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La Basílica de Arantzazu celebra mañana las Bodas de Oro de su inauguración y del traslado de la Vírgen

29/08/2005

El obispo Carlos Anasagasti bendijo solemnemente la nueva basílica a las 11.00 de la mañana del 30 de agosto de 1.955 (foto Arantzazu)
El obispo Carlos Anasagasti bendijo solemnemente la nueva basílica a las 11.00 de la mañana del 30 de agosto de 1.955 (foto Arantzazu)

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Mañana martes, 30 de agosto, se cumplirán 50 años de la inauguración de la Basílica de Arantzazu. Las bodas de oro del Santuario llegan con un año de retraso pues la inauguración de la nueva Basílica también tuvo lugar un año más tarde de lo inicialmente previsto, debido al retraso sufrido por las obras. El historiador franciscano Manolo Pagola recopila las crónicas que narran el magno acontecimiento de la inauguración con traslado de la Vírgen en multitudinaria procesión. Kepa Oliden lo cuenta en El Diario Vasco.
«El 30 de agosto de 1955, a las once de la mañana, el Obispo franciscano bermeano, Monseñor Carlos Anasagasti, procedió a la solemne bendición de la Basílica», relata el historiador franciscano Manolo Pagola en el último número de la revista Arantzazu. Según su relato, le asistían en la ceremonia Fray Carlos Gastesi, nuevo Guardián de Arantzazu, y Fray Pedro Aranguren, Custodio de la Provincia y Guardián de Arantzazu hasta hacía un par de semanas, a quien correspondió impulsar el concurso de anteproyectos de la Basílica y su posterior realización, sobre todo desde la desaparición del provincial Fray Pablo Lete. Estaban presentes allí el Definitorio o Consejo provincial, los miembros de la Comisión pro nueva Basílica, los arquitectos Oiza y Laorga, los aparejadores y técnicos que habían ejecutado el proyecto, la numerosa comunidad de Arantzazu, los colegiales o pequeños seminaristas, y numeroso público que abarrotaba la escalinata y alrededores, y que había acudido no sólo de Oñati sino también de Donostia, Mondragón, de Berriz, Zaldibar y Mallabia. Se hicieron presentes también muchos párrocos, sobre todo de Gipuzkoa, pero también de Bizkaia, entre ellos el cabildo de Begoña, en representación de la basílica de Begoña.

El cronista contó diecisiete turismos --una cifra ridícula para los estándares actuales--, diecinueve autobuses, más seis autobuses de «La Oñatiarra». En total, unas 1.200 personas.

Máxima expectación

«La expectación era máxima cuando Monseñor Anasagasti se plantó ante las puertas de Chillida y comenzó a orar con las preces del ritual. Una vez que roció con agua bendita los muros de la Basílica por dentro y por fuera, los fieles llenos de gozo fueron cruzando las puertas de Chillida y llenando la Basílica recién inaugurada» narra la crónica recuperada por Pagola. A continuación los colegiales, la Comunidad religiosa y los sacerdotes bajaron a la Cripta para trasladar el Santísimo Sacramento en solemne procesión a la Basílica. Luego el Provincial Mendía celebró la primera Misa, y predicó Fray Pedro Anasagasti. Pero aquel día, 30 de agosto de 1955, «fue un día muy largo», destaca el franciscano Pagola. «La Virgen de Arantzazu reposaba todavía en la Cripta sobre las andas, acompañada de religiosos que se van turnando. El propósito era trasladarlo para el inicio del solemne Novenario al atardecer».

Solemne procesión

El traslado de la imagen «no era un acto banal, que pudiera realizarse rutinariamente» escribe Pagola. No lo fue, cuando con motivo de las obras, el 13 de julio de 1951, se la trasladó a su camarín provisional. Relataba una crónica de la época: «Llevaban en andas la imagen los religiosos más venerables por su autoridad ex ministros provinciales y Definidores».

A juicio del franciscano Pagola, la traslación «tiene cierto carácter histórico». El autor la equipara con acontecimientos como «cuando fue trasladada a Bidaurreta (Oñati), con motivo del incendio provocado por los liberales, en 1834, o cuando la volvieron a subir doce años más tarde».

Pero a diferencia de aquellos dramáticos eventos, en esta ocasión la traslación «no ocurrió en circunstancias dramáticas, sino gozosas», recuerda Pagola. «La Andra Mari es llevada a su nuevo templo, levantado precisamente porque lo requerían la dignidad de la Virgen de Arantzazu y una mejor prestación de servicios al peregrino».

Se solemnizó, pues, el traslado de la imagen a su nuevo templo. Para la ocasión se organizó una «solemne procesión que se dirige primero desde la Cripta hasta la plazoleta, presidida por el obispo Carlos Anasagasti, acompañado de sus otros dos hermanos franciscanos, Justo y Víctor, entre numerosos devotos que llenan la cripta, escalinata, plazoleta y zonas adyacentes.

Apertura del Año Jubilar

Avanzan junto a la venerable imagen numerosos oficiantes con capas blancas y azules, unos con cetros, otros con velas encendidas. Hay profusión de acólitos con ramos de flores y lámparas» relatan las crónicas.

Las mujeres «marchan detrás de la Virgen. Cerca de la Imagen, representando al Ayuntamiento van el Alcalde de Oñati, Reyes Corcostegui y los Concejales Antonio Uriarte y Juan Altube».

Una vez que la procesión alcanzó la Basílica, comenzó el Novenario. Se rezó el rosario. Se cantó la «Benedicta», presidida por el Obispo franciscano misionero.

Al término del canto de la «Benedicta» el padre Nicolás Lecuona, Guardián del Santuario de Copacabana (Bolivia), «predicó en castellano motivando a los devotos a la celebración de la Novena».

Con la inauguración de la basílica se abrió el Año Jubilar, que se cerraría el día de la Patrona, el 9 de agosto de 1956. El organizador de los actos jubilares fue José Agustín Elustondo.

(publicado el 28-08-2005 en El Diario Vasco)


Enlaces relacionados

Arantzazuko Santutegia-Santuario de Arantzazu
www.arantzazu.org


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