A la jornada están invitados todos los habitantes del país norteamericano que residen en el País Vasco. De esta manera entrañable y festiva, mediante un encuentro y recibimiento a los canadienses, seguido de una visita al Ayuntamiento y al Museo, y de la plantación frente al Árbol de Gernika que crece en la plaza Antonio Cuesta de un arce rojo, emblema de Canadá, han querido celebrar el hermanamiento firmado hace casi un año. La crónica es de Terry Basterra, en el diario El Correo.
Terry Basterra / Plentzia, Bizkaia. Casi 4.100 kilómetros separan Plentzia de su hermana canadiense de Placentia, localidad con la que comparte nombre pero también tradición marinera y un fuerte arraigo de la cultura vasca. No es casual que ambos lugares se llamen igual. Los expertos sostienen que fueron marineros de este puerto vizcaíno los que dieron el nombre de su pueblo --en aquel entonces Plentzia era Placentia de Butrón-- a su nueva morada. Un lugar al que llegaron persiguiendo a las ballenas.
Sus nexos de unión se hunden cientos de años en la historia, pero desde los gobiernos locales de ambos lugares quieren mantenerlos más vivos que nunca. Por ello el 21 del pasado mes de junio se firmaba oficialmente el hermanamiento entre estas dos localidades costeras y este año se están dando pasos para estrechar aún más sus lazos.
Una de estas citas que hacen el océano Atlántico más pequeño tendrá lugar este mismo sábado. Plentzia ha organizado una jornada de encuentro a la que están invitados todos los canadienses residentes en Bizkaia y el País Vasco. Comenzará a las 11 horas con un recibimiento a los asistentes, visita a la Casa Consistorial y al Museo y comida de hermandad con el bacalao como protagonista.
Pero antes de que los asistentes se sienten a la mesa se vivirá uno de los momentos especiales del día. A las 13.30 horas se plantará un arce rojo, el emblema arbóreo de Canadá, frente al árbol de Gernika que crece en la plaza Antonio Cuesta.
La fecha elegida para esta jornada, organizada por el Comité de Hermanamiento de Plentzia, no es casual. Juan Goitia, comisionado por el Síndico de Las Encartaciones, dejó constancia escrita en 1726 en la que se detalla que en esta época del año los pescadores de la villa vizcaína se encontraban en Terranova cazando ballenas.
(publicado en El Correo)