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La arena de la playa donostiarra de Ondarreta guarda los restos de una nasa pesquera de origen medieval, cuyo origen se remontaría al menos al siglo XII (en Gara)

27/04/2005

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[Setecientos años de historia; Las primeras noticias sobre la existencia de esta estructura se remontan al siglo XII y existe constancia de que estuvo en funcionamiento al menos hasta la segunda mitad del siglo XVIII]

Donostia-San Sebastián. En los últimos años, buena parte de la playa de Ondarreta aparece cubierta de piedras. En un intento de evitar las incomodidades que esto genera durante la temporada de baños, el Ayuntamiento de Donostia ha encargado a una empresa trabajos de cierta envergadura. Como quiera que en la playa se encuentran parte de los restos de la antigua cárcel, estos trabajos cuentan con un control arqueológico a cargo de Aranzadi. Y es ahí donde ha saltado la sorpresa, porque, además de restos de la prisión, como era previsible, han aparecido también los de una nasa pesquera cuya existencia se remonta a la Edad Media.

Hasta ahora, en marea baja, en la playa de Ondarreta quedaban al descubierto los restos de la antigua cárcel y unos pilotes de madera alineados que algunos identificaban con un primitivo muro de costa y otros, con el soporte de un pequeño tren construido hace cien años para transportar la piedra de una cercana cantera. El equipo de Aranzadi que realiza el control arqueológico de los trabajos de Ondarreta, que ya desde 2003 «seguía la pista» a estos pilotes, ha podido comprobar ahora que, en realidad, son los restos de una nasa pesquera cuya existencia está documentada ya en el siglo XII.

Jesús Manuel Pérez y Xabier Alberdi, miembros del equipo de Aranzadi, explican que los pilotes, alineados de dos en dos, constituyen una estructura de unos cien metros de longitud, en forma de uve, abierta hacia la bahía. El espacio entre pilote y pilote se cerraba con unas estructuras de madera ligeras y, en el vértice o boca de la estructura, que estaría situada justo donde antiguamente desembocaba la regata Konporta, se colocaba una red.

Hasta ahora han aparecido un total de 32 pilotes, los cuatro últimos, ayer mismo, por la mañana. Los miembros de Aranzadi, de momento, sólo cuentan con una datación de carbono 14, según la cual los restos serían del siglo XVIII, aunque la documentación testimonia que la nasa de Ondarreta existía ya en el siglo XII.

Al respecto, Xabier Alberdi explica que «estos pilotes, a pesar de ser de una madera resistente, como es el roble, estaban sometidos a las condiciones extremas que impone la mar, por lo que no durarían mucho más de treinta años; de ahí que la renovación de la nasa tuviese que ser constante».

Las primeras noticias sobre esta nasa se remontan al siglo XII. «Cuando el Monasterio de San Sebastián el Antiguo pasa a depender de Leire, se hace un inventario de sus bienes en el que aparece citada la nasa, es decir, que era una explotación pesquera de carácter, digamos, señorial», indica Alberdi. Poco después se funda la villa de San Sebastián, que, en algún momento de la Edad Media, se hizo con los derechos sobre esa explotación. «Ya para el siglo XV, es la villa la que ostenta el monopolio de la pesca en la Concha, el Urumea, la Zurriola e incluso Pasaia, y este monopolio incluía la nasa, cuya explotación se arrendaba». A principios del siglo XIX, las leyes liberales hacen que este tipo de monopolios desaparezcan, y ése debió ser el fin de la nasa. «De hecho, la datación que poseemos es de la segunda mitad del siglo XVIII, lo que es coherente con el desarrollo histórico de este tipo de estructuras», señala Xabier Alberdi.

Estas nasas fueron muy corrientes en los ríos. En la mar, sin embargo, la de Ondarreta puede ser la primera hallada en el Cantábrico y, desde luego, «la primera estudiada con metodología arqueológica, pues los acercamientos al tema se han realizado hasta hoy sobre todo desde la etnografía», advierte Jesús Manuel Pérez.

Con la toma de nuevas muestras de los pilotes, el equipo de Aranzadi dio ayer por terminado el trabajo de campo. El estudio continuará ahora en laboratorios y archivos.


LA CÁRCEL, SÍMBOLO DE SUFRIMIENTO Y REPRESIÓN

M.A./Donostia-San Sebastián. La cárcel de Ondarreta es símbolo de sufrimiento y represión. El episodio más luctuoso asociado a este edificio es sin duda el que tuvo lugar en 1936, cuando los franquistas hicieron una saca de casi doscientas personas que posteriormente serían fusiladas en el cementerio de Hernani.

Las excavadoras que remueven la arena estos días en Ondarreta han removido también la memoria, y el Ayuntamiento tiene intención de colocar alguna placa en la zona que dé testimonio de aquellos hechos. Al respecto, Xabier Alberdi explica que el valor de los restos de la cárcel es sobre todo «moral», porque, desde un punto de vista patrimonial, su interés es muy limitado.

Cabe señalar que el grueso de los restos de la cárcel, construida en 1886 y demolida en 1949, permanece aún bajo el paseo y los jardines de Ondarreta. Las estructuras que afloraban en la playa y ahora han sido desmanteladas no eran sino los cimientos de un muro que rodeaba al edificio y, eso sí, se hundía en la arena tres metros, para evitar fugas a través de túneles. «Aparte de los cimientos del muro, sólo hemos encontrado monedas de las últimas décadas, de las que se nos pierden de vez en cuando en la playa. Así es que la información que nos han proporcionado los restos de la cárcel ha sido escasa».

Otro tanto cabe decir de los restos de un muro de costa construido en 1872 para afianzar el terreno sobre el que se emplazó el campo de maniobras militares que sustituyó al primitivo, que ocupaba lo que hoy es Alderdi Eder.

(publicado el 27-04-2005 en Gara)


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