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Biarritz, Lapurdi. Rafael Anchia es congresista demócrata en la Cámara de Representantes de Texas desde hace seis años, una labor con la que se siente satisfecho y cómodo. Hijo y nieto de vascos, muchos aseguran de él que es una figura política en ascenso en Estados Unidos. Su decisiva campaña a favor del entonces candidato Barack Obama en estados como Colorado y Nuevo México fue clave para la victoria del actual presidente en las elecciones de 2008. Y es que, desde que lo conoció en 2005, Anchia supo que aquel político de Chicago podría llevar aires renovados a la Casa Blanca. Durante la campaña electoral, Anchia estaba convencido de que Obama, a quien describe como una persona "sencilla y reflexiva", proporcionaría el cambio que necesitaba el país. Ahora, tras la derrota electoral, se reafirma en ello.

El congresista de Texas señala que lo ocurrido el martes sólo tiene un análisis posible: fue una gran derrota para los demócratas, consecuencia de la frustración de la ciudadanía sobre el ritmo de la recuperación económica, pero también como reacción a los cambios que ha acometido el presidente en los últimos meses. "Parecería que el pueblo pedía un cambio y que, cuando el presidente cumplió, no le gustó", apunta, sorprendido, y matiza: "Obama ha cumplido con lo que prometió en la campaña electoral, nadie se ha podido sorprender, por ejemplo, con la reforma sanitaria". Pero, a pesar del sentimiento de derrota que embarga en estos momentos a los demócratas, Anchia está convencido también de que Obama saldrá reelegido en las elecciones presidenciales de 2012.

-¿Cómo ha vivido estas elecciones de medio término?

Tal y como reconoció el presidente Barack Obama, nos dieron una paliza durante las elecciones de medio término. No hay ningún otro análisis que hacer al respecto. Estas cosas vienen en ciclos, el presidente Bill Clinton sufrió también una importante derrota en las elecciones de medio término durante su primer mandato. Yo creo que el presidente Obama va a redireccionar su mensaje y su trabajo, y saldrá electo en las elecciones presidenciales que se celebrarán dentro de dos años. El presidente va a tener que hacer un esfuerzo enorme y será una gran batalla.

-La victoria republicana del martes va a cambiar necesariamente la agenda del presidente Obama y va a complicar muchas de sus propuestas electorales. De hecho, los republicanos ya han anunciado que van a desmantelar la reforma sanitaria. ¿Cuál es el panorama que se le presenta al mandatario en los próximos dos años?

Con respecto a la reforma sanitaria, los republicanos no tienen los suficientes votos en el Senado como para derogar la ley, pero sí pueden, a través de los presupuestos, debilitarla al no otorgarle fondos o menos fondos de los que necesita. Van a tener que luchar mucho, pero los demócratas, finalmente, todavía tienen el Senado, todavía tienen la presidencia, y si los republicanos quieren trabajar con los demócratas, podremos hacer cosas muy buenas para el país. Pero si solamente quieren jugar el papel de oposición, sin ningún tipo de interés en sacar proyectos positivos adelante, entonces vamos a tener dos años de una dura batalla.

-¿Cómo ha visto los ánimos entre ambas partes, el Gobierno y la oposición? ¿Ve disposición al diálogo o, más bien, confrontación?

Según el presidente Obama y el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner, van a intentar trabajar juntos. Sé que el presidente Obama va a estudiar muy detalladamente el ejemplo de Bill Clinton durante los años 1995 y 1996, y creo que el equipo del presidente va a poner en marcha un plan de reelección para sacar políticas muy populares. Lo interesante en esto es que la reforma sanitaria no era algo que pudiera sorprender a nadie, el presidente hizo campaña para aprobar una reforma sanitaria y cumplió su promesa, cosa que no todos los políticos hacen, y finalmente no fue una medida popular.

-¿Se esperaba el pueblo estadounidense otro tipo de cambio?

Parecería que el pueblo pedía un cambio y que, cuando el presidente cumplió, no le gustó. El presidente cumplió, no sólo con un paquete de rescate de la economía, sino que cumplió con sus promesas respecto a Irak, la reforma sanitaria y, al final, con una reforma financiera que, para dieciocho meses de trabajo, no está nada mal. Así que yo creo que fue una reacción al cambio, pero un cambio que aparentemente se pedía. Al final creo que los ciudadanos le van a dar crédito al presidente Obama por haber hecho tanto. Hay que tomar en cuenta, además, que, según las encuestas nacionales, el presidente Obama tiene más del 50% de popularidad, y el Congreso era el que tenía un 25% de apoyo popular. El resultado de las elecciones del martes, según lo veo yo, fue una reacción al Congreso más que solamente al presidente Barack Obama.

-¿Cree que la población estadounidense no tuvo paciencia para el cambio prometido por Obama?

La gente quería una recuperación económica inmediata y es difícil de explicar que prevenimos una depresión económica, y es difícil explicarlo porque el pueblo no lo experimentó, no lo vivió. Es difícil explicar que la situación estaría mucho peor si no hubiéramos tomado estas medidas, con el paquete de rescate, etc. Al final, creo que, en dos años, el presidente se verá bien. Creo que el país quería un nuevo equilibrio, pero no necesariamente fue un voto a favor del partido de la oposición.

-Ha hablado de que la agenda del presidente va a variar en los próximos años y que adoptará medidas populares, ¿En qué propuestas se va a centrar?

Su agenda doméstica se va a frenar por la oposición y va a tener que mirar hacia el exterior. Va a mover temas relativos al exterior, como Oriente Medio, sus relaciones con China, estas cosas van a ser las claves a corto plazo.