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Como cada año, en este 2018 Eusko Etxea de San Juan volvió a decir ‘presente’ en la Fiesta Nacional del Sol. Sin embargo, en el stand vasco reinó la tristeza, ya que el 20 de febrero, jornada inaugural del Festival, falleció Ofelia Larrea, presidenta de la institución. A modo de homenaje a quien fue fiel defensora e incansable difusora de la cultura de Euskal Herria, los integrantes del Eusko Etxea colocaron la foto de Ofelia en el stand, entre símbolo típicos del País Vasco.

San Juan, Argentina. En el marco de la Fiesta Nacional del Sol, entre los días 20 y 23 de febrero tuvo lugar en el Parque Mayo la Feria de Colectividades de San Juan. Convocadas por gobierno local, una docena de colectividades junto a otras agrupaciones montaron stands en los que se puso al alcance de los visitantes una amplia oferta cultural. En el caso de los vascos, el txoko a cargo de Eduardo Ochoa tuvo dos propuestas principales. En lo gastronómico, los cocineros del Centro prepararon una amplia variedad de pintxos que podían ser acompañados, entre otras bebidas, por una de las más solicitadas en las romerías de Euskal Herria: kalimotxo.

La otra propuesta estuvo relacionada con los apellidos. Con el lema ‘Tu apellido puede ser vasco’, la euskal etxea invitó a los visitantes a que se acercaran para averiguar sobre el origen de sus apellidos, con la certeza de que hay muchas familias que desconocen que tienen raíces vascas. A modo de agradecimiento y para reconocer el trabajo de la Euskal Etxea en la comunidad, la organización de la Fiesta distinguió al Eusko Etxea con un plato recordatorio.

Goian bego, Ofelia

Pese a que la participación en la Feria resultó todo un éxito, Eusko Etxea de San Juan vive días de profunda tristeza por haber tenido que decir adiós a su querida presidenta, Ofelia Larrea. Rita Ofelia Larrea de Larrea era nacida en San Juan, pero pasó parte de su niñez en Euskal Herria, a donde su padre, Paulino, debió volver por temas laborales. Sus años en Bizkaia, donde con apenas seis años llegó a ser testigo del Bombardeo de Gernika, sin duda marcaron a Ofelia para que se convirtiera en la propagadora de la cultura vasca que luego fue.

Escapando de la Guerra Civil Española la familia Larrea volvió a Argentina, a instalarse definitivamente en San Juan, donde Paulino y otros vascos fundaron la Euskal Etxea en 1953. Junto a sus hermanos, Ofelia dio allí sus primeras clases de danzas vascas. Con los años, la actividad de la euskal etxea fue apagándose, hasta que en 2001, mediante una convocatoria de la Universidad Católica de Cuyo, Ofelia Larrea se reunió con quienes habían participado de la primera fundación de Centro.

De esa manera resurgió el Eusko Etxea, y paralelamente nacieron la Biblioteca "Pio Baroja"; el concurso literario de "Vivencias Vascas", organizado junto a Silvia Urbicain de Bene; el Coro, siempre a cargo del ‘Agur Jaunak’ en las misas en honor a San Ignacio de Loyola; y las clases de euskera. Impulsada por Ofelia, la Euskal Etxea participó en barnetegis de euskera, semanas vascas y talleres de cultura, entre otras tantas actividades.

Según informó Carina Oyola Álvarez a Euskalkultura.com, Ofelia había sufrido una caida, con fisura de costilla y como consecuencia de eso su salud decayó.

Falleció el pasado 20 de febrero, a la edad de 87 años, en la ciudad de San Juan. GB.

Lee aquí la nota necrológica de Ofelia

Artículo publicado en San Juan al Mundo sobre Ofelia y Los Larrea de San Juan:

Larrea. La familia de vascos que le dio destacados profesionales a la provincia

En San Juan los Larrea dejan su huella en diferentes ámbitos. Enrique Larrea, fallecido, fue el primer oftalmólogo en realizar un trasplante de córnea en la provincia y su hermano Alberto, médico ginecólogo, fue secretario de Salud Pública de la provincia. Pablo Larrea hoy preside la Fundación para la Prevención de la Ceguera Infantil y su hermano Claudio es rector de la Universidad Católica de Cuyo. Esta familia es oriunda del País Vasco y llegaron al país a principios del siglo XX.

Desde Vizcaya a Palmira

Los cuatro hijos de Paulino Larrea. De izquierda a derecha, Enrique, Alberto, Rita y Guillermo Larrea.
Los Larrea, que originariamente eran De Larrea, son oriundos del País Vasco. En Arrieta, provincia de Vizcaya, Guillermo De Larrea y Uriaguereca se casó con María del Carmen Madariaga y Madariaga en 1886. Ellos se dedicaban a la cría de ovejas y elaboración de quesos. Además, Guillermo trabajó un tiempo como jefe de fogoneros en un buque y llegó a varios puntos del mundo, entre ellos a Cuba y China.

Guillermo y María tuvieron cinco hijos: Vicenta, Eusebio, los gemelos Juan José y Juan Bautista y Paulino, el protagonista de esta historia. Cuando éste tenía apenas ocho años, en 1904, su madre falleció. Después su padre se casó en segundas nupcias con Juana De Oleagoitia Bilbao y, de esa nueva unión, nació primero Juan Martín.

En 1911 Paulino, que ya tenía quince, se embarcó junto a su familia para viajar rumbo a Palmira, Mendoza, donde otro vasco, Pascual Salvarredi, buscaba mano de obra para sus propiedades. Viajaron en un buque de bandera inglesa, donde la comida era bastante escasa. Sin embargo, él logró conseguir más alimento pelando papas en la cocina del barco.

Al ingresar en Argentina les cambiaron el apellido por Larrea. A Mendoza fueron Vicenta, Paulino, su padre y la esposa de éste y trabajaron en la lechería de Liciaga y Setien. Los otros hijos se quedaron en Buenos Aires. En Palmira nació la segunda hija de Guillermo y Juana, Isabel, que es la madre de María Isabel Larrauri Larrea, ex rectora de la Universidad Católica de Cuyo. Cuando la pequeña tenía apenas dos meses el vasco regresó a España, pero sus cinco hijos mayores decidieron quedarse en Argentina. Más tarde, en Europa, nacerían las dos hijas más chicas del matrimonio Larrea Oleagoitia, Marta y Clara. Guillermo tuvo en total nueve hijos y la mayor, Vicenta, falleció en 1918.

Los comienzos

Guillermo De Larrea y Uriaguereca con su segunda esposa, Juana De Oleagoitia Bilbao y sus hijos Juan Martín, Isabel, Clara y Marta.
Después de vivir en Mendoza algunos años, Paulino volvió a reunirse con sus hermanos en San Juan. Acá formaron una sociedad para dedicarse a la actividad lechera y alquilaron, en Carpintería, una finca al coronel Moisés Moya y más tarde la de los hermanos Basañez Zavalla. Entre las diferentes actividades, a Paulino le tocaba hacer el reparto de la leche en la ciudad. Lograron hacerse de un capital importante y trabajaron juntos hasta 1924.

Paulino siguió haciendo repartos de leche y llegó a tener una pequeña propiedad en Carpintería. En 1927 regresó al País Vasco y se casó con Rita Casiana Casto y Castro. En 1928 los jóvenes vinieron a San Juan y acá nacieron sus dos primeros hijos: Guillermo Segundo y Rita Ofelia Larrea.

Crisis y guerra civil

Paulino Larrea y Rita Casiana Casto y Castro junto a sus hijos Enrique, sentado, Alberto, Guillermo y Ofelia.
La depresión del 29 trajo aparejada la pérdida del valor de la uva y la hacienda. Por eso, al igual que algunos de sus hermanos, Paulino regresó a España. Mandó primero a sus hijos y a su mujer, que estaba embarazada, mientras él se ocupaba de dejar alquiladas las propiedades que tenía.

En Vizcaya, Rita tuvo a Alberto Marcial y poco después a Enrique. Allá Paulino pensaba abrir un depósito de vinos y bebidas pero estalló la guerra civil española y una vez más tuvieron que emprender otro viaje. En 1937, tras superar varios obstáculos, lograron salir del País Vasco y regresaron a San Juan para radicarse definitivamente.

Un nuevo comienzo

Paulino volvió a Carpintería y siguió trabajando en su propiedad. Tuvo una pasteurizadora y embotelladora de leche, también fábrica de quesos y frigorífico y siguió haciendo reparto de leche, con dos camionetas y dos carretelas. En esa época estaban instalados en la provincia, sus hermanos Eusebio, Juan José, Juan Bautista e Isabel.

Carlota Lohn, su esposo Pablo Larrea con Carolina Larrea en brazos; Claudio Larrea, su esposa Virginia Carrió, Dorita Arnau, su esposo Alberto Larrea, Gustavo Larrea con Iñaki Larrea en brazos. Abajo están Emiliano Larrea, Florencia Larrea, Paula Larrea, Maximiliano Larrea, María Belén Larrea y Mabel Mazueco. La foto es de agosto de 2006.
El emprendimiento estaba consolidándose, cuando ocurrió el terremoto de 1944. Después de la tragedia no había a quien venderle leche y el vasco tuvo que volver empezar. Le compró el tambo a Macario Larrauri y alquiló la finca de Alberto Basáñez, en Carpintería. En los 50 regresó a la ciudad, donde adquirió una bomba de nafta y aceite pero siguió con sus tareas en el campo y en esa época, junto a otros vascos, fundó el Centro Eusko Etxea.

El inmigrante falleció en 1968 y su esposa en 1988. Paulino alcanzó grandes conquistas para su familia y sus hijos cuentan que eso fue producto de su esfuerzo, del apoyo de su mujer, que lo secundó en todos sus proyectos, también de su fe inquebrantable en Dios y en la Virgen de Paresi, que fue su pilar en todos los momentos de desesperanza. Nada fue sencillo para él, pero dio lo mejor para que a su descendencia todo le resultara más fácil. Su esfuerzo se vio recompensado cuando, antes de morir, sus hijos ya comenzaban a destacarse como profesionales.

-Guillermo Segundo, odontólogo, fue presidente del Círculo Odontológico de San Juan. Es padre de María Rosana, psicopedagoga, vive en Neuquén.

-Rita Ofelia preside el Centro Vasco de la provincia. Ella se casó Felipe Larrea, enólogo, ya fallecido. Felipe era primo hermano de Ofelia, hijo de Juan José Larrea. Ellos tuvieron tres hijos: Catalina Rita, Juan José y Luis Felipe, ambos fallecidos.

-Alberto Marcial, médico ginecólogo y obstetra. Fue jefe del servicio de Ginecología del Hospital Marcial Quiroga, secretario de Salud Pública de la provincia y presidente de la Asociación de Obstetricia y Ginecología de San Juan. Alberto se casó con Dorita Arnau y tuvieron tres hijos: Gustavo, comerciante; Claudio, bioquímico y rector de la Universidad Católica de Cuyo y Pablo, oftalmólogo, fundador y presidente de la Fundación para la Prevención de la Ceguera Infantil.

-Enrique, fallecido, fue oftalmólogo. Él fue el primero en la provincia en realizar un trasplante de córnea, fue el fundador de la Clínica de Ojos y fue presidente de la Sociedad de Oftalmología de San Juan. Se casó con Ana María Pont, abogada y tuvo dos hijas: Analía, abogada y fiscal de instrucción y Celia Inés, oftalmóloga.