Gernika, Bizkaia. La investigadora vasca argentina Alfonsina Leranoz hablará este jueves sobre Néstor Basterretxea. Y es que la exposición "Arturo Acebal Idígoras. Euskadi Argentina", abierta en el Euskal Herria Museoa de Gernika, explora “la historia de los artistas vascos que llevaron la esencia de la cultura de Euskal Herria a lugares tan lejanos como Argentina”, explica la publicidad de la muestra. Acebal Idígoras, junto a otros artistas como el propio Néstor Basterretxea, "fue miembro de una comunidad de creadores vascos exiliados, que mantuvo viva la identidad y el espíritu del pueblo vasco a pesar de la distancia".
La exposición, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 24 noviembre, recupera la figura del artista Acebal Idígoras partiendo del material sobre este trabajado por el historiador de arte Xabier Sáenz de Gorbea. Sonia Rueda, por su parte, ha creado el diseño expositivo y el catálogo; y la hija del propio Acebal Idígoras puso a disposición del Museo documentos inéditos.
Como actividad paralela a la exposición, este jueves 12 de septiembre la investigadora argentina Alfonsina Leranoz ofrecerá la conferencia "Basterretxea en el exilio" dentro del ciclo "Basterretxea 3 taupada". La conferencia tiene el objetivo de invitar a reflexionar sobre la influencia del exilio en los artistas. Aunque la muestra ya se encuentra abierta en el Museo, desde mediados de septiembre hasta noviembre ofrece asimismo visitas guiadas. Para participar en la conferencia es necesaria la reserva previa al teléfono 946255451 o al e-mail euskalherriamuseoa@bizkaia.eus.
Arturo Acebal Idígoras
Arturo Acebal Idígoras nació en 1912, en la localidad de Tres Algarrobos, provincia de Buenos Aires, Argentina, pero con siete años retornó con su familia a Euskal Herria, más concretamente a Bilbao, donde practicó, además de la escultura, el arte pictórico y la cerámica. Fue la Guerra Civil española la que le obligó a volver a Argentina, esta vez con carácter de exiliado.
Luego de once años en el país austral, en 1948 retornó a Bilbao y posteriormente cosechó un gran número de éxitos en exposiciones y museos, tanto de España como de América. Falleció a los 65 años de edad, dejando un estilo personal e innovador que le llevó a ser considerado como uno de los mejores ceramistas vascos.