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Arrecifes, Argentina. Es enero, verano en Argentina, y la habitual suspensión estival de actividades en las euskal etxeas llega a hacerse larga a los/las más txikis, que esperan con ansia reencontrarse con sus amistades. Para acortar la espera, Euskaldunak Denak Bat de Arrecifes organizó el último fin de semana de enero un campamento dirigido a los integrantes de Irrifarrak, su grupo de dantzaris más jóvenes. 15 txikis, entre entre 5 y 13 años, se dieron cita el viernes 25 al atardecer en la sede de la euskal etxea con sus carpas y bolsas de dormir para compartir un programa de juegos y la experiencia de dormir bajo las estrellas en el patio de La Vasca. La experiencia se prolongó hasta el sábado hacia el mediodía, en que se despidieron... pero no por mucho tiempo, puesto que esta misma semana han retomado los ensayos, ya que el próximo sábado 15 de febrero la euskal etxea arrecifeña celebrará sus 103 años con una romería.

De la mano de Anabela Bilbao, responsable de las dos formaciones de Irrifarrak —las y los más pequeños, de 5 a 9 años, y medianos, de 10 a 13— y con la colaboración de un grupo de madres y padres, los y las txikis disfrutaron de un anochecer a puro juego. Rompecabezas, una búsqueda del tesoro por las instalaciones de la euskal etxea y otros juegos tradicionales con adaptación a la cultura vasca, como el juego de la silla con danza vasca, o vestir “a la vasquita” en el menor tiempo posible fueron algunas de las propuestas lúdicas. Armar las carpas, desplegar las bolsas de dormir, cenar juntos, amanecer rodeados de amigos y compartir con ellos y ellas el desayuno serán seguramente, el día de mañana, imágenes de su álbum de recuerdos entrañables. 

“El objetivo del campamento es fortalecer los lazos de compañerismo y amistades, y poder encontrarnos en el centro vasco no solo para ensayar, también para jugar, cantar y compartir mucho más tiempo juntos”, cuenta a EuskalKultura.eus Luján Valiela, directiva de Euskaldunak Denak Bat y una de las colaboradoras del campamento, quien señala que la experiencia fue “Francamente satisfactoria en todo momento". "A pesar de la diferencia de edades, la convivencia fue excelente, se vivió una camaradería espectacular”. A juzgar por el entusiasmo manifestado por los y las txikis, sus familias y las organizadoras, no parece que este vaya a ser el último udaleku.