diáspora y cultura vasca
02/05/2011
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Boise, EE.UU. El último tramo de la Korrika se celebró en Boise, Idaho, el pasado sábado, 30 de abril, y sirvió como punto final a esta carrera de relevos en apoyo al euskera que se celebra en el País Vasco cada dos años. Allí, un testigo de madera que porta en su interior un mensaje en favor de la lengua vasca pasa de mano en mano, kilómetro a kilómetro, en una carrera ininterrumpida de dos semanas por los diferentes pueblos del país. En el caso de EEUU, Izaskun Kortazar, Coordinadora de Euskera de NABO y profesora de euskera en la Universidad Estatal de Boise (BSU), sugirió organizar el evento, que ha podido convertirse en realidad de manera exitosa gracias al esfuerzo conjunto de familias y voluntarios individuales, el centro vasco Euzkaldunak de Boise y el cocinero vasco local Jesús Alcelay, entre otros.
La Korrika en Boise llegaba a Boise tras celebraciones similares que tuvieron lugar en San Francisco (California), Mountain Home (Idaho) y Nueva York. Euzkaldunak abrió las puertas del Centro Vasco a las 8 de la mañana, para que la primera tanda pudiera preparar las mesas de inscripción y venta de varios artículos de NABO relacionados con las clases de euskera, como mochilas y botellas de agua.
Mara Davis, la directora del preescolar vasco de Boise Boiseko Ikastola, se ocupó de pintar las caras de los niños con lauburus o ikurriñas, mientras esperaban el comienzo de la Korrika. El dinero recaudado se utilizará para ayudar a los estudiantes norteamericanos de euskera que tras adquirir un cierto nivel, viajan el País Vasco para participar en barnetegis o cursos intensivos en régimen de internado e inmersión lingüística.
La inscripción comenzó a las 9 de la mañana y la Korrika comenzó pasadas las 10. Un total de 118 personas tomaron parte en la carrera, que convierte a la carrera de Boise en la Korrika norteamericana más concurrida. Los estudiantes de Boiseko Ikastola iniciaron los actos con una carrera a relevos simbólica, a la que siguió un discurso del alcalde de Boise, Dave Bieter, y un aurresku ejecutado por Ben Monasterio, miembro del grupo boiseano de baile vasco Oinkari.
Finalizado el aurresku, la Korrika salió del Centro Vasco para realizar un circuito de dos millas (3.5 kilómetros) y retornar al Centro, donde los participantes disfrutaron de talos y platos preparados por Jesús Alcelay, a base de chorizos, verduras, fruta, pastel y refrescos.
Uno de los profesores locales de euskera, Sam Snodgrass, se encargó de sacar fotos y vídeos durante todo el evento para compartir con organizaciones y centros culturales del País Vasco y otros lugares de la Diáspora.
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