diáspora y cultura vasca
27/12/2010
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Buenos Aires, Argentina. Como la mayoría de los jóvenes que llegaron al pueblo de Macachín a participar del primer curso intensivo del programa 'Argentinan Euskaraz' Irene López de Vicuña no sabía con certeza a dónde la llevaría ese camino que recién iniciaba. Hoy, transcurridos ya los primeros veinte años del proyecto, cuenta con una trayectoria respetable. Se ha desempeñado como profesora de euskera en distintas euskal etxeas, también en 'Argentinan Euskaraz'; se ha ocupado por largo tiempo de la labor administrativa de Eusko Kultur Etxea-Eusketxe; y en las dos ocasiones en que ha viajado a Euskal Herria lo ha hecho, como euskaldun que es, 'a casa', nire aitaren etxera.
-¿Desde qué euskal etxea asististe al primer barnetegi de Macachín?
Fui en nombre de Euskaltzaleak. En ese momento era socia de Euskaltzaleak y había comenzado a estudiar euskera en 1989. En ese entonces ya estaba trabajando también en Eusko Kultur Etxea.
-¿Cuál era en tonces la situación del euskera en la institución?
Desde hacía tiempo había en el centro Laurak Bat un grupo euskaltzale. Había una institución creada especialmente con el objetivo de enseñar y difundir la lengua vasca –Euskaltzaleak– y se daban clases todos los sábados. En aquella época había dos profesores argentinos y dos euskaldunas, Begoña e Itziar si mal no recuerdo, que vivían acá. Estas últimas estaban a cargo de los grupos más avanzados. Y aunque hacían un gran esfuerzo se les hacía muy difícil avanzar. Por un lado, nos juntábamos sólo dos horas por semana y no era suficiente, esa periodicidad no ayudaba mucho. Por otro lado, el material también era escaso y poco actualizado. A esto se le puede agregar que fuera del contexto de la clase, la actitud de los hispanohablantes no era muy estimulante. Era un milagro encontrar a alguien que te animara en el proceso de aprendizaje. De hecho, cuando comencé a estudiar en la euskal etxea la gente me decía que jamás aprendería, que no podría, que hablar euskera era imposible, y cosas así. Fui a clase un par de meses y por un momento llegué a pensar que acaso esa gente tenía razón. Por eso cuando me ofrecieron asistir al curso de Macachín no tardé en aceptar la oferta.
-Por lo que contás, tenías algunos conocimientos previos…
Sabía algunos saludos pero poco más. Mirado desde la actualidad, ¡diría que no sabía nada!
-¿Cómo eran aquellos barnetegis de tres meses a los que asististe como alumna?
Fue una experiencia muy fuerte. Para empezar, siendo porteña tener que pasar tres meses en un pueblo tan pequeño daba miedo. Pero por otro lado, tuve mucha suerte porque fui con un amigo que actualmente vive en Euskal Herria y fue con él con quien casi como un juego, empezamos a dialogar en euskera. A medida que fueron pasando los días fui conociendo a los otros compañeros y compañeras y las relaciones que construimos en aquel momento se han mantenido fuertes, en algunos casos pese a la distancia.
-Concluido el primer barnetegi de 1990 la mayoría de ustedes comenzó a dar clases en su centro vasco, ¿cómo fue esa experiencia?
Tan pronto como volvimos del curso teníamos que comenzar a enseñar y así lo hicimos. Fue difícil porque nos sentíamos muy limitados. Por un lado, sabíamos que nos faltaba mucho en lo que tenía que ver con el euskera y además, si bien dentro del grupo había quienes eran profesores o maestros, en mi caso yo no tenía esos estudios, no era profesora y fue esa situación puntual la que me empujó a convertirme en profesora. De todas formas, en seguida se nos preparó también en ese sentido y además la ayuda de mis compañeros para mí fue esencial.
-¿Cuál ha sido tu recorrido posterior por el mundo del euskera?
He dado clases en varias euskal etxeas e incluso en los barnetegis organizados en el marco del programa 'Argentinan Euskaraz'. Además, he dado charlas sobre el euskera y he participado en congresos. He tenido la oportunidad de entrevistar hace unos 16 años a Fermín Muguruza y a Bernardo Atxaga para una revista bilingüe que publicábamos en esa época y he viajado dos veces a Euskal Herria con el objetivo de mejorar y mantener el euskera. Los viajes me dieron la posibilidad de conocer a muchos euskaldunes con quien tengo relaciones muy estrechas y enriquecedoras.
-Además de las clases, ¿realizás otras actividades en la euskal etxea?
Este año, además de las clases, con un grupo de alumnos organizamos un ciclo de cine. Cada quince días proyectábamos una película en euskera subtitulada en castellano. De esta manera los alumnos podían escuchar el euskera fuera del contexto de la clase, y los que no eran alumnos, conocer el sonido de la lengua de Euskal Herria.
-Después de veinte años, ¿qué balance realizás del proyecto?
El balance es sin duda positivo. Euskal Herria es el pueblo del euskera, eso todos lo sabemos, pero yo iría más allá... yo creo que no se puede conocer Euskal Herria en toda su dimensión si no se conoce su lengua.
Un gran profesora pero sobre todo una gran persona, una vaska de palabra.
Dolores, 18/02/2011 04:38
comparto, espero volver a encontrarla cuando retome mis clases de euskera. Aupa Irene !!
mikel, 02/02/2011 17:43
Una vasca de verdad. Combativa, con un conocimiento profundo de Euskal Herria, comprometida. Un verdadero ejemplo para los diasporeros que trabajan por una Euskal Herria independiente.
Iñaki, 27/12/2010 20:23
hermosa nota!! un orgullo tener a irene de profesora.
Fátima Soliz Eceiza, 27/12/2010 13:44
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