diáspora y cultura vasca
02/07/2012
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Iratxe Gómez/Bilbao, Bizkaia. En EE UU hay 43 'euskal etxeak', todas ellas independientes entre sí. Pero existe un organismo que plantea proyectos comunes y busca su unión, bajo el nombre de NABO (North American Basque Organization). La coordinadora de euskera de esta institución es Izaskun Kortazar, una bilbaína que hace nueve años se mudó a EE UU pensando que volvería al de doce meses. Su estancia se alargó más de lo que había pensado. En este periodo ha ampliado su currículo, siempre orientado al área de la educación, y se ha adaptado al estilo de vida de Idaho, un estado con unos 20.000 descendientes de vascos.
El futuro de esta vasca se ha fraguado paso a paso. Empezó la carrera de Arquitectura y a los dos años decidió que su vocación era la Filología Vasca, que estudió en Vitoria. Al obtener el título regresó a Bilbao para emprender un nuevo proyecto, sacar la diplomatura de Magisterio. Un objetivo que alcanzó al mismo tiempo que daba clases en un euskaltegi en la capital alavesa. Pero el último año de la carrera regresó a su ciudad natal para hacer unas prácticas semestrales. Y ya con los estudios acabados, optó por veranear en Escocia y así perfeccionar su inglés. «Fui a trabajar a un restaurante. Con este eran tres los veranos que pasé en Inglaterra».
Pero ella había echado el ojo a Estados Unidos, así que no se desanimó y todo el verano estuvo buscando trabajo y convenio de becas en Norteamérica. De siete posibles candidaturas, la escogieron en tres de ellas. «Descarté la de auxiliar de español en Inglaterra. Un semestre en 2003 me dediqué a dar clases de español en USA, y al finalizar este periodo empecé de profesora en una ikastola en Idaho». Al año se le acabó el visado y tenía que abandonar el país, así que optó por hacer un master en Literatura Española para prolongar su estancia cuatro años.
No todo fue tan fácil. Al acabar el master tenía que encontrar una empresa o institución que le contratara para no regresar a casa. «Después de un año la empresa te tiene que pagar el visado si quieren contratarte. Una universidad sí tiene potencial para hacerse cargo, pero una escuela normal no. Resultaba cara con respecto a un americano». Dejó su trabajo en la ikastola para entrar a formar parte del profesorado de la Universidad de Boise, donde imparte clases de español desde hace seis años.
Ya se siente integrada tras nueve años en el país. Así que ha pasado de veranear dos y tres meses en Bilbao a hacerlo en dos semanas. «Me he casado, me he comprado casa aquí y tengo dos perros. Además, doy cursos de euskera», relata. Su plan inicial no era ese. «Pensaba venir un año para perfeccionar el inglés. Tenía planes de irme a Brasil y aprender portugués. Pero es cierto que lleva mucho esfuerzo encontrar un trabajo legal en el extranjero». Ella ha tenido suerte y el español es una lengua con proyección en Estados Unidos. «Existe mucha inmigración y cada vez se necesitan más médicos y abogados que hablen este idioma».
De hecho, en EE UU hay empleos en los que se exige el español, como el de asistenta social. Y, aunque hay menos problema con el trabajo que en España, el paro allí ha subido en los últimos años. «Y el primer idioma que te abre las puertas al trabajo es el español», explica Kortazar. El interés sobre la cultura española depende de la persona con la que te cruces. «Aquí hay de todo. Pero se limita mucho el conocimiento de otras culturas porque las noticias internacionales son mínimas. Eso facilita el aislamiento». Sin embargo, los estudiantes a los que ella da clase están «obsesionados» con España. Tienen el país idealizado. Y es que en la ciudad de Boise la cultura vasca es la más fuerte y popular.
Estilos de vida
En EE UU no se puede generalizar porque abunda la diversidad de pensamientos y estilos de vida. Unas diferencias que se acrecientan entre las ciudades y los pueblos. Y no digamos si dirigimos la mirada hacia un sentido u otro del país. «En el oeste todo está más aislado porque las distancias son más largas y se respira más tranquilidad. Las poblaciones son muy pequeñas en comparación a la superficie de territorio. Mientras que el este del país es como Europa».
En Idaho Kortazar ha encontrado la felicidad, a pesar de que hay aspectos culturales que aún no asimila. «Me cuesta adaptarme a que todo el mundo tenga prisa. Todas las relaciones se basan en la inmediatez. Tienen metida la prisa en la cabeza. Cualquier estadounidense es como un 'hiperactivo' en Euskadi». Puede haber varias explicaciones para este acelerado ritmo de vida. La mayoría de la población en Idaho vive en casas, que acarrean más trabajo que un piso. La gente suele casarse muy joven y con 20 años ya tienen hijos.
Pero si hay algo que le choca a esta vasca es el sistema capitalista estadounidense. «Aquí todo se mide por dinero. Si hay un incendio se habla de cuánto van a costar los daños, no del sufrimiento de las víctimas. Y no tienes derecho a estar enfermo porque los precios por acudir al médico son desorbitados. Un robo», protesta. A pesar de los contras, Kortazar no cambiaría nada de lo que ha conseguido. «Estoy feliz, pero estoy abierta a lo que salga. Cada dos meses me preguntan qué voy a hacer. Pero no sé lo que me depara el futuro. No me cierro a nada. Yo firmaría vivir cada dos años en un sitio diferente».
«Idaho es muy asequible»
Hay una gran diferencia entre escoger vivir en Idaho y hacerlo en California. En este último estado, si no tienes un buen trabajo es como tener una soga al cuello. «Idaho es muy asequible», asegura Izaskun Kortazar. El sueldo medio es de 45.000 euros al año y la cesta de la compra es «más llevadera», así como comprar una casa. Aunque tampoco todo es idílico. La universidad es más cara en EE UU que en Europa y coger un avión también.
Eso sí, la población es generosa y creativa. Pero si destacan por algo es por su actividad. «Boise es un buen lugar para practicar deporte. Se anda mucho en bici, se desciende por el río. Y en los parques existen canchas de tenis gratis».
En Idaho todo el mundo tiene una afición. Desde quienes plantan una huerta en su jardín a los que practican yoga caliente. «Es una nueva modalidad que se ha puesto muy de moda y se lleva a cabo a 45 grados de temperatura». Otra opción es disfrutar de la naturaleza a través de la pesca y la caza. «Hay campings públicos en todas las esquinas. Y Idaho posee la mayor concentración de aguas termales».
(publicado el 01-07-2012 en El Correo)
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