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Los vascos en el boxeo (en El Eco, de Tandil)

20/06/2007

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Marcos Vistalli/Tandil, Argentina. Los vascos, más allá de las apreciaciones poco amables que tuvo Borges en alguna entrevista --aunque es cierto que ha dado pelotaris como nadie--, no han tenido boxeadores que hayan colmado expectativas en el orden mundial. Apenas en España, pero con el multiplicador condimento del fanatismo, elevado casi al estado de delirio.

Pocas son las historias. Empecemos por nuestro boxeo local. En la década del cuarenta importamos de La Dulce un vasco recio, de dura pegada, férrea resistencia y de indudable atractivo para el público. José Urrestarazu, "El Vasco" hizo una notable campaña en el club Santamarina, ganando varios combates por K.O. hasta que Jess Martínez -campeón panameño-, por la misma vía, le quitó el invicto. Gran mérito del petiso rubión, fue el haber llegado a semifondista del Luna Park.

A muy pocos les debe sonar familiar el nombre de Isidoro Gaztañaga, nacido en Guipuzcoa --cuna vasca del boxeo, según parece--, que debutó en Buenos Aires en el Club Ferrocarril Oeste. De campaña con altibajos, idas y venidas por países latinoamericanos y europeos, no sin pasar por Estados Unidos para finalmente terminar en Bolivia, tiene en su trajín algunas "perlas" que lo destacan más allá de su mero paso por el ring. Fue el primer boxeador, junto con Michelle Bonaglia, en subir al ring del Luna Park de Corrientes y Bouchard a entrenarse, antes de que se inaugurara el estadio.

Peleó con todos los buenos de la época, el uruguayo Trías, Oldani, Campolo, Galusso y Caratoli, por nombrar algunos. Luego de una campaña en Cuba volvió a Argentina. Estuvo dos veces en Tandil, en diciembre del 31 y enero del 32. Batió a sus dos rivales por K.O. en el sexto round, José Habarta y John Rindzak, respectivamente. Ya en el país del norte se midió sin suerte con dos campeones del mundo: Tommy Lougrham y Primo Carnera. Al primero le aguantó los doce rounds, mientras que el italiano lo despachó en cinco, en el Madison Square Garden.

Pero el vasco más reconocido en el mundo del boxeo es sin dudas Paolino Uzcudun, un peso pesado que fue campeón de Europa y tuvo dos enfrentamientos con Primo Carnera, uno por el título europeo y el otro por el mundial. Cuando Luis Angel Firpo estaba ya retirado, atendiendo su negocio de venta de autos Stutz, un día se apareció este otro guizpuano y sin que el argentino supiera quién era, se enteró por propia boca del visitante que se había venido desde España para desafiarlo. Firpo le pidió cuatro meses para ponerse en condiciones y Uzcudun desapareció.

Nos queda para el final la mayor atracción que haya tenido probablemente en toda su historia el boxeo español. Sí, también nació en Guipuzcoa y el primer deporte que practicó fue el levantamiento de piedras, ese rudo y primitivo ejercicio que necesita para su práctica una fuerza casi descomunal.

José Manuel Ibar Aspiazu había nacido en el mismo caserío que Uzcudun, Urtain, de donde tomó su nombre boxístico pues eliminó el Aspiazu y se transformó en Urtain. Debutó en 1968 y conquistó un impresionante y poco creíble record de 27 nocauts consecutivos. Su notable físico, su campaña invicta con boxeadores desparramados por todos los rings de la península, más la ayuda de la televisión, la radio y la prensa lo transformaron en un ídolo indiscutido.

Cada vez que el "Morrosko", tal como lo habían apodado, peleaba las calles quedaban desiertas, los estadios, las plazas de toros o canchas de fútbol, donde fuera que peleara, se atestaban de público. Conquistó el título europeo ante el alemán Peter Weiland, lo perdió con Henry Cooper y lo recuperó con otro inglés, Jack Bodell, para perderlo --cerrando el círculo-- con el alemán Jürgen Blinn. En realidad la carrera de este vasco está llena de sombras. Baste un ejemplo, Mario Miranda fue un peso pesado platense que se enfrentó en San Sebastián a Urtain. El propio Miranda me confesó que le pagaron para que se tirara. Por otra parte, cada vez que se enfrentó seriamente --Henry Cooper, Goyo Peralta, José Román, Santiago Lovell, Santiago Evangelista-- perdió categóricamente. Una vez que dejó el boxeo se dedicó a la lucha con el seudónimo de "El Tigre de Cestona". Puso un restaurant, varias empresas y formó una nueva familia. Todo le fue mal. Deprimido, sólo en Madrid, se tiró desde el décimo piso, desde el departamento que había alquilado y que no podía pagar. El mismo se asestó el más duro golpe. Así de amarreta es la faceta boxística de los hombres de la Vasconia.

(publicado el 20-06-2007 en El Eco de Tandil, Argentina)


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