Joseba Etxarri. Diputada de Euskera y Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, Lorea Bilbao ha vivido activamente y desde dentro este festival que el Smithsonian washingtonense ha dedicado en 2016 a los vascos, tanto a lo largo de su preparación los meses previos, como durante las dos semanas de su realización en el National Mall capitalino, trabajando codo con codo con el resto de participantes y expositores llegados desde Euskal Herria, así como con los integrantes de la Diáspora vascoamericana y los voluntarios del propio Smithsonian, sudando bien la camiseta (extremo al que colaboró en su sentido más literal el calor extremadamente húmedo que registró Wahington DC algunos de los días del evento). Qué duda cabe de que las jornadas dedicadas a los vascos que la capital estadounidense ha vivido del 29 de junio al 4 de julio y del 7 al 10 de julio han sido algo que ha quedado grabado en la retina de muchos; quién lo iba a pensar, esa presencia central, digna y normalizada de los vascos, su lengua, cultura e identidad en pleno corazón de la capital USA, en pleno 4 de Julio. Personas como el fallecido Pedro Beitia, quien fuera durante el franquismo delegado aquí del Gobierno Vasco en el Exilio, ni lo hubieran imaginado. Y algo parecido señalaban los nietos y bisnietos de emigrantes vascos llegados ex profeso desde California y el Oeste: "A nuestros abuelos les hubiera costado creerse lo que hemos vivido aquí estos días", decían, con su corazón vascoamericano pellizcado por la emoción.
Realizamos esta entrevista en Washington, poco antes de la clausura del festival. Además de la visión panorámica, queremos preguntar a Lorea Bilbao por su experiencia personal y el contacto directo con el público y los asistentes al Smithsonian Folklife Festival 2016.
Tras unos primeros días con presencia de la consejera Arantxa Tapia y de los diputados generales Ramiro González, Unai Rementeria y Markel Olano, al frente de la parte más económica y política el evento, has sido el único alto cargo que ha permanecido trabajando aquí durante todo el festival. Desde esa experiencia más próxima a tierra, qué destacarías de este encuentro.
-El interés mostrado por los visitantes. No hay que olvidar que Washington no es Boise durante el Jaialdi. En Boise los vascos somos conocidos, la mayor parte de la gente que acude al Jaialdi nos conoce. En Boise todos tienen algún vecino vasco, han visitado el Basque Museum de la ciudad, han cenado en el Basque Block o saben del Programa de Estudios Vascos de la Boise State University. El público que ha acudido a Washington son estadounidenses de lugares en los que no hay presencia de comunidades vascas y ha constituido toda una sorpresa su actitud, y percibir y sentir el interés con el que se han acercado a nuestra cultura. Esta ha sido la primera vez en la historia del Smithsonian Folklife Festival en que se ha dado protagonismo a una lengua como el euskera y a su proceso de revitalización y normalización. El euskera ha estado aquí muy presente, hemos dado incluso clases muy básicas de euskera y ha sido emocionante, e inusitado, ver el grado de seguimiento e interés que han despertado. Esto es un folklife festival, de modo que hemos mostrado cómo somos, qué nos hace singulares, nuestras costumbres y tradiciones, las que hemos creado y pergeñado como pueblo a lo largo de la historia, los oficios, la industria y los modos tradicionales, no todos, porque no hubiera sido posible, pero les hemos mostrado las respuestas vascas a la vida, cómo nos hemos desempeñado, los astileros, la caza de la ballena, productos como el queso de Idiazabal, los pimientos de Gernika o Ezpeleta o la sal de Añana, la pelota y los herri-kirolak, el canto, la danza, la música, el bertsolarismo... y los avances que a partir de esa cultura tradicional hemos dado, presentando a Euskadi y los vascos como el pueblo que es, que cultiva la innovación y que agiorna y desea sin complejos dotar a ese pasado del mejor futuro posible.
El encuentro reunió a una amplia representación de la Diáspora vasca de EEUU... En la parte expositora especialmente músicos y cantores como Amuma says No, Noka o Biotzetik, o grupos de baile como los de San Francisco, Chino, Bakersfield, Boise, Elko, Salt Lake City...
-Desde un inicio tuvimos in mente la idea de coordinar y ofrecer un encuentro mancomunado. El verano pasado, camino a su visita a Boise por Jaialdi, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, realizó una parada en Washington DC y firmó el acuerdo de colaboración con el Smithsonian. La labor en torno a este folklife festival dedicado a los vascos viene de antes, pero fue aquel el momento en el que pasó a activarse definitivamente. A partir de ahí todo ha sido una labor coordinada entre las diputaciones forales y el Gobierno Vasco, con la incorporación más reciente del Gobierno de Navarra, todo ello, claro está, junto a la aportación de la Diáspora. La Diáspora se ha sumado, en este sentido, al esfuerzo general que hemos realizado todos. Desde ambas orillas del océano hemos sido capaces de ofrecer un proyecto unido. La Diáspora es embajadora de nuestra cultura y no siempre tenemos ocasión de trabajar conjuntamente, de modo que ha sido hermoso haber podido hacerlo. Me consta, además, que para muchos vasco-americanos ha resultado especialmente significativo y simbólico ver su cultura en lugares tan emblemáticos de este país. Han sido días que nos han aportado momentos que seguramente muchos nunca olvidaremos.