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Joseba Aramayo, vasco argentino pucelano: "Quisiera felicitar a todas las euskal etxeas del mundo y pedirles que perseveren"

13/05/2016

Joseba Aramayo Lazcano sigue cultivando su faceta de percusionista y toca el bombo leguero argentino (foto EuskalKultura.com)
Joseba Aramayo Lazcano sigue cultivando su faceta de percusionista y toca el bombo leguero argentino (foto EuskalKultura.com)

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Localizamos a Joseba Aramayo en Valladolid. Integrante de la diáspora vasca, fue futbolista y masajista, además de músico y percusionista. Ante la pregunta de ¿vasco o español? se ha solido definir como "un vasco argentino castellanizado".

Joseba Etxarri. 'José Antonio Aramayo' reza su carné de identidad, aunque en su círculo más cercano le llaman Joseba. Nació en Ondarroa en el 44, pero con apenas cuatro años su familia emigró a La Plata, a la vera de cuyo centro vasco creció, siendo como sus dos hermanos dantzari, y además txistulari. En lo deportivo, inició como portero en Argentina una carrera futbolística que, al tomar a los 23 años el barco de vuelta para realizar el servicio militar en España, pudo trasladar a la competición española, donde recaló en equipos como el Alavés, el Mirandés, el Real Valladolid, el Almería y el Rayo Vallecano. Su retiro a los 32 años como futbolista dio paso a su carrera como fisioterapeuta y masajista, de la que se jubiló en 2011 tras dos años en el Deportivo de La Coruña y 32 en el Real Valladolid. Es integrante desde su comienzo del Centro Vasco Gure Txoko de la capital pucelense, adonde suele invitar a comer a sus amigos de la plantilla del Valladolid. Dicen que borda el marmitako.

Padre vizcaíno de Ondarroa, madre guipuzcoana de Aizarnazabal, emigras con tu familia siendo niño a Argentina.

-Hicimos la travesía en barco, en febrero de 1948. Al parecer yo no estaba por la labor y ante mis quejas mi padre me decía con humor, "calla y sigue remando". Viajamos mi hermano mayor, Iñaki, y yo mismo. Mi madre estaba de siete meses y la tercera de los hermanos, Beatriz Ester, nació al poco en La Plata. Euzko Etxea de La Plata se había fundado hacía poco, el mismo año en que yo nací, y nada más llegar ofrecieron a mis padres hacerse cargo del restaurante. De modo que crecimos en el seno de la institución; en relación a lo vasco, bailábamos, jugábamos, comíamos y hacíamos vida como en Euskadi, pero a algo más de diez mil kilómetros de Ondarroa.

En La Plata también te inicias como percusionista y debutas como portero en fútbol.

-Me gusta la música y toqué en orquestas desde joven, en varios conjuntos. Poco antes de venir entré en una orquesta grande de salsa en la que estuve hasta un mes antes de salir para España, en 1967. Como portero, jugué en el Estudiantes, pasé a la liga amateur platense y estuve asimismo en el Club Atenas, en la selección platense, hasta que con un amigo crucé el charco. Tenía que hacer la mili y el ejército te pagaba el viaje en barco. A mis padres no les hizo gracia la idea, pero quería probar fortuna acá, si no como músico, como futbolista, para al cabo de unos años volver. Finalmente hice la mili en Vitoria y me cogieron en el Alavés. Estuve dos temporadas con ellos, del 68 al 70.

Ahí entrenas con Puskas y pasarás por el Mirandés, el Real Valladolid, Almería y el Rayo Vallecano. En el 77 decides finalizar tu carrera como futbolista y comienza la de masajista: dos años en el Depor y 32 en el Real Valladolid. Valladolid es la ciudad en que te asientas y formas familia.

-Así es. Me casé cuando dejé el Rayo, en el 76. Mi mujer es ondarresa y aunque vivimos en Valladolid, mis dos hijos hablan perfectamente euskera, siempre lo hacen con su madre, de modo que se sienten a gusto cuando vamos al País Vasco. También mantengo mi relación con La Plata, donde viven mis dos hermanos, cuatro sobrinos y varios sobrinos nietos y me gusta, si es posible una vez cada dos años, hacerles una visita. Euzko Etxea de La Plata sigue siendo para mí como mi casa.

En Valladolid, tú y tu familia formáis parte activa del Centro Vasco Gure Txoko.

-Desde luego. He sido lehendakari o miembro de la Junta hasta hace bien poco y sigo participando de sus salidas, conciertos y otras actividades. Para los vascos de Valladolid, haber sido capaces de montar el centro y poder contar con Gure Txoko constituye todo un orgullo. Yo suelo ir dos o tres veces por semana, a veces con compañeros del Valladolid que me llaman para montar comidas, en ocasiones con toda la plantilla. Si es para 40 o 50 me ayuda mi señora. No es difícil preparar un buen marmitako, acompañado por ejemplo de chuletones de carne, argentina, desde luego. Me gusta ser buen anfitrión.

Sé que sigues regularmente las noticias de la Diáspora.

-Me siento partícipe de la Diáspora y estoy orgulloso de pertenecer a ella. Leo habitualmente EuskalKultura.com y os estoy muy agradecido por llegar cada día a mi casa y mantenerme siempre informado: Me congratula ver la gran actividad que desarrollan las colectividades vascas en el mundo. Pienso en Euzko Etxea de La Plata, cuatro generaciones manteniendo viva la llama de lo vasco... Creo que hay pocas nacionalidades que tienen el tesón y la fuerza para cultivar, preservar y difundir su cultura como hacen los vascos. Siento una gran alegría al saber de sus realizaciones y me gustaría pedirles que perseveren y enviar desde aquí una felicitación a todas las euskal etxeas del mundo.



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