diáspora y cultura vasca
01/04/2011
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Elorrio, Bizkaia. El pasado fin de semana las mendocinas Anuska y Maia Uribarrena estuvieron en Euskal Herria por primera vez. Vinieron a conocer el lugar de origen de su familia y tuvieron un guía excepcional, su pariente Francisco Javier Iruarrizaga. Los apellidos de las dos familias son distintos, pero la prueba de su relación se mantiene firme, tan firme como las piedras del caserío Ortuguren de Elorrio, su casa solariega.
Ortuguren es el apellido número 25 de Anuska y Maia, mientras que en la familia de Javier se remonta al número 40. Aunque el apellido se haya escondido tras generaciones de casamientos y nacimientos, el baserri siempre se ha mantenido en poder de la familia originaria, los Ortuguren. Es uno de los pocos casos en Euskal Herria en el que un baserri tan antiguo jamás ha cambiado de manos o se ha vendido fuera de la familia.
"Cuando mi amama me dejó el baserri empecé a mirar en los documentos, testamentos, etc. que se guardaban. Allí estaba todo escrito", explica Javier. Con los datos de esos documentos Iruarrizaga ha realizado un árbol genealógico que se remonta a 1560, y en ellos encontró la pista que le ha llevado hasta sus parientes argentinos.
El mayorazgo y el tonelero de Ollauri
"A causa del mayorazgo Pedro Uribarrena Lasuen (nacido en 1857) se instaló en Ollauri, en La Rioja, donde trabajó haciendo toneles", cuenta Javier. Un día, Iruarrizaga fue a conocer a la familia de Ollauri, y ellos le contaron que uno de los hijos de Pedro, Dimas, se fue a la Argentina. Tirando del hilo, en 2005 Javier contactó con el mendocino Pedro Uribarrena, padre de Anuska y Maia. Ambos han mantenido el contacto, claro. Ultimamente hablan a través de Skype.
"Pedro sabía que su apellido era vasco, pero no tenía más información sobre sus antepasados", comenta Javier. En Argentina, la familia mantiene relación con el mundo euskaldun: Pedro tiene amigos en la Euskal Etxea mendocina;y curiosamente Anuska tiene un novio vasco argentino, de apellido Irañeta. "Pero las chicas no sabían nada sobre Euskal Herria, y se han quedado impresionadas", explica Javier.
Historia viva
Durante los días de estancia en Euskal Herria Anuska y Maia han podido conocer a su familia y visitar algunas localidades como Elorrio y Gernika. En ésta última, visitaron la Casa de Juntas y el Arbol de Gernika. Vuelven a casa con un gran fardo de documentos que les ha regalado Javier. Allí está la historia de su familia.
Pero estos días, quizá han recibido un regalo aún mejor: el convertirse en parte de la historia viva de una familia con más de cinco siglos. Y como miembros de la familia, Javier asegura que siempre tendrán abiertas las puertas de Ortuguren.
Legado familiar
"Nuestra amama mantuvo firme el legado de la familia y yo quiero seguir por ese camino. Incluso tenía una makila (vara de mando tradicional), que me entregó con el encargo de mantener el nombre de Ortuguren. Ella siempre decía 'nuestro baserri' y yo le respondía que no, que era 'su baserri'. Pero es verdad, los vascos siempre decimos nuestro baserri, porque pertenece a la familia", comenta.
Iruarrizaga ha invertido mucho esfuerzo y dinero en la renovación del baserri, que luce imponente frente al monte Anboto, en Agiñeta. Están orgullosos de haberlo mantenido generación tras generación. "Queremos que sea un punto de encuentro para toda la familia. Anuska y Maia ya saben que cuando vengan de Argentina siempre tendrán una casa aquí", concluye.
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