Stephen Heyman. En 2007 Jean Louis Iratzoki, un diseñador industrial francés, abrió un estudio en una cabaña de madera alejada de la ciudad, en las estribaciones de los Pirineos. Pero ahora su “refugio” minimalista se ha convertido en un inesperado epicentro de creatividad para la producción industrial en las dos vertientes del País Vasco, la francesa y la española.
En la feria de diseño Maison & Objet del año pasado, Iratzoki fue elogiado por diseñar una de las primeras sillas bioplásticas del mundo, elaborada con un polímero de origen vegetal biodegradable.
La silla, de cascarón semicóncavo, nace de la larga colaboración con la empresa vasca de muebles Alki y es tan solo uno de los ejemplos del deseo de Iratzoki, que nació en St. Jean-de-Luz, de convertirse en un embajador de su región.
Hace poco, el diseñador también modernizó la identidad de la marca Cazenave (una empresa chocolatera del País Vasco) y ayudó a diseñar los interiores de un lujoso hotel ecológico en Saubion, al norte de Biarritz.
Este año comenzó a colaborar con otro diseñador vasco de la zona española, Ander Lizaso, con la idea de crear un estudio de diseño inspirado en sus raíces para el País Vasco (tanto del lado francés como español). Los diseñadores ya causaron revuelo con una colección de mesas que combina roble sólido y hierro forjado proveniente de una herrería en Navarra, España.
Esta es una transcripción editada de una conversación con Iratzoki.
¿Qué tradiciones vascas han influenciado tus diseños?
El trabajo, la elaboración, es importante en la cultura vasca. Hay una fuerte tradición agrícola seguida de cerca por la industria, y hay una tendencia hacia productos resistentes y bien hechos de aspecto sobrio. Desde la distancia, eso influye nuestro trabajo. No soy fanático de la ostentación. Además nos apegamos mucho a los procesos tradicionales de fabricación. En nuestros diseños para Alki, jugamos con la memoria histórica y utilizamos procesos tradicionales como la talla en madera, el hierro forjado o el castaño trenzado.
¿Por qué decidiste trabajar en un estudio en el bosque?
El concepto de cabaña del estudio y su ubicación fueron pensados para crear un espacio que estuviera un poco apartado del mundo, una especie de retiro desde donde pudiera trabajar cómodamente y crear en tranquilidad. Creo que esto nos permite un poco de serenidad y nos asegura muy pocos visitantes.
¿Usaste algún material especial para diseñar la cabaña?
El material más excepcional sería la madera que se usó en el exterior. Mi padre trajo estas hermosas placas de madera de un edificio de hace 50 años y las utilizó para un establo. Después, cuando pensé en construir un estudio exactamente en el mismo lugar, decidí que quería usar estas placas tan especiales, de un tipo de madera de pino que crece muy lentamente y que tiene una textura realmente agradable. Además, justo en la entrada hay una enorme piedra que sirve de escalón para entrar a la cabaña, que se alza 25 centímetros por encima del suelo. La encontramos en la zona y la usamos tal como estaba, sin ninguna modificación.
Como diseñador vasco, ¿crees que es importante que tu trabajo conecte el lado francés y el lado español del País Vasco?
Tanto para mi socio Ander como para mí, esa frontera no existe. La cruzamos todos los días. Hablamos euskera, además de español y francés. Trabajamos en el sur y norte del País Vasco. Claro está que los productos que diseñamos llegan a lugares más lejanos; pueden exhibirse en Milán, Colonia o Chicago.
(publicado por el New York Times)