Mañana se abre en Bergara una muestra del vasco Cele Otaño, uno de los mejores caricaturistas de Latinoamérica

El dibujante y caricaturista Cele Otaño (1912-2003) será homenajeado en la localidad guipuzcoana de Bergara, con una exposición de su obra durante el mes de marzo. Otaño vivió muchos años de exilio en Venezuela y Nicaragua, y llegó a convertirse en uno de los caricaturistas más prestigiosos de Latinoamérica. Grabador, pintor y arqueólogo enamorado de las cultura precolombinas, esta exposición tratará de dar a conocer la obra de un artista injustamente poco conocido en Euskal Herria.

Hasta el próximo 30 de marzo podrá verse en la sala Aroztegi de Bergara una completa exposición sobre la vida y obra del pintor, grabador y caricaturista Cele Otaño. La inauguración tendrá lugar mañana, con la presencia de la hija del artista y también pintora, Sara Otaño, del caricaturista Jesús Zulet y del investigador Miguel Angel Elkoroberezibar, impulsor de la muestra y, junto a Sara Otaño, coordinador de la misma.

La muestra se titula 'Ikusten ikasi-Aprender a ver', en referencia a la habilidad del autor para mirar con ojos curiosos la realidad, reordenarla y crear una nueva forma en sus obras. O para ver más allá de los rasgos físicos de políticos y personajes a los que dibujaba, creando lo que se ha dado en llamar 'caricatura psicológica'. También hace referencia a la facilidad del autor para retirarse a un segundo plano o ceder protagonismo a los nuevos talentos. No en vano Miguel Angel Elkoroberezibar le define como 'el artista invisible'.

Afición desde la infancia

Celedonio Melitón Otaño nació en Bilbao el 3 de marzo de 1912, pero al poco tiempo la familia se trasladó a Vitoria-Gasteiz. Allí el joven tuvo su primer contacto con la pintura, frecuentando el estudio del artista Ignacio Díaz Olano, que vivía cerca. 'Su madre no lo aprobaba, pues en él eran habituales las mujeres desnudas. Ese ambiente, ese escenario, quedaría impregnado en su retina y marcaría su derrotero', explica Elkoroberezibar.

[Autocaricatura de Cele Otaño para la revista venezolana El Galló Peleón]

Otaño se formó en los jesuitas y tras la expulsión de la compañía de España con la República en 1931, partió a Bélgica, donde estudió Filosofía y Letras. Después fue destinado a Caracas como profesor de Humanidades, aunque a los dos años de su llegada abandonó la Compañía y en 1935 regresó a Bergara, donde se casó con la bergaresa Elisabet Mujika Agirre.

Falsificador para la Resistencia

Otaño estuvo en la cárcel durante la guerra de 1936, pero gracias a sus dotes artísticas logró la libertad tras pintar un gran cuadro religioso en el cuartel militar de Estella. Después entró en contacto con un grupo de resistencia organizado por el Gobierno Vasco en el Exilio y fue destinado a Hondarribia, donde se encargó de la falsificación y creación de pasaportes, visados y cédulas de identidad de todo tipo.

[Un grabado de Otaño]

Sabedor de que la policía seguía su rastro, se vio obligado a huir. Gracias a su tío Nemesio Otaño, famoso compositor, musicólogo y director del Conservatorio Superior de Música de Madrid, consiguió un nuevo pasaporte y salió de nuevo al Exilio. Volvió a su tierra de adopción: Venezuela. 'Soy vasco y nacionalista, pero nacionalista de todo el mundo', afirmaba.

Caricaturista en Venezuela

En Venezuela se hizo famoso por sus caricaturas, sobre todo las colectivas, y gracias a sus dotes como fisonomista fue considerado el creador de la 'caricatura psicológica'. A principios de los años 50 comenzó a trabajar como redactor y dibujante en el periódico La Esfera. Publicaba todos los días la caricatura de un político y hacía su semblanza. También trabajó para otras revistas, entre ellas Elite, dirigida por el también vasco Martin Ugalde. A finales de los cincuenta creó y dirigió la revista Martín Garabato.

[Caricaturas políticas]

Realizó diversas exposiciones individuales y colectivas, y hoy día sus trabajos pueden encontrarse en lugares como el Palacio Miraflores, sede del gobierno venezolano, en la Cámara de Industriales de Caracas o en el Centro Vasco. En 1963 se celebró en Euzko Etxea una exposición con sus caricaturas, a iniciativa del bergarés Jokin Intza, a fin de recaudar fondos para la Resistencia Vasca.

Pasión por la arqueología

Además de grabador, pintor y dibujante, Otaño fue también un apasionado de la arqueología, que descubrió en su segundo país adoptivo, Nicaragua. Estudió la civilización de los indios nicoyas y 'quedó admirado por el diseño de sus cenefas, sus trazos y dibujos. Llegó a comprar sacos enteros de esas piezas que se desenterraban de una escombrera de la ciudad de Granada, a la que Cele denominaba la Grecia de América', explica el organizador de la muestra. Se convirtió en un experto en cultura precolombina y a través de Julio Caro Baroja comenzó a colaborar con la universidad alemana de Tubinguen.

[Un paisaje que realizó en Nicaragua, donde desarrolló su pasión por la arqueología]

Exiliado en Euskal Herria

En 1980, a causa de la guerra sandinista, abandonó Nicaragua y regresó a Donostia, donde estableció su residencia. Allí vivió su verdadero exilio, según explica el historiador J.A. Ascunce, porque 'el dramatismo del verdadero exilio, su exilio interior, se inicia cuando tuvo que abandonar la tierra de asilo y se encuentra que a su regreso, en su verdadero país, era un desconocido sin historia y sin futuro con una obra gráfica tan importante como extensa'. La exposición que se inaugura mañana en Bergara viene a resarcir parte de esa deuda de la sociedad vasca con el artista.

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Más datos sobre la exposición
www.bergara.net

Un completo artículo sobre la figura de Cele Otaño
www.euskonews.com

euskalkultura.eus

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