Por Jakes Bortairu<br>
Miembro de Euskal Konfederazioa<br><br>
El Centro Cultural Vasco (EKE, Euskal Kultur Erakundea) de Iparralde acaba de presentar las conclusiones de la encuesta 'Prácticas culturales e identidades colectivas en Euskal Herria'. Como suele ocurrir en este tipo de encuestas, al tiempo que muestran la fotografía interesante de una situación, provocan asimismo un buen número de interrogantes y abren el debate, y proporcionan algunas pistas de cara a la definición de políticas sobre el futuro.<br><br>
Por ejemplo, y por mencionar sólo algunos de los datos, se confirma el deseo de la mayoría a que niños y niñas aprendan euskera en la Escuela. Del mismo modo, el porcentaje que quienes desean aprender euskera observa la necesidad de fortalecer y desarrollar la enseñanza a la población adulta. Deja en evidencia un consenso generalizado en conservar y mostrar la toponimia en euskera, demostrando que la presencia de esos nombres, que se logró hace algunos años mediante acciones de presión y que en algunos organismos públicos encuentra aún resistencia, es un hecho totalmente aceptado por la población. He ahí motivos para que la Institución Pública del Euskera (Euskararen Erakundea) recientemente constituida en Iparralde actúe de manera valiente y decidida. Junto a ello, otros datos señalan la gravedad de la situación. Por ejemplo, el desconocimiento de la lengua y su escasa presencia social son reflejo de una alta proporción de gentes que no desean aprender euskera. Esperemos que estos datos no permanezcan guardados en ninguna vitrina.<br><br>
De hecho, existe aún un gran desfase entre la voluntad política públicamente expresada y la realidad. Como ha ocurrido en los últimos años,