además el euskera de casa. En inglés se dice preach to the choir, ¿sabes? (significa no hablar más que con tus propios seguidores; no debatir una idea más que con quienes la comparten). Pero no es eso lo que debemos hacer, lo que debemos hacer es mostrarlo a los de fuera. Y aquí hay un fuerte ambiente académico y muchas personas estudian todo tipo de idiomas, pero el euskera también está ahí. Ya hemos tenido antes una clase de euskera en Portsmouth pero en Bostón estarán mucho mejor y esas clases van a mantenerse para siempre. El desafío que tenemos ahora es atraer a los más jóvenes.
-Ya habéis dado un primer paso con el cambio en la junta directiva. ¿Algún consejo para Sergio y Naiara?
-No, consejos no tengo. Estoy muy contento con que ellos presidan la Casa Vasca. Además Sergio llevo todo el año viendo cómo preparo las cosas, y ya lleva tres años en la junta. Es una persona muy comprometida y con ideas, si dice que va a hacer algo lo hace. Me gusta mucho Sergio como presidente. Ambas son personas con mucha energía.